Camille.
Luego de comer la deliciosa torta y tomar el jugo, -todos menos Lahara que debió tomar agua con algodón- intercambiamos números con Lay y su mamá, y quedamos en que cualquier cosa, buena o mala, nos llamasen e iríamos de inmediato. También les dijimos que si podíamos ir todos los días a visitarla, lo haríamos, ya que el doctor alargó la cantidad de días que debe estar internada, a dos semanas ya que antes de irnos, la herida en la panza le dolió mucho, así que el señor Thomas Horriss, que resultó ser algo así como un nuevo amigo de Michael, dijo que si le sigue doliendo,en vez de dos semanas, serán tres, hasta que ya no le duela.
A la media hora de haber llegado, más o menos,le escribí un mensaje a mí mamá avisándole que el horario de visita era hasta las ocho, así que en cuanto llegó la hora de despedirnos de nuestras nuevas dos amigas, aunque algo decepcionados de no haber podido charlar más tiempo, nos tuvimos que marchar.
Y ahora estamos caminando a lo largo de las calles de Oakland, que es donde vivimos, en California. Los árboles sacuden levemente sus ramas con hojas oscuras y algo resecas, debido al frío de la época, aunque siguen siendo encantadores, y la brisa fresca y sueva hace que de vez en cuando los transeúntes, comprendidos nosotros dos, sacudamos nuestros cuerpos con escalofríos y pasemos las manos por los brazos, tratando de calmar la sacudida.
Vamos de vuelta a mí casa, donde mí madre me estará esperando. Me he quedado sin batería así que estoy continuamente pensando en si me habrá llamado, o enviado un mensaje.
Me gustaría saber si hoy cenaremos en casa, más que nada por mí madre, porque yo he comido mucho en la merienda junto a mis nuevos amigos, mientras que mamá habrá estado pensando en si estaba bien, y en qué hacer para ganar dinero y comprar algo de comida. Aunque sea horrible, debo admitir que hoy en día prácticamente no hay personas buenas, que aceptan como empleada a una señora pobre y sin marido, como mí madre. Prefieren en vez de eso contratar chicas jóvenes, simpáticas, o por lo menos bonitas y con ropa hermosa para atraer clientes, si es un lugar público destinado a vender, y a señoras de confianza absoluta si se trata de empleadas para trabajar en casa. Mi madre sale una vez por semana a buscar trabajo, pero en los últimos once años no lo ha conseguido, o por lo menos, no uno estable. Consigue trabajitos mal pagados, hacer changas a cambio de dinero o comida, y las pocas veces que consiguió un trabajo diario serio, cómo mesera, heladera, o como señora de limpieza en las estaciones de servicio, los jefes eran malvados, o eran demasiado tacaños, y la echaban. Pero por suerte, mamá es una buena mujer, y se la pasa haciendo favores a la gente, sin buscar nada a cambio, pero las personas igualmente le propina una recompensa, y también están los trabajitos que hace de vez en cuando, que esos sí realiza para ganar dinero, ya que para ella ese es su trabajo. Además, al ser bondadosa tiene muchos amigos, y uno de ellos es el panadero Jaime, que tiene su local a unas dos manzanas de nuestra casa, y todas las mañanas, o por lo menos, la mayoría de ellas, le regala a mi mamá algunas medialunas, unas tostadas, y le da unos trescientos gramos de manteca a la semana para que tengamos el desayuno, y en cambio, la dueña de un supermercado que que queda cerca de casa, Faira, le regala una caja de leche, una de jugo y un paquete de café cada quince días. Todo ésto debido a que mamá los ayuda todas las semanas con algo, desde antes que papá se marchara. Así es, mí madre es la mujer más buena del universo, desde siempre, aún cuando estaba casada con papá y tenía el dinero que necesitaba y algunos gustos también. Siempre fue bondadosa, ayudando a los demás, y ahora que ella necesita ayuda, todos están para ella, y aún ella para ellos. Y cuando papá se fue, él ofreció pasarnos dinero cada mes para mantenernos, pero mí mamá estaba tan enojada con él que no quiso saber nada acerca suyo, así que el dinero lo consideró como algo que todavía los unía, aunque yo por mí parte acepté que me enviara algo de dinero para mis estudios y mamá no pudo oponerse, ya que me lo daba a mí y no a ella. Igualmente, no quise que me enviara mucho dinero, así que me envía entre los trescientos dólares a los trescientos cincuenta, y de ésta parte, saco unos cien para contribuir con los gastos de la reparación del auto o de la casa, si es necesario, y si no, lo guardo todo en un estuche que bordó para mí mamá, que es uno violeta y fucsia que dice "Los fondos de Cami" con letras negras.
He estado pensando en estos días en que ya tengo edad para buscar empleo. Y no es por ser mala o algo así, pero creo que alguno me contratarían, porque aunque soy pobre, soy joven, y eso es lo que las personas buscan. Así que mañana le comentaré a mamá que empezaré a buscar empleo para mí y para la mamá de Michael también. Mi madre, con lo que gana de los trabajitos que hace, compra arroz, unas fetitas de carne, mermelada, avena y un poco de sal y aceite, y con eso nos arreglamos todos los días, teniendo también lo que nos obsequian el panadero y la dueña del supermercado, y en ocasiones, aunque casi nunca, en vez de pagarle con dinero le dan comida, así que nos fideos o pan y hamburguesas, las comemos como una vez al mes. Para ser pobres, debo admitir que tener esa comida, un techo y unos cinco dólares a fin de mes, es como ser ricas, así que estamos conformes. Pero también sufrimos cuando necesitamos comprarnos alguna ropa nueva porque ya algo no nos queda, o porque está gastado, como por ejemplo mis corpiños y calcetines, y no podemos porque no nos da el dinero para poder realizar ese tipo de compras. Y es justamente por esas cosas que quiero trabajar. Para poder comprarnos las dos la ropa que necesitemos, para mis futuros estudios y mejorar algo las comidas. En ocasiones, encuentro una moneda de un dólar en la calle, y cada vez las guardo para agregarlas a los fondos para ir a estudiar,aunque no creo que me alcanze. Mi mamá cada tanto compra un kilo de manzanas y nos duran por unos cinco días o una semana, y la que hoy eché a perder, era una de esas, por lo que me siento culpable, y además,ahora me estoy sintiendo peor porque ni siquiera se me ocurrió guardar algo de torta y jugo para ella.