“Voces”
Miro cómo Ally y Nathan entran a su primera clase del día, una las favoritas de ella, pero me temo que no puedo decir lo mismo de él. Ambos compartían la asignatura de Historia, lo cual es ventajoso para Nathan, pues Allison, como buena hermana, no lo dejaba abandonado y estudiaban juntos para los exámenes.
Él tiene la buena intención de estudiar, pero la materia no lo beneficia, más bien lo hace dormir. Por lo que ambos mellizos idearon un plan.
Normalmente, ella lee el contenido y se lo explica a él como si se tratase de un cuento, o una historia súper interesante. Luego, ambos lo debaten como si fuese el tema de conversación más trivial del mundo y, al momento del examen, Nathan es todo un historiador.
Ya ha pasado una semana, y ambos hermanos han vuelto a casa con su familia, eso quiere decir que Ally ha dejado de regañarme por no acomodar mi habitación y puedo dormir tranquilo.
Los pasillos poco a poco van quedando vacíos a medida que los demás estudiantes entran a sus respectivas aulas. El profesor de Literatura Inglesa no ha asistido por problemas familiares de último momento, según nos informaron, así que no tendríamos suplente. En su lugar, nos ordenaron a todos los de la clase ir a las gradas del área deportiva a esperar que se pasaran las horas para la siguiente clase.
De camino hacia el campo, me detengo al ver la sección de los casilleros donde se encuentra el que Kate usaba. Ella falleció el año escolar anterior, y a pesar que nuevos alumnos entraron para este nuevo año, su casillero aún no ha sido asignado a nadie más. Sus padres habían venido a retirar sus pertenencias poco tiempo después de lo sucedido, así que se encuentra vacío.
—¿No sabes dónde queda la cancha? —me giro rápidamente, sobresaltado por la voz masculina proveniente de detrás de mí; veo a Jedd de pie, con una fina y burlona sonrisa.
—Idiota —gruño, sintiendo mi pulso más que acelerado. Ni siquiera he oído sus pasos acercarse.
Él observa algo detrás de mí, y no hace falta que me dé media vuelta para saber de qué se trata.
Jedd Mason es un chico de nuestra misma edad y curso, piel morena —casi parecida al color de la canela—, pelo castaño y revuelto, y ojos marrones. Lo conocí gracias a Nathan hace un par de años, pues ambos son muy amigos, y compartimos Literatura Inglesa en este curso —Jedd y yo—, así que ambos estamos libres.
—¿Cómo lo llevas?
—Bien, supongo —me encojo de hombros—, cada día un poco mejor que el anterior.
—Se ha creado el rumor de que su casillero está "embrujado" —dibuja las comillas en el aire con sus dedos.
—¿Qué? —giro sobre mis talones para quedar de frente a nuestro nuevo tema de conversación.
—Este año no se lo han asignado a nadie, ¿eso no te parece extraño? Además, el conserje ha dicho que, si te acercas mucho, te envuelve un aura extraño —guarda silencio unos segundos, como queriendo añadir drama al tema—. Los dueños de los casilleros vecinos han pedido cambio varias veces, y el director ha mandado a reparar los pocos que están averiados.
—No tiene sentido... —frunzo el ceño. Es sólo un casillero que contenía algunas pertenencias de Kate, no tiene por qué parecer embrujado o algo así.
Además, veo un poco fuera de lugar que, en los siete meses que han pasado, apenas hace unos días empezara a "mostrar" señales extrañas.
—Le da un toque de suspenso a este lugar —Jedd se encoge de hombros con aires despreocupados.
De repente, el sonido de en enorme vidrio quebrándose rompe el silencio que envolvía los pasillos, seguido por varias exclamaciones y gritos ahogados y no tan ahogados, todos provenientes del salón donde se encuentran Allison y Nathan.
Jedd y yo intercambiamos miradas rápidas antes de dirigirnos rápidamente hacia allí. Al asomarnos por la puerta, vemos a una chica castaña sentada en el suelo, con las piernas estiradas y levemente flexionadas, su rostro demostrando dolor.
Más de medio salón está aglomerado alrededor de ella, pero otra cabellera de un castaño más claro es la que llama más mi atención. Ally aún se encuentra sentada en su puesto, retirando con demasiado cuidado los trozos de vidrio que cayeron sobre ella.
Me acerco a Allison apresuradamente, llegando a ella al mismo tiempo que Nathan. De reojo puedo ver que la chica en el suelo recibe ayuda de otros compañeros para retirar los cristales.
—¿Están todos bien? —pregunta una voz gruesa. El profesor hace a un lado un marco de madera, alejándolo lo más posible de todos, dejándolo en una esquina del salón.
Allison y dos chicos responden que sí, pero la otra chica suelta un quejido de dolor.
—No te muevas —le dice Nathan a su hermana, sacándose la sudadera por encima de la cabeza para retirar todo rastro visible de vidrio de encima de Ally.
—Tú —escucho decir al profesor—. Ayúdanos a llevarla a la enfermería.
Jedd es quien se acerca, así que asumo que lo ha llamado a él. Entre él y otro chico elevan a la muchacha del suelo, cuando pasan por nuestro lado, arrastrando los cristales bajo sus pies, me doy cuenta de la gravedad del daño que recibió la chica; un trozo de vidrio de tamaño considerable se ha incrustado en su muslo derecho.