Enamorada del Villano

Capítulo 14 (1/2)

Lizzie

Son las ocho de la noche. Me encuentro en el vestíbulo del hotel, vestida de forma casual: combiné unos jeans con un top blanco corto. Sumé unas zapatillas también del mismo color.

Un secreto sobre mí, es que adoro los looks urbanos. Los vestidos son preciosos pero estaba esperando que llegara la ocasión en que pudiera ponerme algo que acostumbro a usar todos los días.

Yo: ¿Dónde estás?

Raven: ¿Por qué?

Yo: Creí que ibas a llevarme...

Raven: Ah, lo había olvidado. No puedo, Liz. Voy a pasar a buscar a la organizadora de bodas.

Raven: Dile al estúpido de James que te lleve.

Permanezco frente a la pantalla del celular, en una especie de trance en el que mi cerebro intenta buscar otra solución.

—Hola, nena—saluda Mandy, pasando por mi lado de la mano con Russell—, ¿Estás esperando a James?

El señor Foster atraviesa las puertas en busca de su auto.

—Ah, no, solo...esperaba que Raven pasara por mí—Hago una pausa—. Pero está esperando que llegue la organizadora para llevarla.

—¿Y James?

No quiero hablar con él. Sé que estamos en ese momento en el que una relación, cualquiera sea su tipo, se siente extraña. En general, sucede cuando alguna de las dos personas que la compone actúa fuera de lo normal y se toma algún atrevimiento que antes no lo había hecho. Así como James que se metió entre mis sábanas.

Y ya no puedo verlo del mismo modo. En cuanto me eche una insignificante mirada, mi corazón se acelerará a mil por hora. De hecho, ni siquiera me creo capaz de mirarlo. O estar cerca.

Además, todavía intento averiguar la razón por la que hoy no me invitó. Cuánto más pienso, más me convenzo de que él no quiere verme ahí. Quizás estoy metiendo la pata, quizás debería quedarme y esperar que hablemos sobre ello.

Tardo tanto en contestar, que ella determina:

—Nosotros te llevamos.

Sacudo la cabeza.

—No, no hace falta—me niego—. Realmente estoy cansada, creo que ya me voy a dormir.

Me doy la vuelta, dispuesta a volver a mi habitación.

—Ni de chiste, pequeña—Me toma del brazo y comienza a arrastrarme hacia la entrada. Para ser una señora mayor, tiene mucha fuerza—. Vamos a llevarte nosotros.

El auto de los Foster nos espera al pie de las escaleras. Cuando llegamos a su lado, Russell baja la ventanilla.

—Russell, querido, llevamos a Liz hasta el lugar, ¿Te parece?

Él me observa y por un segundo pienso que va a rechazar la propuesta. Pero no es así.

—Adelante, suban—alienta.

Abro la puerta trasera y me introduzco en su vehículo de lujo. No me incomoda ir sentada sola con los Foster, he compartido muchos momentos con ellos. Es como estar con mis propios padres, excepto que aquí no tengo que escuchar las baladas que sintoniza mi madre. En esos momentos, 
arma su recital privado.

Y una de la señales de que me estoy volviendo vieja, es que cuando hago la limpieza, las coloco de fondo y gesticulo igual que ella lo hace.

—Ay, esta cosa—se queja Russell mientras pulsa todos los botones del tablero hasta que el mismo avisa de la activación del aire—. Siempre olvido como se prende el aire acondicionado.

Mandy niega con la cabeza, divertida.

El señor Foster enciende el motor y arranca a toda marcha a ¿Twins? Al menos eso recuerdo haber oído salir de la boca de Jake.

—¿Cómo te fue en tu cita, Liz?—me pregunta Mandy, dedicándome una mirada a través del espejo retrovisor.

Al principio me quedo perpleja, no me esperaba esa pregunta en absoluto. De hecho, es la primera vez que lo pienso y mi mente es un lienzo en blanco. Reconozco que estuve preocupada por James, en lugar de enfocarme en mis asuntos. Lo peor es que no es la primera vez que me lo preguntan y sin embargo, hoy no me sale decir nada.

Veamos, no puede ser tan dificil. Comienzo a analizar la cita de principio a fin, pero es como si no supiera describirla.

Rebusco con ferocidad, pero no hallo señales de vida en mi cabeza.

—Bien—me río—, creo.

Ambos se dan una mirada y sonríen con complicidad.

—Eso mismo dije luego de la primera cita con Russell—Sacude la cabeza—. Y aquí estamos, llevamos cuarenta años.

Él coloca una mano en su pierna y ella deposita un pequeño beso en su dorso.

—Es un buen augurio—coincide el señor Foster.

—Eso espero—Formulo una pequeña sonrisa de costado.

—Nena, si no es con él, no pasa nada—dice despreocupada—. Algún día vas a encontrar a alguien que te haga feliz.

No quiero que lo primero que venga a mi mente sea James. Realmente hago todo lo posible para acabar con esa voz que trae a colación su nombre, pero es inevitable que esté allí perturbando.

—Gracias, Mandy.

—De nada, cielo.

Nos estacionamos en el pueblo, es la segunda vez que estoy aquí. Pero hoy, no estamos en la calle principal, sino en una muy cerca del puerto.

Cuando bajo del vehículo, dos elementos vienen hacia mí en forma de ataque: el primero de ellos es una fuerte ventisca. El clima aquí está furioso, la proximidad al mar hace lo suyo. Y por supuesto, lo segundo es el olor a agua salada.

—Es un lugar simpático—reconoce el señor Foster cuando baja del vehículo.

Creí que Twins sería uno de esos restaurantes lujosos a los que estas personas suelen concurrir. Pero es más bien un bar en el que contraerías una borrachera a causa de shots de tequila. De esos que se instalan a un lado de la carretera y tiene estacionadas junto a la puerta, motocicletas de bandidos.

Caminamos sobre las pequeñas piedritas que decoran el piso del estacionamiento y por dentro, agradezco haber elegido tenis para esta ocasión.

Dentro, el lugar estalla de gente, diría que no cabe ni un alfiler. Sin embargo, el ambiente se mantiene en una tranquilidad peculiar.

Doy un vistazo al sitio y analizo fascinada su decoración.



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Editado: 29.04.2024

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