"Designio"
Allison
Me dieron el alta una semana después. Mi recuperación ha sido rápida, más de lo que los médicos pensaron. Mi pulmón no dio graves problemas luego de que… bueno… Solo lo mínimo: que si ciertos pinchazos de vez en cuando.
Los moratones en mi cuerpo comenzaban a desaparecer, y los raspones a sanar. Estoy casi como si nada —sin tener en cuenta que los raspones son claramente visibles—, y, según el médico, ya podía volver a clases, solo que no debía hacer actividad física por ahora.
Cuando desperté, lo único que sentí fue un dolor nefasto, como si un camión de carga pesada hubiera pasado sobre mí. Fue doloroso, pero, a la vez, me sentí aliviada porque sabía que estaba viva, y el dolor era prueba de eso.
Apenas recuerdo ver a Louis cuando recuperé la consciencia por primera vez, y verlo de esa forma tan vulnerable, sintiéndose culpable, me partió el corazón. Sentí que debía consolarlo, decirle que todo estaba bien, que yo estaba bien, que estoy con él, viva.
Respirar se me hizo más difícil de lo que pensé, y solo rezaba para que esa sensación no durara demasiado, no quería seguir dependiendo de una máquina para estar estable. Me sentía impotente al saber que no podía valerme por mí misma para algo tan sencillo como inhalar y exhalar.
Madison, Anne, Daphne, Jedd y Nathan estuvieron manteniéndome al día con los deberes, ellos me explicaban los temas nuevos y fueron los intermediarios entre los profesores y yo. Louis fue el encargado de Educación Física principalmente, pues yo, al no poder hacer clases prácticas —ni si quiera poder ir al instituto—, el entrenador le daba un esquema que debía investigar.
En este momento, me encuentro a solas con Maddie en mi habitación. Es más una visita de novia a novio, pero Nathan no se encuentra en casa. Ella está cómodamente acostada en el puf, con la concentración fija en su teléfono; en mi caso, intento ponerle atención a los posts de Instagram, pero en realidad mi mente está puesta en otra cosa. Hemos hablado poco desde que ella llegó, a decir verdad, pero nuestro silencio no era incómodo ni nada parecido.
Sé lo que me pasó porque me lo contaron, aunque no tengo un recuerdo concreto de todo... solo extrañas sensaciones de haber estado en algunas partes y escuchar algunas voces, unidos a un sentimiento de nostalgia y sentimientos encontrados que he sentido desde que recobré la consciencia en el hospital.
No me había atrevido preguntar nada hasta ahora. Solo de pensar que no estuve por unos minutos me da escalofríos.
—Maddie...
—Dime —su oído se concentra en mí, pero sus ojos siguen fijos en el teléfono.
—¿Me viste? —sus dedos inmediatamente se paralizan, aunque sigue sin mirarme—. Creo que sabes a qué me refiero.
Bloquea su teléfono, dejándolo caer en su regazo, y se remueve en el puf, adoptando una posición más erguida.
—Nadie lo sabe —confirma mi pregunta—. Apareciste en la habitación de Nathan esa misma noche, estabas con un señor. Me indicaste que no le dijera nada a tu hermano... y me costó mucho disimular mi impresión, él estaba alterado. Por un momento pensé que no... —se interrumpe a sí misma, escondiendo los labios.
—Entiendo.
—Fuimos a visitarte esa mañana, pero estabas dormida. Kate estuvo allí también... y confirmó una teoría que llegué a pensar —la miro con más curiosidad que antes—. ¿El pacto que mencioné aquella vez? Mi teoría es que ella le brindaba fácil acceso a esa entidad maligna para tener contacto con humanos, y eso cumplía lo que ella quería. Se fusionan, eso al alma de ella, la controla a su antojo.
—¿Kate te dijo eso?
—Internet… —ladea levemente la cabeza—, más bien, unos cuantos conocimientos de mi abuela. Es una mujer muy sabia, ¿sabías? Incluso me ha hecho apuntes de sus experiencias.
Aún me sorprende la tranquilidad con la que habla de este tema… aunque para ella es su realidad, e imagino que habernos revelado todo significó un peso menos sobre sus hombros. Puede hablar de su don con total libertad.
—Dijiste que ella es un alma en pena intentando solucionar algo que no puede por sí misma… —espero no estar loca al decir en voz alta lo que se me acaba de pasar por la mente—. ¿Hay alguna forma de que puedas ayudarla?
Una parte de mí indica que Kate no merece que le tenga compasión, no después de lo que hizo minutos antes de morir, o lo que le hizo a Louis con Roger… o lo que me hizo a mí. Pero, mi otra mitad no va a estar tranquila sabiendo todo lo que sé, y menos aún si hay una posibilidad de hacer algo.
Soy consciente de que no tuvimos una amistad sana, pero, en su momento, no lo vi así. Sí la consideré mi amiga, por muy retorcido que sea todo, y ese lado de mí es el que pide casi a gritos que actúe de alguna manera… o quizás sean influencias de ella del más allá.
La he visto como la mala de la historia, y dudo estar lejos de la realidad, por eso espero no estar equivocándome con esa petición.
Maddie ladea la cabeza aún más, mirando hacia ningún lado en específico de mi habitación, pensativa.
—Guiándome de lo que sé —inicia, luciendo no muy segura—, ella debe luchar con esa entidad. Kate es la que debe encargarse de eso, principalmente. El ente y ella están estrechamente relacionados, y ninguno está físicamente presente.