Enamorada del Villano

Capítulo 7 (2/2)

No viví muchas vacaciones a lo largo de mi vida. De hecho, solo fueron dos veranos y ambos en la playa. Estaba bien con ello, considero que la no frecuencia hizo que los recuerdos no fueran desechados por mi mente.

Entre ellos, guardo en mi memoria un día en especial. Aquella mañana que 
juntaba caracolas con mi padre, y por la tarde, hice un hermoso collar con ellas sobre la mesa de la cocina. Mamá dijo que estaba destinada a diseñar. Le creí.

Mientras veo la fogata que arman los muchachos desde mi reposera, no puedo evitar pensar en ello, en que la vida resultaba más sencilla cuando éramos niños. Cuando nuestra mente vulnerable acataba cualquier información sin cuestionar. Ahora, tengo esa vocecita en mi cabeza que duda de cada paso que doy. Y a veces me pregunto si he dedicado años en algo en lo que soy buena o si, en realidad, desperdicié la mitad de mi vida.

—Voy a buscar las cervezas que están en mi coche—avisa Matt, la mayoría va detrás de él. A excepción de Celina y Jake que miran la puesta de sol abrazados y por otro lado,  James que se sienta a mi lado.

Me pregunto, ¿Por qué está tan pensativo? Debería tratar de descubrirlo ahora que estamos solos.

—James...—le susurro.

Ni siquiera me mira, está concentrado en la fogata. Mueve lentamente la cabeza hacia mi lugar y achina los ojos, como un gesto de cansancio.

—¿Está todo bien?—pregunto.

—Sí—comenta—. No te preocupes.

Vuelve la mirada a la nada misma. Pero hay algo que realmente le molesta, que no lo deja concentrarse y al segundo vuelve a mí.

—A mí no me dejas comprarte nada.

—¿Qué?—Me gustaría saber a qué se refiere.

—Yo podría haberte comprado el traje, Liz—comenta.

Las piezas conectan poco a poco en mi cabeza. Mi conclusión es que está enojado porque hice que Celina gastara dinero en mí. Debe pensar que le rogué porque lo comprara, aprovechándome de ella.

—No hacía falta, no lo quería.

—Pareciera que sí.

—Nunca le pedí que me lo comprara, ella decidió hacerlo—Me cruzo de brazos y agacho la cabeza. No estoy enojada, pero me siento avergonzada en algún punto porque quizás desde fuera, parece una manipulación de mi parte hacia ella—. De todas formas, lo siento. En realidad...no buscaba aprovecharme de su gentileza.

Su boca se transforma en una sonrisa de lado, irónica mientras menea la cabeza. Quiere decir algo así como que no entiendo nada de nada.

Y tiene razón.

—Me importa un carajo que ella haya gastado dinero—me dice.

—¿Entonces?—Insisto, como si necesitara saber en qué fallé.

—Que eres orgullosa en todo sentido, no me dejas comprarte nada y luego ella puede regalarte lo que quiere—escupe como si estuviera contando una anécdota indignante—. Así, sin número de por medio.

—Hubiese resultado descortés rechazarlo—me excuso. Realmente no quiero pelear pero necesito liberarme así que musito:—. Y además, lo último no es cierto.

—No me dejas ni siquiera comprarte un regalo de cumpleaños—Alza ambas cejas.

—Pero nunca me haces caso, así que no tiene sentido que me reclames.

—Faltaba más, no comprarte nada—comenta indignado.

—No quiero que gastes dinero.

—Te aseguro que no voy a ir en quiebra por regalarte cosas.

—¿Sabes qué? Me rindo—suspiro—.Está bien, haz lo que quieras, es tu dinero.

—Gracias.

—¿Eso es todo? ¿Entonces, estabas enojado conmigo por eso?

—Sí.

Pero presiento que hay algo más detrás de todo ello, solo que no tengo idea de que puede ser.

Diviso a Matt y a dos chicos del equipo de polo llegando con una caja de bebidas. Casi me aprendo los nombres; el rubio alto es Gulliver y el morocho con barba corta es Keyle.

Raven trae reposeras bajo los brazos junto con Dove y Jessica. Meghan también trae una. Las colocan en el círculo frente a la fogata con un fuego bastante avivado. Raven se sienta junto a James. Y por otro lado, Jessica y Dove, a unos metros de mí. Meghan a mi lado, dejando un pequeño espacio entre nosotras.

—Unas cervezas para calmar la ansiedad de la boda—dice Matt con una sonrisa cuando tira la caja sobre la arena.

Jessica pone los ojos en blanco.

—Me parece que nosotros no nos casamos.

No quiero beber ni un sorbo, así que me quedo quieta en mi asiento mientras los demás se precipitan a tomar una botella.

Meghan abre la suya con un destapa botellas que le otorgan los muchachos. Parece que ha sido una tarde muy ocupada con los niños.

—¿Y los nenes?—le pregunto.

Ella me mira y suspira.

—Con los Foster, ellos insistieron en cuidarlos—Se acerca por encima del respaldo—. Les aclaré que no había devolución.

Sonrío.

Cuando los muchachos toman los asientos junto a las chicas, percibo que aún hay dos sillas que no han sido ocupadas. Entonces, es cuando arriban la pareja de novios al círculo escoltando a Alán, el presentador de eventos.

—Oigan, creo que ya todos conocen a Alán—lo presenta Jake. Toma una de las reposeras que estaban cerradas y la abre para el nuevo invitado—. Busquemos un lugar para ti.

No tengo idea de la razón exacta de por qué invitaron a Alán pero está aquí y James, por algún otro motivo, no está feliz.

De hecho, Jake hace el amague de colocar la reposera en medio de él y Raven. Intención que su hermano declina al instante:

—No hay espacio aquí—comenta, frío. Jake alza una ceja como de confusión, a lo que aclara:—. Es decir, creo que va a estar demasiado apretado.

Carraspea la garganta.

Alán tiene una expresión que no refleja nada de nada.

—Puede venir aquí—sugiere Meghan, moviendo su reposera unos centímetros para que pueda colocarse en medio de nosotras.

Jake coloca la reposera del presentador y luego se sienta junto a Celina, frente a nosotros.

No puedo decir exactamente qué es pero cuando Alán se sienta junto a mí, el ambiente se empieza a sentir más...cortante.

Los muchachos comienzan a hablar que esto les recuerda a los días de universidad. Al parecer Jake estudió economía con ellos.



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Editado: 29.04.2024

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