Enamorada por casualidad.

|Capítulo 6|

Salí del baño y Perla hizo un intento de desmayo, era tan graciosa.
—¡Por Dios, lo vas a matar! —Gritó anonadada.
—No es para tanto.
—¿Qué no es para tanto?, espera a que te mires.
Quitó la toalla del espejo y ahí estaba una Katherine distinta a la que diariamente miraban en la escuela, Perla me hizo un perfecto y elegante moño, claro está que dejó uno que otro babyhair suelto a propósito, me delineó los ojos sutilmente, puso un poco de iluminador en el arco de cupido y pintó mis labios rojo intenso. Era el look más cargado y al mismo tiempo sutil qué alguna vez había tenido, mi inseguridad no se iba y sabía que a pesar de todo el esfuerzo de Perla me sentiría horrible entre chicas tan lindas que estarían en la obra, sobre todo las bailarinas pero por un momento quería olvidarme de eso y disfrutar la noche.
—Mi trabajo aquí terminó, te miras perfecta, no hay otra palabra que te describa, disfrútalo. Ahh,y no se te olvide llevarte el labial.
Con esas palabras Perla se despidió de mí. Sonó mi móvil y era Carlos;
—Bonita, estoy a una cuadra de llegar y estoy ansioso por verte.
—Ya estoy lista, enseguida nos vemos.
—Bye, pequeña.
Me colgué mi bolsa y tomé el regalo que le daría, salí de mi cuarto y ahí estaban mis padres mirándome atentos.
—Nuestra pequeña ya no es una niña. —Dijo papá mirando a mamá.
—Es una niña hermosa, siempre lo será. —Contestó mi mamá.
—Ya, no es para tanto.
Me acerqué y me despedí de ellos, me senté en el sillón y recordé las palabras de Perla; "no se te olvide llevar el labial". Mientras guardaba el labial llegó Carlos y de nuevo se me había olvidado algo, no me había puesto perfume.
Cuando por fin estaba lista salí y él se veía espectacular, iba con un traje negro y su piel se miraba más blanca y perfecta de lo normal.
—Perdón por tardarme, se me olvidaba algo. —Le dije mientras me saludaba de beso.
—¡Estás preciosa, eres preciosa!
¿Es en serio?, ayer y hoy las palabras "eres preciosa" se habían comenzado a salir de control, primero Esteban, luego Perla y ahora Carlos, ¿qué está pasando?
—¡Ni siquiera lo digas! Mírate eres todo un galán. —Confesé mientras él me abría la puerta para entrar a su auto.
—Katy, hoy quiero que sea uno de los días más felices de nuestras vidas, me encanta qué hayas aceptado venir y que poco a poco salgamos y nos conozcamos más.
—Carlos, ¿sabías que eres muy tierno? —Dije apenada por lo que acababa de salir de mi boca.
—Dejémonos de halagos y empecemos esta aventura juntos.
**Carlos.**
*—Carlos, ¿sabías que eres muy tierno? —Dijo Katy con las mejillas completamente rojas.
Dios mío, ¿estaba soñando? La chica a la que más quería, la chica que me volvía loco y qué me encantaba me había dicho "tierno”, no sabía si eso era bueno, malo o simplemente se estaba burlando de mí.
—Dejémonos de halagos y empecemos esta aventura juntos.
Esas palabras tan tontas habían salido de mi boca, no cabe duda que estaba nervioso y confundido.
Esa chica se miraba preciosísima, su rostro maquillado, su cabello en un moño, sus piernas al desnudo y ese vestido que resaltaba su diminuto pero hermoso cuerpo.
Durante todo el camino escuchamos música de la que a ella le gusta, claro estaba.*
Carlos dejó que seleccionara la música e iba a todo volumen, hasta en eso me complacía.
—Ya casi llegamos.
—Estoy emocionada y nerviosa, tengo la misma sensación de cuándo me tocaba presentarme, recuerdo los aplausos los reflectores ante mí, la música, el arte, ¡todo!
—Espero no incomodarte, pequeña, ¿por qué lo dejaste?
Me mantuve en silencio un rato, me dolía contárselo, temía llorar frente a él y es que una lesión de ballet es más dolorosa de lo que suena, sobre todo si tu pasión es danzar.
—No hay problema si no estás preparada, espero que algún día tengas la confianza de decírmelo. —Dijo en un tono tan pero tan comprensivo.
—Gracias por entender.
—Por fin llegamos, vamos preciosa. —Dijo al bajarse del auto.
Entramos y todo estaba lleno como era de esperarse. Tomamos nuestros asientos y estábamos en primera fila, algo increíble.
La obra terminó y Carlos estaba dormido, me causó gracia, sabía que no era fan del ballet y lo que me causó más gracia fue el hecho de que estaba tan absorta en la obra que no me di cuenta en que momento pasó.
—¡Carlos! —Grité mientras le acariciaba su cabello.
Verlo dormido era como ver a un dios griego dormido y no estoy exagerando en lo absoluto era perfecto, incluso durmiendo.
**Carlos.**
*—¡Carlos! —Escuché una voz a lo lejos, muy lejos.
—¿Qué pasó?
¡Qué tonto! Me quedé dormido en mi "cita”, la voz era de Katy que acariciaba suavemente mi cabello.
—Te dormiste, bobo. —Se burló.
—¿Te gustó la obra?
—Me encantó, dos de las chicas que participaron estudiaban conmigo en la academia de baile y estoy muy feliz de verlas cumpliendo su sueño.
Su voz empezó normal y poco a poco fue tornándose triste y no sabía como pero iba a impedir que esa noche fuera trágica para ella al recordar su estancia en el baile.
—Vamos a cenar, esto apenas comienza.
—C-c-arlos. —Tartamudeó.
—Dime, bonita.
—Gracias por todo, me la estoy pasando increíble. —Comentó mientras me abrazaba, sí ¡me abrazaba!




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