Michael.
Sólo estoy a un paso de besarla. Pero un golpe proveniente desde atrás de la puerta que antes vimos llamó nuestra atención. Nos separamos y ella termina de bajar las escaleras, dirigiéndose luego rápidamente hacia donde provino el sonido.
-Espera. No sabemos qué hay ahí.- Le digo. La tironeo suave de la muñeca y me pongo frente a ella.
Abro la puerta, no se ve nada. Cam me presta su teléfono, que tiene la linterna encendida. La acerco más al interior de la pequeñísima cantina. Es como un cubículo.
De pronto ilumino algo que parece cabello. Los dos gritamos y corremos unos cinco pasos hacia atrás. Quedamos paralizados por el miedo, hasta que reacciono. Voy a acercarme para ver mejor que es pero Camille me toma del brazo fuerte.
-No vayas. Y si es un cadáver. O una psicópata asesina en serie, o tal vez un ladrón.-
-Hay que ver.- Respondo, le doy un apretón de manos para tranquilizarla un poco pero sigue temblando.
Me suelto de su agarre y vuelvo al cubículo. Ella me sigue por detrás con temor. Cuando vuelvo a alumbrar donde habíamos visto eso que parecía ser cabello, acerco más la linterna y...
-¿Un trapeador de pisos? ¿Es broma? ¡Acabamos de asustarnos con un trapeador de piso!- Grita Camille.
Me volteo a verla, dándole la espalda al interior del cubículo. Nos miramos unos tres segundos y estallamos en risas, aunque seguimos bastantes nerviosos. La verdad que se nos pusieron los pelos de punta. De repente el trapeador, que estaba apoyado de la punta del palo en el piso, sobre unos trapos (seguramente para que la cabeza no se ensucie), cae en mí espalda, dándome en la nuca con la cabeza de limpiar.
-¿Cómo rayos se cayó? Ninguno de los dos lo tocó.- Nos miramos asustados. -Ahm tal vez haya sido una corriente de aire.- Sé que dijo eso para que no nos asustáramos tanto, pero también sé que es consciente de que aquí no es normal que haya corrientes de aire.
-Camille, los dos sabemos que...-
-Bien, lo sé. No puede ser. Mejor sigamos buscando para volver a encender las luces y luego nos vamos.-
-Está bien.-
-Oye, ¿Qué es eso de allá? Al lado de esa repisa.- Dice y enciende la linterna.
Los dos nos acercamos tomados de la mano para evitar caernos y por los nervios.
Al lado de una de las deterioradas repisas hay una especie de tapa de madera en la pared, es de color gris. Se cierra con una trabita de las que suelen ponerse en la puertas, que son un pirulo con una cadena que bloquea la apertura. Muevo ese cerrojo y abro la puertecita. Dentro está el disyuntor que buscábamos. Me parece extraño no haberlo visto antes, creí que había revisado las paredes. Tal vez me confundí por la oscuridad y aquí no miré.
Interactúo un minuto con el artefacto hasta que las luces vuelven a encenderse, aunque aquí abajo hay pocos focos y de baja iluminación, seguramente este sótano es el lugar más antiguo de esta construcción, y no lo usaban mucho, porque todo está viejo, necesita una buena manutención.
-¡Bien hecho Mich!- Exclama Camille y chicamis los cinco.
-Gracias por venir a ayudarme.- Digo y le sonrío. Ella me devuelve la sonrisa y apaga la linterna de su celular. Nos dirigimos hasta la escalera, subimos y al salir, antes de cerrar la puertas puedo ver como la puerta que habíamos dejado abierta donde estaba el trapeador se cierra sola. Quedo atónito, mirándola unos segundos más hasta que se vuelve a abrir lentamente, haciendo un chirrido tenebroso. Cuando está abierta unos treinta centímetros de frena. Unos ojos rojos aparecen seguidos de una sonrisa macabra de dientes blancos y cabello largo. Un vestido largo de un color lila casi blanco. Me asustó tanto que siento cómo mí corazón deja de latir.
Camille me tira del brazo.
-Ehy, ¿Qué te sucede? ¿Estás bien?-
No le respondo enseguida, sino que miro cómo desaparece la figura de esa chica, desapareciendo por último el rostro.
-Ahhmm... Sí... Creo... Vamos.-
Ella frunce la frente y me mira sabiendo que algo anda raro conmigo.
-Vamos.- Repito y la sujeto de la muñeca. Salgo del todo y cierro la puerta.
Nos alejamos del lugar, todavía estoy sorprendido,aunque el corazón me volvió a latir cuando respondí a Camille.
-Michael para. Dime ahora mismo qué fue lo que sucedió. ¿Te sientes mal?- Dice sin darme el tiempo de contestar, apoyando sus labios en mí frente para sentir mi temperatura.
-Estoy bien. Sólo ví... Camille crei que ví un fantasma. No lo creo. Estoy seguro de eso.-
Ella se sorprende y me mira como pidiendo que le exolicara, pero oímos cómo nos llaman nuestros amigos y se acercan a nosotros.
-¡Oigan, lo lograron!- Dice Ethan chócandonos los cinco a los dos.
-Cami, estaba tan preocupada. Como tardaron tanto pensé que les había pasado algo.-
-Estamos bien Liv, tranquila.- Dice su amiga y la abraza tiernamente. Luego hace lo mismo con todos los demás.
-Oye Cami, ¿Qué pasa que tienes esa cara? ¿Acaso necesitas que alguien te levante el ánimo?- Bromea Ethan señalándose con las dos manos y luego estrechándola frotándole los brazos.
Ella se ríe y lo abraza.
-Todo está bien Ethan, pero tu bueno humor nunca nos va a venir mal.- Todos reímos. Camille me da una mirada antes de voltearse hacia la puerta de la que anteriormente salimos. La miro y le hago una seña disimulada como diciendo "después te digo, no digas nada por ahora", claro refiriéndome al fantasma de la chica que ví. Ella asiente y nos alejamos con nuestros amigos hacia la mesa donde estábamos.
Les dijimos que se nos complicó y tardamos porque estaba demasiado oscuro abajo, no encontrábamos el disyuntor, y que además tuvimos inconvenientes con las linternas de los celulares. No tocamos el tema de las cosas extrañas que sucedieron abajo para no asustarlos, ya que estamos en el mismo lugar, pero otro día le diremos estando en casa o en algún otro lugar para que no entren en pánico. Sabemos que está mal mentir, pero no queremos hacerles pasar un mal rato a nuestros amigos, es todo.