Enamorada del Villano

Capítulo 8

Es día de actualización y también día de los enamorados, así que aquí está el capítulo.

No lo corregí, va a haber errores. Espero editarlo en dos días, o un poco más. También debo el capítulo de la semana pasada, ya veré como puedo compensarlo.

En fin, besitos y muchas gracias por el apoyo, en serio que me impulsa a seguir escribiendo 🥺.

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—¿Qué uso la Jackiechan conmigo? ¡Bien! ¡No me importa!—mueve las manos con desesperación Celina y al instante, se engulle uno de los aperitivos de prueba que nos han presentado como una posibilidad para la boda.

—Creo que es la Jakeinetor—la corrige Jessica, relajándose en su silla. Levanta la mirada al cielo como si estuviera esperando algo.

Lo cierto es que lo único que va a encontrar es un sol terrible que no va a apagarse nunca. Algunos dicen que sí, pero eso lleva a teorías que no me permiten dormir por las noches.

Hace mucho calor pero no hay forma de librarse de esta situación, estamos haciendo la prueba de catering. Es un punto importante de la boda, diría que incluso más que los novios. Cuando voy a una boda me preocupa que vamos a comer, ¿No le sucede a todos? Por muy bonita que se presente la ceremonia, lo que siempre recuerdo de los eventos son los platillos que sirvieron.

—¿Y además tiene el descaro de decirme cuando volvemos al hotel, que evidentemente estaba borracha y que prefería hablar hoy?—habla con la boca llena.

—Pero si estabas borracha—alega Dove.

—Claro que sí, pero habría reaccionado igual sin una gota—refuta Celina, alguna de las migas rebotan en la mesa, sobre el mantel blanco.

Normalmente ella cuida sus modales como si fueran oro, pero parece que en este momento se le olvida todo lo que aprendió en la escuela de modelos.

—En fin, me levanté temprano y le dejé una nota que decía específicamente que yo sola, vendría a la degustación para la boda—comenta mega irritada como puede—. Y si se le ocurría aparecer por aquí, le iba a arrojar un plato.

Como no quería pasarla sola, Celina nos trajo a Dove, a Jessica y a mí. Esto podría ser una tortura pero es, en esencia, comida gratis. Nadie podría quejarse de una situación así.

Tomo su copa y le sirvo agua.

—Gracias—me agradece y luego da un trago largo.

Noto que ambas amigas se dan una mirada de preocupación pura. Me hago una idea de lo que pueden estar pensando.

—¿Cel estás segura?—le pregunta Dove.

—¿Por qué?—ataca Celina, mientras tanto corta otro de los bocadillos.

—Porque si no elige contigo los platos entonces en la boda él comerá algo que probablemente no le guste—contesta Jessica de forma directa, abriendo los ojos como si fuera obvio.

La pelirroja lo medita unos segundos pero luego concluye:

—Bien—Se encoge de hombros—. Lo superará.

Su situación se lee con bastante facilidad, está enfurecida, más que eso, es una tormenta eléctrica que amenaza con derribar lo que encuentre. Es su momento de "no me importa nada ni quién", creo que todos pasamos por lo mismo cuando estamos irritados..

—Si tú lo dices...—suspira Dove.

La rubia tiene una expresión de decepción en el rostro, como si esperara más de su amiga. Como si la creyera más consciente de lo que se comporta.

—Entonces, ¿Las brusquetas de hongo o las de pollo?—busca respuesta, cambiando de tema.

La única que ha probado las cosas fuimos ella y yo. Las muchachas están cuidándose para la temporada de pasarelas.

—De pollo—Doy mi veredicto.

Las de hongo son un definitivo "no", en serio y los del catering lo vendieron como una de las comidas más finas del menú. Quizás mi paladar es demasiado vulgar pero prefiero mil veces algo simple y creo que los invitados apreciaran aquello.

Aunque podría decir "de hongo" para arruinar su boda, la realidad es que no creo que una comida cambie el destino de todo. Además que la recepción se produce luego de que dan el famoso "Sí, acepto".

—Estoy de acuerdo, solo pediré una de hongos para mí—coincide Celina, aunque ella no pudo probarlas por ser vegana. Llama con la mano a uno de los organizadores del catering, uno de los hombres se acercan y ella pide:—. Queremos probar los platos principales.

El hombre asiente y se retira a la cocina. Aquí todos son muy serviciales, como para no con lo que deben lidiar todos los días deben llevar práctica.

—¿Por cuánto tiempo crees que estarás enojada con él?—Retengo el tema lo más que puedo.

Ese es mi trabajo, ponerle sal a la herida. Enviarla a los brazos de James, a esos hermosos y masculinos brazos. Si lo pienso bien, deberían pagarme por estar haciendo esto. Debería pedirle a James dinero por haber renunciado a la posibilidad de que podamos estar juntos. Pero soy muy buena amiga para ello.

Aunque decir que soy buena amiga, quizás no me hace buena amiga. ¿Cuántas veces dije buena amiga? Muchas, demasiadas.

Celina frunce el ceño.

—Lo que haga falta, Liz—responde mientras se cruza de brazos y mueve su cabellera—. No voy a aflojar, los hombres creen que tienen a las mujeres comiendo de su mano. Es hora de bajarles el ego...bueno, a uno.

—Espera un momento—interviene Jessica—. No tiene sentido alguno que te enojes por algo que quizás ocurrió hace años.

Ante el comentario, la pelirroja pone los ojos en blanco.

—O que quizás ni siquiera ocurrió—alega Dove.

—Y en todo caso, resultó bien, ¿No? Están a punto de casarse—agrega Jess.

Es increíble, van completando el discurso de la otra, es como si lo tuvieran planeado desde antes.

—Comprendo su punto pero que mi esposo me haya visto como una víctima de la Terminator, me deprime barra me enfurece, ¿Tengo derecho o no?—devuelve ella, sus amigas alzan las cejas. Voltea hacia a mí en forma lenta—. Liz, ¿Crees que tengo razón?

—O piensas como nosotras que es estúpido enfurecerse por una tontería de adolescente que ni siquiera sabe si la uso con ella—debate Jessica.



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Editado: 21.07.2024

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