"Desesperación"
El sueño que estaba teniendo con Louis es interrumpido por el grito de mi hermano desde la puerta principal, haciendo que recobre la consciencia a regañadientes.
—¡Ally, tienes visitas! —me siento rápidamente en el sofá debido al sobresalto, ganándome un ligero mareo gracias a eso.
Lo veo a él de pie en la entrada de la sala, acompañado por el protagonista de mi sueño, éste estaba conteniendo la risa, seguramente por mi reacción.
Luego de comer, mamá y papá llegaron, los acompañamos mientras cenaban y pasamos un rato con ellos antes que se fuesen a su habitación a descansar un poco. Nathan y yo nos quedamos viendo televisión en la sala de estar y me quedé dormida en el proceso.
—¿No se te pasó por la cabeza que despertar a alguien a gritos no es lo mejor que puedes hacer? —fulmino a mi hermano con la mirada.
—Qué refunfuñona... Los dejo solos —da la media vuelta para subir por las escaleras, mis ojos se cierran poco a poco, aún sintiendo sueño, sin importar que Louis está frente a mí y se acerca a paso relajado.
El asiento a mi lado se hunde, por lo que me dejo llevar en esa dirección, recostándome a él.
—¿Qué haces aquí tan tarde? —mi voz suena rasposa y ronca, arrastro las palabras debido al sueño.
—Son las nueve y media de la noche —su brazo rodea mis hombros, al mismo tiempo que nos echa hacia atrás en el sofá.
—¿Cuánto llevo dormida?
—Una hora, según tu hermano —siento que se inclina hacia adelante y pasa su otro brazo por debajo de mis rodillas, me levanta levemente para ponerme sobre su regazo.
Paso ambos brazos por sus costados para acurrucarme en su pecho, reposo la cabeza en su hombro, mirando hacia su cuello... y es justo en este momento en que parezco una drogadicta con asma, inhalando el perfume de Louis.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste a interrumpir mis horas de dormir y mi sueño contigo? —eso último se me ha salido, pero ya es tarde para enmendarlo, así que es mejor hacer que parezca casual—. Estaba en la mejor parte.
—¿Tienes sueños húmedos conmigo? —si estuviéramos frente a frente, él estaría alzando las cejas con picardía y yo lo más probable era que estuviera golpeándole el hombro, o lo que tuviera más cerca que sea de su cuerpo, pero con este sueño que siento no dan ganas de nada.
—Esa, seguramente, sería tu fantasía favorita.
—No diré nada al respecto…
—Aún no has respondido mi pregunta, ¿por qué viniste? Creía que estabas en casa de Anne.
—Vine en busca de más información sobre cómo puedo invitar a mi pareja al baile.
La comodidad que había adquirido sobre él se esfuma, estar entre sus brazos ya no me resulta placentero y mucho menos cariñoso. No había pensado en eso desde que Nathan y yo hicimos la cena, y Louis tuvo que arruinar el resto de mi noche tocando el tema.
—Pídeselos a Alissa —me remuevo en sus brazos en un intento de zafarme de su agarre—. Ella también es chica e irá al baile, puede ayudarte.
—Ya se lo pedí y me dijo cómo le gustaría que la invitaran y cómo la invitó el chico, pero ningún método me animó.
Finalmente logro salir de sus brazos, mis piernas apenas aguantan el peso total de mi cuerpo, por lo que me tambaleo. Louis rápidamente se pone de pie para estabilizarme.
—Siempre me has ayudado en todo, sin importar qué. ¿Por qué estás tan reacia ayudarme con esto? —me sujeta firmemente por ambos hombros.
En este momento necesito que mis párpados estén cayéndose del sueño, pero no, han vuelto a la normalidad. En pocas palabras, no tengo una excusa razonable para dejar de mirar a Louis a los ojos y responder.
—Porque sí —miro hacia un lado mientras respondo.
—Esas dos palabras nunca lograrán convencerme, mucho menos viniendo de ti. Dime la verdadera razón —me da una ligera sacudida, señal de que quiere que lo mire a los ojos... y es lo que hago.
Azul y verde se encuentran y se mantienen así en un silencio sepulcral, absolutamente nada se oye, tanto adentro como afuera de la casa, nada. Siento como poco a poco la rabia me va llenando, se puede notar en mi cambio al momento de respirar, es más pesada ahora.
Saber que yo no soy la chica me hace enojar, sentir celos y ganas de querer arrancarle ese suave cabello por completo.
—Dile a Anne que te ayude —es lo último que digo antes de salir de sus brazos y alejarme de él.
Se queda unos segundos en su lugar con el entrecejo fruncido, pensando en pájaros preñados. Indirectamente le he dicho parte de lo que me tiene así y él se queda pensando.
—¿Anne? —lentamente dirige su mirada hacia mí, su entrecejo se relaja poco a poco, dando paso a una media sonrisa y un brillo pícaro en sus ojos—. ¿Estás celosa, Allison?
Sólo me dispongo a girar los ojos y darle la espalda, cruzando los brazos debajo de mi pecho. Sí estoy celosa, y mucho.
—Déjame decirte que ella se tomó la molestia de invitarme a ir con ella —él se acerca a mí, puedo darme cuenta por el volumen de su voz, que cada vez aumenta—. Pero le dije que no.