“Problemas”
Una respiración.
Una respiración profunda y pesada es lo único que siento.
No sé si es mía. No sé si es ajena. Solo la siento.
Una mirada hostil. Temor.
—¡Allison Hobbes! —su grito sonó como un eco que se distorsiona en la distancia, calándose hasta mis huesos.
Corrí. Fue lo mejor que se me ocurrió y lo peor que pude hacer.
No debí haber hecho eso.
Ambos tienen la culpa. Ambos son responsables.
—Y tú no hiciste nada… —me dice.
El silencio que me rodea rápidamente se convierte en ruido, como si le subieran volumen a un equipo de sonido del cero al máximo. Abro la boca, tomando una gran bocanada de aire que solo me genera más temor.
Todo esto se siente extraño y familiar a partes iguales.
Respirar… es extraño. Creo que echaba de menos eso.
—¿Dónde está? —balbuceo, intentando abrir los ojos.
—Ally —alguien se posa a mi lado, puedo sentirlo, mas no verlo—. Tiene el pulso a millón —creo que es Nathan quien habla.
El sentido auditivo está demasiado sensible, todos los sonidos son ensordecedores, apabullantes y agudos. Muevo la cabeza de un lado a otro, en busca de un alivio que no llega. Todas esas voces martillan el cerebro a más no poder.
—Cállense —murmuro y gimo, arrugando el rostro cuando soy alzada del suelo.
Silencio otra vez. Tranquilidad total.
Lucho por abrir los ojos, apenas vislumbrando las paredes de los pasillos moverse rápidamente, dejando atrás varios cubículos de casilleros.
Incluyendo el de Allison.
—Qué puntual —una voz femenina, vagamente familiar, dirigiéndose a alguien—. ¡¿Qué sucedió?!
Arrugo la cara, aturdida, esa voz adentrándose en la mente hasta que le encuentro rostro. Glenn Fuller.
Mueven cosas alrededor, luego siento algo suave debajo del cuerpo.
—Guerra de comida —la imagen del rostro de Nathan aparece en los párpados cerrados.
—Algo extraño pasó y se cayó —ojos verde esmeralda, voz relajante... su imagen se aclara mucho más rápido que las anteriores.
—Louis... —llamo.
—Necesito que salgan de aquí...
—Yo me quedo —ella.
Repentino silencio.
***
Los dedos de alguien acarician mi barriga con movimientos delicados y decididos, causándome cosquillas que, lentamente, me traen de regreso a la realidad.
Mi cabeza, pecho y costado derecho duelen ante el mínimo movimiento que hago.
Por mi mente se pasan varias imágenes comprometedoras, haciéndome recordar lo que sucedió. Mi pulso se acelera, y el desespero me invade repentinamente. Abro los ojos de golpe, intentando sentarme sin importarme todo el dolor que siento.
Suelto un quejido y bufo cuando una presión en mi pecho me ahoga, obligándome a quedarme quieta unos instantes.
—Todo está bien —dice Nathan apresuradamente, poniéndose de pie a mi lado—. Tranquila —con lentitud, lleva sus brazos a mi alrededor, atrayéndome hacia su pecho para abrazarme y besar mi pelo.
Estamos en la enfermería, solo los dos.
—Me duele todo —comento con voz ahogada.
—Te caíste de la mesa —acaricia mi cabello mientras habla, sin mirarnos a la cara y sin romper el abrazo—. Los que estaban cerca de ti lograron amortiguar el impacto contra el suelo, pero golpeaste la banca en el trayecto.
—Estamos castigados, ¿cierto?
—Acabas de despertar, ¿y eso es en lo primero que piensas? Pero, sí. Jedd, Maddie, Louis y Anne están en la cafetería, limpiando. Me permitieron quedarme por ser familia, pero debo ir también a ayudar.
El suave sonido del pestillo de la puerta hace que mi hermano se retire lentamente para ver quién ha entrado. Vemos a Glenn llegar con un par de hojas en la mano; al verme despierta, me saluda con una amable sonrisa.
Le explico cómo me siento y me da un analgésico para el dolor.
—Deberás ir a casa y...
No... no quiero estar sola.
—Me quedaré —la interrumpo, ganándome un ceño fruncido de parte de mi hermano—. También estoy involucrada y castigada.
—No limpiarás en ese estado, Allison —reclama ella.
—Puedo hacer cosas mínimas —miro a Nathan, esperando que me apoye, pero me encuentro con una mirada de reprobación—. Cuando la pastilla haga efecto, podré ayudar en algo. Estaré bien.
—Bien —cede segundos después—. Pero vendrás inmediatamente ante cualquier molestia o signo de dolor. No abuses de tu cuerpo.