Enamorada del Villano

Capítulo 26

James

Nunca había conocido a alguien como ella.

Es única en todo sentido. Es decir, está un poco loca, debo admitirlo, pero es esa clase de inestabilidad encantadora que hace vibrar tu alma. Además, no es que yo esté cuerdo tampoco, solo noto que mi interior es mas frío y el suyo es como un arcoiris, por eso siempre necesité de su alegria natural.

Confieso que me gustaría verla bailando como un terremoto en la sala de mi casa, desordenando mis cosas, riendo mientras vemos esas comedias baratas que le gustan y quemando la cocina porque a Liz nunca se le dió bien las recetas.

Tenerla en mis brazos es un privilegio. Sé que lo es, porque podría estar con cualquiera pero me eligió a mí. También sé que ella se ve a sí misma como incapaz de retener a un hombre, lo cual es una idea descabellada. No hay quién pueda resistirse a sus encantos.

Me tomo el tiempo de verla con atención porque me gusta. Me gusta tanto que me duele no poder hacerla mía. Pero me retengo, pues no quisiera que nuestro primer encuentro sea en medio de este caos.

Sé que algún día se detendrá. Pero no sé cuándo. Ha sido de esta forma por años y nada ha cambiado.

Me molesta un poco cuando las personas minimizan mis problemas por ser un empresario exitoso. Mira, daré una clase sobre la vida bastante simple: mis bolsillos están llenos de dinero, los billetes a este punto son papeles de colores para mí, pero nunca logré sentarme en una mesa familiar sin que la reunión termine en un conflicto. Sin que mi padre y mi tío se lancen los cuchillos o que Jake me envie indirectas nocivas.

A este punto cambiaría todo lo que tengo porque mi familia no fuera una catarata de problemas. Era más feliz cuando vivía en un departamento pequeño con mi madre. Cuando no tenía nada, pero en realidad, lo tenía todo.

Detengo la ola de pensamientos en cuanto oigo un extraño ruido que proviene de afuera. Podría ser cualquier cosa, pero a mi mente vienen imágenes de animales salvajes.

Tengo que dejar de ver documentales de animales cuando no puedo dormir.

—¿Liz?—le susurro.

—¿Mmmh?

—Acabo de oír algo—le informo—. Voy a revisar, ¿Está bien?

Pero contrario a lo que le digo, se acurruca más contra mi pecho.

Así no voy a poder moverme.

—Ten cuidado—murmura.

Tan pronto termina la frase, continúa su sueño.

Me separo con delicadeza y salgo de la tienda de campaña con precaución. De ser una bestia, no estaría bien que llame la atención.

Camino hasta la fogata a paso lento con el corazón latiendome con fuerza. Cuando me asomo, noto una pequeña figura pelirroja con la mirada pérdida en los restos del fuego.

—¿Celina?—atino a decir.

Da un pequeño respingo y lleva una mano a su pecho.

—James, eres tú—noto que su respiración se dificulta—. ¿Qué haces aquí?

—Oí un ruido y salí a revisar—le explico—Pensé que eras un animal que quería matarnos.

Me acerco a su lado y tomo asiento.

Se ríe.

—Pues, no soy una bestia.

—Ya veo—le digo mientras alzo una ceja—. ¿Qué estás haciendo aquí sola?

Señala su pierna, la cual apoyó sobre otro tronco mientras sostiene una bolsa de hielo sobre su tobillo.

—Dije que luego iría a dormir pero sé que no voy a poder—se encoge de hombros.

—¿Cómo está?

—Un poco mejor pero aún me duele—admite, mientras aplasta los labios. Luego, agrega: —. Creo que hoy no hablamos en todo el día.

No me había dado cuenta hasta ahora, parece que Liz acaparó todo mi tiempo. Igual no me quejo, creo que por primera vez en mucho tiempo me volví a sentir vivo.

Estando solo los dos compartiendo tantas horas, volví a un estado de paz y tranquilidad que pocas veces siento. Quizás porque me la paso todo el día trabajando, viviendo niveles de estrés impensados, buscando cualquier excusa para no volver a casa por miedo a estar solo.

Presiento que algún día llevaré a Liz a vivir conmigo, entonces tendré una razón para volver. Y lo haré corriendo, solo para estar con ella lo antes posible.

—Es cierto—reconozco al mismo tiempo que frunzo el ceño.

Apunta hacia la tienda donde duerme Liz. Una parte de mí, teme que me haya visto salir de ella, pero en su rostro no distingo señal alguna de que sea así, por lo que me relajo.

—Estabas ocupado—dice.

—Tenía que estar al pendiente.

—Lo entiendo, James, de verás—asiente—. Eres un buen hombre, cuidas a los tuyos.

«Cuidas a los tuyos» sí, es cierto. Me vuelvo un poco sobreprotector cuando tocan a Liz o a Raven, porque no solo los quiero, sino que siento que les debo en demasía.

Pero éste último tiempo sé que de alguna forma, les estoy fallando. Y no puedo dejar de pensar en lo extraña que se está volviendo mi mente. Ahora aparecen ideas que antes ni siquiera se me ocurrían, pensamientos que solo me dañan. Es difícil de explicar pero aún recuerdo cuando todo era más claro, cuando por mi mente no habia prejuicios ni discriminación ni toda esa mierda a la que nos inducimos los humanos.

—Exacto—me limito a contestar.

—¿Sabes? Siempre fuiste mi Foster favorito—me sonríe—. Pero no le digas a Jake, se pondrá celoso.

Choca su hombro contra el mío con ternura.

Sonrío con pena.

—¿En serio?—Asiente, meneo la cabeza recordando el pasado—. En otro tiempo me habría vuelto loco si escuchaba esto mismo, estaba enamorado de ti.

Y en ese mismo tiempo, la confesión que acabo de hacerle, me habría importado mucho, pero como ahora mi mente solo reproduce imágenes de Liz, las palabras salen ligeras.  

Abre los ojos.

—¿Lo dices en serio?—hace una mueca de incredulidad—. Yo estaba enamorada de ti. Aunque por supuesto, al ser dos años más joven que yo, trataba de negarlo.

—Siempre pensé que te gustaba Jake.

—No voy a mentirte, la verdad es que me atraía muchísimo—junta las palmas de sus manos, ilusionada—. Pero, en realidad, cuando ví que no tenía oportunidad contigo, empecé a fijarme mucho más en él.



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Editado: 29.04.2024

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