Enamorada del Villano

Capítulo 5

Nota rápida: los días de actualización serán los lunes. 💘

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Liz

—Mierda—comenta Raven.

Está intentando abrir la cerradura de la habitación de Jake con unos invisibles.

—¿Esto es seguro?—lo indago.

—Sí, las probabilidades de ir a la cárcel son pocas.

Abro lo ojos.

—Tranquila, solo entramos, tomamos el regalo y lo cambiamos por este—comenta James, mostrando la caja.

Me sorprende que solo haya transcurrido un día desde que le conté lo que me había confesado Celina, y hoy tiene un reemplazo para aquel regalo. Eso es actuar rápido.

Raven se pone de pie y abre la puerta sin ningún esfuerzo.

—Años de escapar de casa para ir a fiestas sirvieron de algo.

—Seguro que sí—responde James con desdén, posicionándose en el umbral. Le da una mirada a Raven—. Vigila la puerta.

Pone los ojos en blanco.

—Como diga, jefe.

James termina de adentrarse a la habitación y lo sigo. Es entonces cuando Raven cierra la puerta.

—¿Y esa actitud de tirano?—Ha comenzado a rebuscar en el armario cuando le hago la pregunta, mientras tanto sigo parada en la entrada, mirandolo con los brazos cruzados.

—Nervios, lo siento mucho—expresa, revisando los cajones de Jake.

James nunca demuestra fisicamente los nervios. Puede ser una catarata de emociones por dentro pero por fuera pura parsimonia. Eso hasta que explota, y creánme, he visto cuando colapsa, no es agradable. Varia en dos emociones; la ira o la tristeza. En el primer caso te intimida y en el segundo, busca que lo abraces hasta que se calme la ola de pensamientos.

Bufo y me acerco a los sacos que se encuentran colgados. Nunca pensé que una persona podría tener más o incluso igual cantidad de sacos que mi amigo, debe ser algo que les enseñan a los Foster de pequeños.

Reviso uno azul y otro negro, los bolsillos se encuentran vacíos. Ni siquiera una moneda.

La ropa de Celina se encuentra en el armario de la habitación de la misma, pues no duermen en la misma cama.

—¿No es extraño que no compartan habitación?—le hablo a James.

No quiero revisar las cosas de  otra persona en silencio, me hace sentir incómoda. Si es que la situación ya no ha llegado a la cumbre de la locura.

Él frunce el ceño.

—Supongo que Celina prefiere esperar al matrimonio.

—¿Y qué hay de él?

Ríe.

—Mi hermano no es virgen, te lo aseguro—comenta, meneando la cabeza como si lo que acabo de decir es una completa desfachatez—. En serio, mi habitación estuvo toda la vida junto a la de él, podía escuchar…

Abro los ojos, sorprendida.

—Mucha información—lo interrumpo—.Gracias.

Se encoge de hombros.

—Es mi historia de vida, no entiendo porque la censuras—Hace un puchero.

En ocasiones es tierno, pero sé que cuando quiere, se transforma en un hielo frío. Hasta el momento, desde que lo conozco, nunca se ha comportado distante conmigo. Sin embargo, he visto como en numerables ocasiones suele colocar una pared entre él y su hermano.

Desde luego que sería lindo que este hombre tuviera un punto medio pero lo quiero de igual forma.

—No la estoy censurando, solo no quiero hablar de ello.

Tomo otro saco y lo reviso. Nada de nada.

¿Dónde puede estar? ¿Qué tan difícil puede resultar conseguir un collar? Excepto que se lo haya entregado antes, debería de estar por aquí.

—¡Jake!—Oímos exclamar a Raven del otro lado de la puerta—. ¿¡Qué andas haciendo por aquí?!

Compartimos una mirada de alerta pura. Mis manos comienzan a temblar y millones de pensamiento corren por mi cabeza. Un reloj imaginario se instala sobre nosotros mientras Jake está a unos pocos metros de distancia hablando con Raven. Hay que actuar y hay que hacerlo rápido.

De lo contrario, las cosas saldrán mal. Acabo de tener un flash sobre eso; su hermano nos descubre y se baten a duelo por Celina. James pierde y  yo creo que es buen momento para confesarle mis sentimientos, sin embargo, él me rechaza. Allí me mudo al Caribe y cambio mi nombre a Guillermina Flores. Termino casada con un surfista retirado de sesenta años y tengo un hijo que me odia.

O algo como eso.

Por suerte, a James se le enciende la bombilla.

—Debajo de la cama, ahora—ordena y le hago caso porque no pensé en un lugar mejor. Es más, ni siquiera pasó por mi cabeza escondernos, es decir, ya me daba por muerta.

Cabemos debajo de la cama a duras penas pero justo antes de que Jake abra la puerta.

—¿En serio es tu habitación?—oigo la voz de Raven seguido de un portazo.

El silencio se instala en el ambiente. Pienso por unos segundos que su hermano tiene el presentimiento de que hay algo extraño, como si en el fondo supiera que estamos aquí. En cuanto siento el cuerpo de James tensarse a mi lado, sé que ambos estamos maquinando sobre lo mismo.

Sin embargo no puedo mantener mi mente mucho tiempo despierta. Su respiración está en mi oreja y el costado de nuestros cuerpos tan pegados que apenas alguien podría distinguir dónde empieza uno y termina el otro, ¿Será que estoy en deuda con Jake por entrar en la habitación? Debería agradecer que lo haya hecho, eso seguro.

Es allí, cuando lo oímos decir:

—¿Hola?

Sabe que estamos aquí, no puedo creerlo. Observo a James, él me mira a mí, estamos desconcertados y confusos.

—Sí Kyle, soy yo—vuelve a hablar.

¿Se contesta a sí mismo? Eso no puede ser normal. Justo en aquel momento, James hace un gesto que hace que entre en razón.  El pelinegro hace una seña con el dedo meñique y el gordo, llevándolo a su oreja. Teléfono, ¡Sí! ¡Está hablando por teléfono! Tiene sentido.

Asiento con la cabeza, muy tarde para caer en cuenta que estamos debajo de una cama en un espacio diminuto y un techo tan bajo que hace que me golpeé con una de las vigas que sostienen el mueble.

Llevo la mano al área afectada y no puedo evitar que se me escape un pequeño sonido de queja.



#1115 en Otros
#335 en Humor
#2813 en Novela romántica

En el texto hay: humor romantico, humor amor, humor amistad

Editado: 29.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.