William no pudo conciliar el sueño en toda la noche lo único que tenía que hacer para traer a su amada a su lado era dar a Roseleine pero el cargo de conciencia no lo dejaría en paz,no sabía que hacer pero el deseo de estar con aquella mujer era más poderoso que él.
La noche transcurrio con pensamientos al aire, al llegar el amanecer William montado en su fiel caballo negro fue por su joven esposa a la casa de sus suegros,al llegar a una casa vieja,vio a Roseleine en el huerto con ropa sucia y vieja,sudando y trabajando como una esclava.
William por unos minutos recordó cuando conoció a Roseleine,hace un año.
Su rubia cabellera estaba suelta y desordenada,la sonrisa en su joven rostro reflejaba lo inocente que era,sus hermosos ojos estaban llenos de vida,sus pequeños labios rosados, hicieron que algo dentro de él cambiará,su peor enemigo Thomas Brown la deseaba y el no permitiría que el obtuviese aquella joven.
Salió de sus recuerdos para ir por Roseleine,la madre de Roseleine lo detuvo antes de que pudiera ir con ella.
-Señor William,¿Que hace aquí?- pregunta con seriedad una mujer de edad.
-Señora Luisa, buenos días lamento mucho molestar tan temprano pero necesito hablar con su hija - dijo William.
-Usted no tiene nada de que hablar con mi hija Conde así que marchece o yo mismo lo corro a patadas - dijo el padre de Roseleine quien había salido de prisión hace una semana y ya sabía todo el sufrimiento de su adorada hija.
-Mire señor Rosendo,yo amo a Roseleine y voy a hacer todo por ella - dijo William antes de ser interrumpido por el señor Rosendo.
-Lo dudó, usted no a olvidado a la señora Magdalena y mi hija no es un juguete con el que va a jugar y después a desechar.