Capítulo 33 (1/2)

James

Puta inflexión.

No es que no haya contemplado el hecho de que quizás Jake algún día descubriera mi plan. En el fondo, deseaba que lo hiciera. Pero pensé que cuando el momento finalmente llegara, me sentiría mejor de lo que me siento ahora.

—Pero mira dónde estabas—la presencia de papá me mantiene alerta.

—No me estaba escondiendo—le informo, mientras le doy un trago a la botella y el alcohol me deja la garganta ardiendo. Carraspeo y aclaro:—. No le tengo miedo a Jake.

Después de lo que hizo Liz, mi hermano se me arrojó encima. Aunque, la cosa no llegó a asuntos mayores. No es que yo busqué echarme atrás, pero sus amigos nos separaron antes de que pudiera soltar algún golpe y al final, decidí irme. Luego, lo detuvieron para que no me siguiera. Entonces, me refugié en mi habitación, intentando comprender qué es lo que estuve haciendo todo este tiempo porque hasta el momento en el que mi amiga habló, sentía una enorme venda cubriéndome los ojos.

Los días pasaron y me mantuve lejos de todos, un poco por vergüenza y otro poco por confusión. Pero no por miedo, eso no. Nunca le temí a Jake, no como otras personas lo hacían y de verdad que él intentaba causar lo mismo en mí. Todos sus intentos resultaron inútiles, y al final solo quedó el deseo de que me convirtiera en una pequeña marioneta que pudiera manipular.

—Créeme hijo, sé que no—se encoge de hombros.

Aún hay cosas que no proceso, que no entiendo; fue extraño y complicado la forma en que se desenvolvieron los problemas, pero aquí estoy, en la playa con una botella de Whisky bajo el brazo, tratando de unir las piezas. Mi escondite no resultó efectivo, supongo que era cuestión de tiempo para que alguien me encontrara.

Toma asiento a mi lado mientras suelta una queja.

—Estoy un poco viejo, antes bajar no me costaba tanto—ríe.

No le sigo el juego, no porque no me parezca gracioso, ambos sabemos que me apasiona burlarme de él. Pero creo que estoy bastante jodido como para encontrar un poco de felicidad dentro de mí.

—¿A qué vienes, papá?—pregunto—. No soy la víctima.

Tampoco pienso que mi hermano lo sea, pero si veo la situación con un poco de perspectiva no es difícil entender el hecho de por qué nadie se ha acercado a preguntarme cómo me encuentro. Está más que claro que si las personas deberían apostar por la bondad de alguien, lo harían por la de Jake y no por la mía.

—Creo que no hay víctimas, James—reconoce.

No digo nada. Mi padre es bastante inteligente cuando se lo propone.

—Dí lo que tengas que decir—lo aliento.

Me encantaría que fuera directo al grano, quizás porque es un momento que anticipé y que quiero ahorrarme. Sé lo que me dirá, sé lo que intentará hacer y no me agrada. Podría decir que este es su claro intento de intervención, pero no creo que le sea de mucha ayuda y en el fondo creo que él piensa igual, pero de todas formas aquí está.

—Solo estoy decepcionado.

Me mantengo inmóvil. De todas las cosas que podría haberse dicho, de todas las oraciones que podría haber formulado, esa frase es la peor. Es un golpe bajo hacia el estómago. Nunca pensé que alguna vez me la diría, no después de todo lo que hice para sentirme aceptado.

—Lamento no haber cumplido tus expectativas, papá—respondo con frialdad, no quiero que vea cuánto me afectó lo que me dijo.

—Tú no eres el que me ha decepcionado—niega—. Estoy decepcionado de mi mismo.

Alzo una ceja, confundido.

—Pensé que había logrado formar una familia unida, pero creo que aún cargo con los errores de mi pasado.

—¿Errores?—repito, confundido.

—No quería que ustedes vivieran lo que tu tío Jorge y yo pasamos—comenta y suelta una pequeña risa amarga—. Pero supongo que es algo natural en la familia, pelearse por una mujer, digo.

Frunzo el ceño.

—¿Alguna vez te he contado cómo comenzó la pelea entre nosotros?—pregunta, manteniendo los ojos fijos en el mar.

—¿No siempre fue así?

—No, en absoluto—confirma, mientras rasca su nuca incómodo. Presiento que lo que sea que está apunto de decirme, no es algo que haya superado—. Es decir, no nos llevábamos bien pero tampoco mal. El problema principal fue que ambos nos enamoramos de la misma mujer.

—Se oye horrible.

—Lo fue—me da la razón—. Pero en realidad, no la culpo a ella. Ciertamente, creo que no tenía idea, ¿Sabes de quién se trataba?

Aunque trata de forzar una adivinanza, se vuelve evidente que habla de alguien a la que conoce hace mucho tiempo porque mi padre y mi tío se llevan mal desde que al menos yo tenía uso de razón. Sería imposible que a mi padre alguna vez le atrajera Hill, porque en ese entonces ya salía con Mandy, a quien conoció en preparatoria, antes de que apareciera la amarga tía.

—Mandy—contesto.

—Tu madre, James.

Parpadeo, atónito.

Mi madre biológica fue la causa del quebramiento de lazos entre mi padre y mi tío, eso es...inesperado. Me pregunto por qué papá nunca lo mencionó, supongo que respetaba demasiado mi presencia como para soltarle a su hermano comentarios sobre ello, porque si esa fue la disputa principal, papá podría haberle presumido en la cara demasiadas cosas.

—¿Sorprendido?—me sonríe con pena—. Era una mujer preciosa, por eso saliste tan guapo. No lo heredaste de mí, eso está claro.

—No lo entiendo—Es lo único que alcanzo a decir.

—Eramos buenos amigos, James—explica con un dejo de nostalgia en la voz—. Trabajábamos juntos, era mi secretaria y tú tío también estaba en la empresa. Ambos nos enamoramos de ella, competimos por su amor.

—¿Nací a base de una competencia entre tú y el tío?

—No lo fue, a tu madre no le gustaba Jorge—se encoge de hombros—. Decía que era un presumido.

Entonces todos esos comentarios de parte del tío Jorge no eran más que el resentimiento por nunca haber logrado conquistar a mi madre, quién lo hubiera creído. Menudo desgraciado, me alegra que mamá no se haya sentido seducida por él, de lo contrario, podría ser hijo de ese idiota y la idea me repugna tanto que se me revuelve el vientre de solo pensarlo.