Camille.
Entro a mí casa y voy a mí habitación para dejar mí mochila sobre la cama. Me siento al lado de ésta, mirando el papel que me ha dado Michael.
Escribe tan bien.
Debo admitir que en un hombre nunca he visto una escritura tan prolija. Mis compañeros escriben todo con errores y desprolijo, por terminar rápido y charlar o hacer sus pavadas de chicos.
Contemplo su número hasta que mamá golpea la puerta suavemente.
-Entra mamá.- Le digo y ella se adentra con una sonrisa en el rostro.
-Hola hermosa. ¿Qué tal tu primer día de clases?- Pregunta mirando el papelito que sigo sosteniendo entre mis manos.
-Emmhh.- Estoy indecisa entre decirle que me fue pésimo por haber peleado con Elda y decir que excelente porque hice un nuevo amigo. -Más o menos.- Opto por decir las dos cosas.
-¿Lo dices por la pelea que tuviste con Elda?- La miro confundida. -Me informó la directora Sanders que tuviste un altercado... Pero me aclaró que tú no empezaste y solo te estabas defendiendo. Además sé qué clase de persona es Elda y las cosas que te ha hecho junto a su amiga Mob, así que no estoy enfadada contigo, cariño.- Dijo y se sentó a mí lado. Guardé rápidamente el papel que tenía entre manos en el bolsillo de la mochila, haciendo que mí madre frunza el ceño.
-¿Qué tienes ahí?- Pregunta curiosa.
-Hice un amigo nuevo.- Declaré sonriendo. Mamá queda viéndome sorprendida y luego sonríe al igual que yo.
-Que bueno, me alegro. ¿Y quién es ese amigo?- Inquiere mirándome.
-Se llama Michael French.- Dije y aparté la mirada ya que al nombrarlo me ruborizé inexplicablemente.
-¿Y te gusta?- Pregunta ella al ver mí reacción al decir su nombre.
-¡¿Mamá qué dices?! No me gusta. Para nada.- Alego viendo hacia el techo.
-Que extraño, porque al ver tu mirada, la sonrisa, y el que te hayas ruborizado, pensé que sí. Habré mal entendido las cosas.- Dice mirándome nuevamente.
No sé porqué siento que le estoy mintiendo, pero no es así.
Eso creo.
Mamá se levanta lista para salir de mí cuarto pero la detengo.
-Mami...- Se voltea y me mira. -No sé todavía si me gusta. Es guapo, gentil, bueno, y escribe muy bien. Pero todavía no sé si me gusta. No sé si me vaya a gustar algún día alguien, pero si es así, serás la primera en saberlo.- Le aseguro y ella sonríe. Se me acerca y me acaricia el cabello moreno.
-Está bien cariño.- Dice y se retira a la cocina para poner la mesa.
La sigo y le ayudo a servir la comida.
Hoy, al igual que casi siempre, comeré una fetita de carne con arroz blanco.
Nos sentamos y comenzamos a cortar en trozitos la carne. Enseguida me acordé que quiero empanadas a ser vegetariana. Pero no puedo decirle a mí mamá, así de la nada, cuando ella ya me ha preparado la carne:
Oh, si mamá, ¿Sabes? De pronto conocí a alguien y me sugirió que sea vegetariana, así que ahora quiero comer verduras como un conejo.
Pero lo que sí, decido contarle que saldré con Michael. Y quizás luego le comente algo acerca de mí decisión.
-Mami...- Le digo y trago el arroz que tenía en la boca, ella alza la mirada. -Hoy saldré con Michael.- Lanzo.
-¿Tendrás una cita?- Inquiere contenta y sorprendida.
-No, no es una cita, creo. Sólo somos amigos, ya te lo dije. Verás. Cuando tuve mí altercado con Elda, se cayó mi manzana, y justo la encontró Michael, que fue gracias a él que la directora me creyó, porque él grabó la escena. Luego me devolvió la manzana, pero vió que se había hechado a perder, así que me ofreció salir a comer y tomar algo, pero luego se acordó que debía ir al hospital a ver a una señora, que conoció, pero al mismo tiempo no la conoce, y dijo que sí lo quería acompañar. Acepté, y antes de ir al hospital, pasaremos por su casa a buscar una torta que hizo su madre, que es su preferida, y la llevaremos al hospital, para comerla los tres. Y en el camino, dijo que me contaría la historia de la señora.- Le conté todo con tanta rapidez que al terminar quedé sin aliento.
-Wow, cálmate, ni que estuvieses corriendo una maratón, o te esté persiguiendo un asesino serial.- Dijo sonriendo.
Yo solo me ruborizé, y seguí comiendo de mi plato.
-Bien, entonces, ¿A qué hora vuelves?- Pregunta mi madre.
Buena pregunta, no sé a qué hora volveré, si ni siquiera recuerdo si me dijo cuando acababa el horario de visita.
-Oh, eso, pues... Perdón, no lo sé.- Le dije, pero luego recordé que ahora vería a Michael en la escuela, así que allí le preguntaría. -Le pregunto a Michael en la escuela y te mando un mensaje. ¿Quieres?- Sonreí y ella asintió.
-Claro mí amor, que se diviertan, entonces.- Dijo y retiró las cosas de la mesa, ya que entre la pequeña charla, habíamos term lo que había en los platos.
Le sonrío y voy a mí habitación para recoger mí mochila y el móvil.
Salgo y voy al pequeño comedor para despedirme de mi madre.
-Mami, debo ir, no quiero llegar tarde.- La abrazo, y ella me acaricia el cabello.
-Está bien cariño. Recuerda enviarme el mensaje para avisarme a qué hora vuelves.- Me besa en la mejilla y con un movimiento de mano por parte de las dos, salgo de casa y me dirijo hacia la escuela.
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En cuanto llego, Liv está afuera esperándome como siempre. Me acerco y ella me rodea en uno de sus abrazos de oso. Le correspondo el abrazo y ella sonríe.
-Princesa Cami, en unas horas, tendrás tu primera cita.- Dice sonriendo. Luego me mira de pies a cabeza y sonríe de lado. -Cariño, eres hermosa, pero en una cita, ponte más bonita que nunca.- Dice y me da una voltereta.
-Primero: no es una cita, es una salida de amigos. Segundo: no voy a cambiar mí forma de ser y vestirme, sólo por un chico. Y tercero: aunque quisiera ponerme algo más lindo, no puedo. Soy pobre, ¿Recuerdas?- Le digo mientras la tomo de la mano para entrar a la escuela.