Enamorado de un fantasma

Capítulo 20

"Chat"

 

Al día siguiente, paso por casa de los mellizos a una hora más temprano de lo habitual, tanto que me encuentro con Gael, su padre, al llegar. Normalmente él sale a trabajar antes que Ally y Nathan se despierten para ir a clases.

Nos saludamos mutuamente y me deja la puerta abierta. Ni bien entro a la casa, me invade un aroma a huevos. No puedo evitar que mi vista se dirija hacia la sartén, sintiendo mi boca hacerse agua.

—Por lo que veo, no has desayunado… —me dice Avery.

Le dedico una sonrisa culpable.

—Estuve preocupado por Ally, en toda la tarde de ayer no recibí ni un mensaje de ella, y quise venir a ver cómo estaba.

—Sigue dormida, ayer también pasó todo el día durmiendo, lo cual es raro —gira la tortilla de huevo para que se cocine del otro lado—. No sé si se sentirá bien para ir a clases.

Hablo con ella unos minutos más, a la espera de que alguno de los mellizos dé señales de vida. Avery me sirve la tortilla que preparó y no dudo en engullirla. Al ir por la mitad, Nathan se asoma por la entrada de la cocina, sin camiseta, descalzo y con una mano restregándose un ojo, con una expresión de sueño evidente.

—Apareció el primero —le informo a Avery.

—¿Tu mamá te botó de tu casa o qué? —cuestiona Nathan, tomando asiento frente a mí.

Pongo los ojos en blanco y me dispongo a terminar de comer.

Luego, a petición de Avery, subo las escaleras sin hacer ruido para ir a despertar a Ally. Al asomarme por la puerta de su habitación, la veo plácidamente dormida, acurrucada en su colcha. La habitación apenas está iluminada por la poca luz que entra a través de las cortinas siendo movidas por la brisa.

A Ally le gusta dejar las ventanas un poco abiertas para que entre el aire fresco mañanero… aunque a estas alturas del año debería dejar de hacer eso, cada día parece ser más frío que el anterior.

La computadora portátil de Nathan reposa sobre el colchón, a un lado de Allison, al parecer se quedó dormida usándola. Tomo el artefacto en mis manos con intenciones de dejarla en su escritorio, pero la pantalla se enciende cuando presiono una tecla sin querer, dejándome ver lo último que Ally estuvo haciendo: conversando con Madison.

Me detengo a medio camino, con los ojos fijos en la pantalla.

«No sé si decirle todo a él», envió Ally.

No suelo revisar sus conversaciones con nadie ni sus cosas sin su permiso... pero soy humano, y soy curioso, mis ojos no pueden dejar de leer. Por lo que veo, se han unido más allá de lo académico.

«Díselo», respondió Maddie minutos después. «Es importante que él lo sepa».

«Tengo miedo»

«¿De qué?»

«De su reacción. Él la quería mucho, tanto que me atrevo a decir que le confíaba su vida». Estoy casi cien por ciento seguro de que hablaban sobre Kate y sobre mí.

«¿Alguien más sabe todo lo que me dijiste?»

«Solo tú... y, por favor, no digas absolutamente nada de lo que te he dicho... a nadie».

«Puedes estar tranquila. Intentaré ayudarte de alguna forma».

«¿Cómo?»

«Eso déjamelo a mí». Fue lo último que envió Maddie antes de que comenzaran a hablar de química media hora después.

Por el rabillo del ojo, logro divisar que algo se mueve cerca de la ventana. Varias motas de polvo logran colarse gracias a la brisa, y, combinadas con los rayos del sol, me permiten vislumbrar lo que parece ser una silueta.

Doy un respingo, alejándome un paso y afirmando el agarre del computador en mis manos. Mi segunda reacción es mirar a Ally, comprobando que no se ha dado cuenta de nada.

«Intentó matarlas» —escucho una voz masculina en el ambiente... o en mi cabeza.

De la nada, la pantalla de la portátil se distorsiona, creando finas líneas horizontales de colores verdes, violetas, naranjas y azules, como si estuviese sufriendo alguna fuerte interferencia antes de apagarse por completo.

Veo claramente mi reflejo a través de la pantalla negra... y algo más detrás de mí, a lo lejos, cerca de la puerta de la habitación.

Giro la cabeza en esa dirección, encontrándome con que nada está fuera de lo normal. Al volver la vista al frente, ese reflejo ajeno sigue detrás de mí, solo que más cerca que antes.

No es Kate... y tampoco pienso que sea el otro chico —lo que creo haber visto en la ventana sí, pero esto no—. Esta cosa se siente más siniestra, tétrica, con intenciones cuestionables.

Hago tripas corazón, tragándome el temor que he comenzado a sentir y muevo la pantalla hasta ubicar el rostro de esa cosa. Es más bien una sombra difuminada, de la cual apenas puedo ver sus ojos, aunque no hace falta que estén nítidos para saber que me mira de una forma maligna.

Sea lo que sea esta cosa, definitivamente no es bueno, y mi cuerpo lo sabe. Cierro la pantalla de sopetón, dando un vistazo rápido a mi alrededor; no hay nada detrás de mí, y la sutil silueta de la ventana también ha desaparecido.



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En el texto hay: juvenil, romance, paranormal

Editado: 24.08.2024

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