Enamorado de una rara.

Epílogo.

Camille.

Me despierto escuchando los llamados de mi madre.

-¡Camille! Levántate que llegarás tarde al colegio.-

¿Por qué tiene que ser lunes? O mejor, ¿por qué tienen que comenzar las clases?

Muchas personas aman asistir a clases, porque son populares, tienen amigos, buenas notas, y una excelente reputación.

Pero las personas como yo, que sólo reciben bullyng, detestamos ir al colegio. ¿Para qué ir? Si total, no tienes amigos, y los profesores apenas te soportan porque eres un cerebrito que no hace otra cosa que agendar todos los apuntes y decir las respuestas a las actividades.

Si fuera cerebrito, pero siendo popular, todos me admirarían, pensando que soy una excelente alumna. Pero siendo el "bicho raro", solamente quedó aún más extraña.

Por eso no soporto ir al colegio.

Cuando trato de socializar, me miran mal, y no me hablan. Hasta demuestran desprecio por mí.

Mi madre dice que debo socializar, pero es imposible. Tengo una sola amiga, desde el jardín de infantes que nos conocemos. Se llama Livi, y es un amor. Es la clásica chica linda, rica y popular. Todos la aman. Tiene media escuela detrás de ella esperando que en algún momento se fije en ellos para entablar una relación. Pero ella es de las que piensan que se debe esperar el momento correcto, conocer la persona indicada y vivir un romance de películas de princesas.

Es una chica hermosa. Su cabello largo hasta las clavículas, de color dorado natural, con unas ligeras ondas encantadoras. Su actitud femenina, y vestimenta adecuada siempre es para toda ocasión. Además siempre usa un perfume de fresas que embriaga a todos los chicos, e incluso algunas chicas.

Quien sepa lo que pienso de ella, estará pensando que soy lesbiana o bisexual, pero no es el caso. Es sólo que la admiro mucho por ser como es. A veces desearía ser como ella. Tener esa seguridad y desenvoltura que la caracterizan. Además de su belleza y feminidad innatas.

Yo soy totalmente lo contrario.

De mediana estatura, piel blanca, cabello castaño oscuro hasta los hombros, ojos marrones, y lo que me caracteriza, es mi extraño gusto por la moda. Siempre visto ropa ancha, de colores oscuros, con logos de bandas de rock que amo, bien a la vista. Y también mi gusto por los animales. Más bien, por las arañas y los cocodrilos. Me parece fascinante su forma de cazar y alimentarse.

De hecho, tengo todos los volúmenes de documentales de estos animales.

Y también peluches de éstos y una tarántula de mascota.

 Los amo.

 

🌸🏵️🌸

 

-Camille, apúrate, no puedes llegar tarde en tu primer día de clases. Prepárate y y baja a la cocina a desayunar que ya está lista la comida. Dime si quieres jugo de naranja, leche o café.-

-Buen día mamá. Enseguida me preparo y bajo. Quisiera un café con leche, por favor. Gracias.-

Me levanto perezosamente, estiro mi cuerpo intentando que se me pase el sueño, fallando en el intento.

 Me dirijo hacia el baño, preparo la temperatura del agua, me desvisto y me inmergo en la bañera repleta de agua y jabón.

Al terminar me seco con la toalla y peino mi cabello secándolo con el secador. Aunque por el apuro no terminé de secarlo y lo peiné a medias, de modo que quedó sin nudos, pero inflado y rebelde.

Luego me dirijo hacia el ropero y escojo para mi primer día de tortura, una camiseta negra holgada lisa, un pantalón deportivo azul, y un buzo gris oscuro, con el logo de una banda de rock que idolatro, ubicado sobre el gran bolsillo de canguro.

Bajo a paso apresurado para ir a desayunar en compañía de mi madre.

Vivo sólo con ella, debido a que mi padre nos abandonó hace unos trece años, cuando sólo tenía seis años de edad. Luego se mostró arrepentido y quiso volver, pero mi madre estaba tan dolida y enojada que lo rechazó y cortó todo tipo de contacto que tenía con el. Pero yo sigo en contacto, aunque hablamos pocas veces, como unas tres al mes.

 Se había ido porque trabajaba en una empresa que se transfirió a una ciudad bastante lejana.

Luego de unos cinco años de rechazo por parte de mamá, se casó con otra mujer y ahora están esperando su primer hijo. Tiene unos seis meses, y será un varón. Dijo que lo quiere llamar Thomas, como su abuelo, osea mi bisabuelo, que nunca llegué a conocer.

 

🌸🏵️🌸

Mi madre me sirve el café con leche que le había pedido, calentito, ya que es invierno. Me entrega un plato con tostadas y medialunas, junto la manteca, la mermelada y el azúcar. 

Terminamos de desayunar. Durante la comida hablamos de cosas que tenemos que hacer en la semana. Entre ellas estaba ir a comprar un regalo para su ahijada, Shana, que en unos días cumpliría dos años de edad.

Shana es la hija de su mejor amiga, Carlota.

Quedamos en gastar alrededor de treinta dólares, como máximo, ya que más no nos podemos permitir, y para comprar un regalo bonito, tendré que renunciar a comparme un nuevo par de medias y un corpiño, que necesito urgente, porque los míos están que no dan más.

Preparo mi mochila y agarro mi teléfono celular. Con mi madre nos dirigimos al auto. En nuestro coche. Es uno viejo, que tiene problemas bastante seguido, pero siempre de un modo u otro logramos que nos lo arreglen. Aunque nos cobran un ojo de la cabeza y debemos renunciar a varias cosas.

Subimos a nuestro querido vehículo y mi madre comienza a conducir, dirigiéndose a la escuela.

A llegar, como toda madre, me hace sus miles de recomendaciones acerca de cómo comportarme, y tener cuidado con no tropezarme, no arruinar la ropa, y no contestar de mal modo.

Aseguro comportarme adecuadamente y bajo del auto.

La despido con un beso en su suave y sonrosada mejilla. Me acerco a la entrada y por suerte me topo con Livi, quien se me lanza encima para abrazarme cariñosamente.

Las únicas personas que no me incomoda que me demuestren cariño, son mi madre y ella.




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