"Culpa"
Louis
Despierto de golpe, sentándome en la cama, con la respiración acelerada y con la horrible sensación de que algo muy malo ha pasado. Miro la habitación de Ally, moviendo la cabeza frenéticamente, con los ojos bien abiertos, y sintiendo cómo mi cuerpo se tensa al recordar el sueño.
Ella hablando con su abuelo fallecido no me dio buenos ánimos. Necesito sentirla entre mis brazos de nuevo, saber que está bien. Me paso los dedos por la frente al sentir un suave cosquilleo allí desde que desperté... y creo haber escuchado su voz.
O simplemente me estoy volviendo loco.
Necesito ir al hospital, necesito cerciorarme por mí mismo de que ella está viva. Tomo mi teléfono, las llaves de mi auto y bajo las escaleras para irme a casa a ducharme.
Apenas son las cinco y media de la mañana, pero por la forma en la que he despertado, sé que no volveré a conciliar el sueño.
Al bajar las escaleras, me encuentro a Nathan sentado en el sofá viendo hacia ningún punto en específico. Parece un muerto viviente, nunca lo he visto tan demacrado, con unas profundas ojeras y más pálido de lo que ya es.
—¿Lograste dormir algo? —me pregunta con una voz que no parece suya, dirigiendo su mirada hacia mí con lentitud, como si le pesara mover los ojos.
Comenzaré a dudar de si en verdad está vivo y no es otra de esas visiones que a veces tengo. Se ve surrealista, así que tengo mis razones para dudar.
—Muy poco —redirijo mi rumbo hacia él, tomando asiento a su lado—. Por lo que veo tú no has dormido nada.
—Simplemente no puedo. Maddie hizo lo que pudo para que me quedara dormido, pero fue ella quien cayó en sus propias redes.
—¿Está dormida ahora?
—No... la desperté porque me sentí muy aterrado —murmura mirando al frente—. Por un momento me sentí más solo que nunca, aun teniendo a Maddie allí conmigo... sentí que éramos Gregory y yo contra el mundo, que la mitad de mí se había ido a un lugar donde no podría ir por ella.
Sus palabras solo consiguen inquietarme, y las imágenes de ese corto sueño de Allison hablando con su abuelo se sienten más reales que antes.
—Fue la sensación más horrible que he tenido en toda mi vida —continúa hablando—. Y no quiero volver a sentirla. Me sentí desesperado y desolado, sentí que ya no la tenía, que no volvería a verla con vida... —su voz se quiebra con la última frase, como si ya no tuviera fuerzas para hablar, y observo cómo sus ojos comienzan a aguarse.
Apoya los codos en las rodillas y hunde el rostro en sus manos. Sus hombros comienzan a temblar y él a sollozar. Si sigo viéndolo, iré por el mismo camino, y consolarlo no servirá de nada. Pero tampoco puedo irme y dejarlo así.
Maddie aparece de la nada por las escaleras, corriendo mientras las baja y se detiene al vernos sentados en el sofá.
Posa sus ojos sobre los míos, más abiertos de lo normal, como sorprendida de verme, mas no dice nada.
Se acerca a nosotros con paso veloz y se coloca de cuclillas frente a Nathan. Toma sus manos entre las suyas y lo anima a incorporarse, ambos se miran fijamente a los ojos mientras ella se sienta en su regazo y sus dedos se entrelazan.
Es una escena sumamente conmovedora y tierna. Él la mira con necesidad y ella con disposición de darle a él todo lo que le haga falta.
—Ella se pondrá bien —asegura, dirigiéndose a ambos y limpiando las mejillas de su novio, pero es en vano.
Nathan se ha derrumbado emocionalmente y no se calmará en un buen rato. Coloca sus manos en la nuca de Nathan y lo acerca más a ella para abrazarlo.
Él le responde con ímpetu, como si quisiera fundirse en ella, hundiendo el rostro en su cuello y rodeándola con sus brazos tan fuertemente que pareciera que la fuera a asfixiar, pero ella no se queja.
—Ella está bien —dice, mirándome, mientras acaricia el pelo de Nathan—. Está viva... De no ser así, la hubiese visto.
Esas palabras logran calmar el temor que había comenzado a sentir. Seguramente el sueño solo fue eso, un sueño, y mi mente estaba haciéndome una mala jugada.
Si yo fuera Nathan, estaría pensando ya mismo en la propuesta de matrimonio más original del mundo. Es algo apresurado, lo sé, pero ella es una gran chica y cada día que pasa los Hobbes la quieren cada vez más; y estoy seguro que cuando esta situación se supere, Nathan sentirá un cariño aún más infinito hacia ella.
—Iré a casa a cambiarme —le aviso, dándome cuenta que ella también tiene ojeras, y que casi no queda rastro de la Madison arreglada que todos conocemos. ¿Hasta qué hora estuvo intentando que Nathan durmiera? Y ¿cuánto logró dormir ella antes de que él la despertara?
—Gregory y Helen salieron para el hospital a las cuatro de la madrugada. Gael y Avery vendrán en unas horas a ducharse y descansar lo más posible.
—¿Estarás bien tú sola con él? —miro a Nathan, quien seguramente no esté prestando atención a lo que hablamos.
—Sí, no te preocupes. Creo poder manejar la situación por mi cuenta.
—No dudes en llamarme si necesitas algo —ella asiente a la vez que me pongo de pie para marcharme.