"Juego"
Acostado en la cama de Ally con los pies apoyados en el espaldar de la cama, miro las fotografías que ella tiene allí colgadas. Noah aún no tenía el año de vida y es el único que ha cambiado físicamente.
En el collage de nosotros dos, noto que no están las fotos que tenemos con Kate. Las ha quitado. Busco en mi mente las veces que he estado en esta misma habitación los últimos siete meses, tratando de recordar si esas fotos ya no estaban y no me había fijado.
En una de las fotos, aparezco besando a Ally en la mejilla y ella con una mueca enojada. Ese día la hice molestar haciéndole creer que había cortado parte de su pelo mientras dormía, lo creyó porque le mostré un mechón de cabello de Evy, quien tenía el largo hasta media espalda y quiso cortarlo hasta la altura de los hombros.
Ambas tienen el mismo color de pelo, lo que me hizo más fácil que Ally lo creyera.
Al pasar a la siguiente fotografía, estoy yo solo. Frunzo el ceño. En el lugar que ocupa Ally no hay nada, aparezco abrazando al aire; en la siguiente foto también estoy solo y mirando hacia un lado... hacia la nada.
—¿Qué haces aquí? —su voz me sobresalta y dirijo mi mirada rápidamente hacia la puerta. Ally está de pie en el umbral de su habitación con el ceño fruncido, expectante.
—Quise venir —me incorporo en la cama—. No había nadie, así que entré por la ventana —de reojo, veo las fotografías, y fijo mi vista en ellas sin entender nada cuando noto que Ally ha vuelto a aparecer en todas ellas.
—¿Por qué no fuiste a clases? —entorna los ojos—. ¿Tengo que recordarte la promesa que hiciste hace unos días?
—¿Con quién hablas, hermanita? —escucho la voz de Nathan provenir de las escaleras, acercándose y salvándome de un posible reclamo por haber huido del instituto.
Él y Madison se asoman en la puerta, haciéndome sentir por un momento en un intruso capturado infraganti.
—Los estaba esperando —los miro con inocencia.
—¿Para qué? —cuestiona Nathan.
—Se me ocurrió que, como es viernes, podemos hacer algo distinto. Que las sabelotodo aquí presentes sepan lo que es tener un poco de diversión.
—Me apunto —responde inmediatamente el chico—. ¿Tú quieres? —mira a su novia.
—Puedo hacer los deberes mañana o cuando llegue a casa en la noche —Maddie se encoge de hombros, besando el hombro del rubio.
Todos miramos a Ally. Ella mira a la pelinegra.
—Mi hermano te está corrompiendo —acusa.
—Mañana no tenemos clases, ¿por qué no aprovechar hoy? —Maddie habla como si eso fuese la cosa más simple del mundo. Y lo es.
—A eso me refiero. ¿Por qué mejor hacemos todo hoy y mañana tendremos todo el día libre?
—Allison, diviértete un poco —insiste su hermano—. Deja a un lado todo eso del instituto por un momento.
—Ally —Maddie se coloca frente a ella, tomándola por los hombros—. Ellos por primera vez tienen razón…
—¡Oye! —reclamamos Nathan y yo al unísono.
—Divirtámonos por hoy con ellos —continúa Madison—, mañana haremos todo. Si quieres vengo y lo hacemos todo juntas.
—Supongo que puedo hacer lo mismo que tú —murmura no muy segura, pero algo es algo.
—¡Esa es mi linda hermanita! —exclama el mellizo, acercándose a ella y llevándose a Maddie de por medio, abrazándolas a ambas.
—Yo no soy tu... hermana —habla la pelinegra con dificultad, tratando de librarse, pero no puede.
—Pero eres mi novia —las abraza más fuerte.
Nathan mira a su hermana de forma pícara. Ally se une al abrazo con la intención de aplastar a la pobre que está en medio.
—¡Louis, ayúdame, los Hobbes quieren matarme! —Maddie se deja caer al suelo, saliendo del abrazo de los hermanos... pero no se levanta.
Gira su cabeza hacia mí y, por primera vez, distingo el rostro que Ally me describió hace pocas semanas, el que ve o veía en sus pesadillas, ese rostro ocupa ahora el de Maddie y me mira fijamente. Anteriormente, fue sólo la sonrisa.
Allison se refirió a eso como el rostro de Kate con una sonrisa perturbadora, pero ésta definitivamente no era ella. Era un rostro peor, más aterrador, pero con la misma sonrisa.
—¡Louis, ayúdame! —lo que sea que estaba frente a mí desaparece.
Malditas visiones.
Lo que veo ahora es a la pelinegra aún rodeada por los mellizos, pero la diferencia es que su novio ahora le hace cosquillas mientras la retiene con ayuda de su hermana.
Ella se ríe mientras pide que la dejen quieta, intenta pisar a Nathan, y amenaza con darle en su punto débil, pero todo es en vano.
Finalmente, tengo compasión por ella y decido ayudarla, me coloco detrás de Ally con la intención de hacerle lo mismo que le están haciendo a Maddie. La castaña la suelta cuando siente mis manos en su cintura.
Madison logra voltearse, quedando frente a Nathan. Rápidamente lo besa, haciendo que él deje las cosquillas y la tome posesivamente por la cintura, acercándola a él.