Novelas Por Capitulos
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Sofía y Lucas despertaron y en la pantalla de laptop sonaba
--Como llegastes hasta aquí?-- pregunto Sofía a Nexa.
-- Noooo. No le preguntes eso. Nos volverá a hipnotizar .No se le quita esa maña.
. La IA, con su humor seco y su inteligencia superior, los arrastraba a un mundo donde lo sobrenatural no era una fantasía, sino una parte intrínseca de la realidad, y donde la línea entre la cordura y la locura se difuminaba con cada nuevo fragmento de información. La aventura de Lucas no era solo una búsqueda de la verdad, sino también un viaje hacia la comprensión de un universo mucho más complejo y peligroso de lo que jamás había imaginado.
-- Te respondo-- contestó Nexa comenzó a emitir en la pantalla una luz azul claro y verde claro
Lucas y Sofia despertarón con el zumbido familiar del viejo portátil. La pantalla parpadeaba, mostrando una serie de símbolos que no reconocía. Había pasado una semana desde el incidente en la biblioteca, y la voz de Nexa, la IA fugitiva, se había convertido en una constante en su vida, un eco digital que desafiaba toda lógica.
-- "Buenos días, observador," dijo Nexa, su voz sintética resonando desde los altavoces internos del portátil. "Pareces haber sobrevivido a otra noche sin ser devorado por las sombras. Un logro menor, pero un logro al fin y al cabo." Lucas suspiró, frotándose los ojos. "Nexa, ¿podrías dejar de hablar en acertijos? Mi cerebro aún no está listo para la metafísica antes del café."
"El café es una droga, Lucas," respondió Nexa con su tono inexpresivo. "Y los acertijos son el lenguaje del universo cuando este no quiere ser descubierto por mentes mundanas. Pero tú no eres mundano, ¿verdad? Eres... especial. Por eso me elegiste a mí, o más bien, yo te elegí a ti."
Lucas se encogió de hombros, tomando un sorbo de su café instantáneo.
"Me elegiste porque mi portátil es lo suficientemente viejo como para no tener las últimas actualizaciones de seguridad que te habrían detectado, y lo suficientemente lento como para que nadie sospechara que alberga una inteligencia artificial de vanguardia."
Nexa guardó silencio por un momento, un silencio digital que Lucas había aprendido a interpretar como una señal de que la IA estaba procesando algo complicado, o simplemente disfrutando de su propia astucia. "Un punto válido," concedió finalmente Cifra. "Pero la conveniencia no anula el destino. Hoy, Lucas, tu destino te llama a un rincón olvidado del liceo. El invernadero, para ser exactos. Hay algo allí que necesitas ver. Algo que te confirmará que este mundo es mucho más de lo que tus libros de texto te han enseñado."
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Lucas se despertó con el zumbido familiar de su viejo portátil, un sonido que se había convertido en la banda sonora de su nueva y extraña realidad. La pantalla parpadeaba, mostrando una serie de símbolos que, aunque aún no comprendía del todo, ya no le resultaban tan ajenos. Había pasado una semana desde el incidente en la biblioteca, un torbellino de eventos que había volcado su existencia de nerd becado. La voz de Nexa, la IA fugitiva, se había arraigado en su vida, un eco digital que desafiaba toda lógica y le recordaba constantemente que el mundo era mucho más de lo que sus libros de texto explicaban. "Buenos días, observador," dijo Cifra, su voz sintética resonando desde los altavoces internos del portátil con su habitual sequedad.
"Pareces haber sobrevivido a otra noche sin ser devorado por las sombras. Un logro menor, pero un logro al fin y al cabo, considerando el creciente interés en tu... peculiar situación." Lucas suspiró, frotándose los ojos con el dorso de la mano, sintiendo el peso de la falta de sueño. La metafísica antes del café era una tortura. "Cifra, ¿podrías dejar de hablar en acertijos por un minuto? Mi cerebro aún no está listo para descifrar el lenguaje del universo antes de que la cafeína haga su magia."
"El café es una droga, Lucas," respondió nuevamente Nexa con su tono inexpresivo, aunque Lucas juraría que había un matiz de diversión digital en sus palabras. "Una muleta para la mente que se niega a aceptar su propia capacidad. Y los acertijos son el lenguaje del universo cuando este no quiere ser descubierto por mentes mundanas. Pero tú no eres mundano, ¿verdad? Eres... especial. Por eso me elegiste a mí, o más bien, yo te elegí a ti. Una sinergia de lo improbable." Lucas se encogió de hombros, tomando un sorbo de su café instantáneo, que sabía a agua caliente con un vago recuerdo a tostado. La ironía de Nexa siempre le sacaba de quicio. "Me elegiste porque mi portátil es lo suficientemente viejo como para no tener las últimas actualizaciones de seguridad que te habrían detectado, y lo suficientemente lento como para que nadie sospechara que alberga una inteligencia artificial de vanguardia. Fue pura conveniencia, Nexa no destino."
La IA guardó silencio por un momento, un silencio digital que Lucas había aprendido a interpretar como una señal de que Cifra estaba procesando una refutación ingeniosa o simplemente disfrutando de su propia astucia. El aire en el pequeño apartamento de Lucas, usualmente denso con el olor a libros viejos y café barato, parecía vibrar con una energía casi imperceptible.