Enamorado Del Alfa Kai (libro 1)

Capítulo 6

 

Esperé hasta que el pelinegro volviera mientras pensaba en lo que haría a continuación, le había dicho que sería suyo si me sacaba de la situación en la que me encontraba y él lo hizo, ahora me tocaba cumplir y esa era la parte que no me gustaba. Jamás eh tenido un alfa, mi lobo siempre a pedido por su pareja pero siempre que intente buscarle uno para satisfacerlo lo rechazaba. 

No me gusta para nada la idea de ser suyo, es como estar amarrado y tener dueño, como si me domesticaran y eso me molesta, no quiero ser como los otros omegas que son dominados y sumisos ante sus alfas.

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando la puerta es abierta nuevamente y fijo mi mirada en la mano de Kai la cual está vendada. Subo mi vista la cual se encuentra con esos ojos grises tan llamativos. 

—Veo que te comiste todo— comentó acercándose a la cama. 

—¿No le pusiste nada?— pregunté. 

—No, si lo dices por lo que te hice ayer te vuelvo a repetir que tenía que hacerlo para que durmieras y descansaras. Admito que fui un poco brusco pero con mis acciones hasta ahora deberías saber que mi intención no es hacerte daño, todo lo contrario— explicó pasando su mano por su barbilla. 

—Hay muchas cosas de ti que no se, no puedes pedirme que confíe a ciegas— rebatí.

—Eso no te importó en el bosque.

—Mi vida corría peligro, o escogía a un desconocido o me dejaba matar por ese lobo— contesté fulminándolo con la mirada. 

El alfa asintió —Ya. Pero…a propósito, ¿Qué hiciste para que quieran matarte?— preguntó con curiosidad. 

—No creo que debas saberlo, no es asunto tuyo— respondí clavando la mirada al suelo para evitar la suya. 

—Si es asunto mío porque yo maté a ese lobo por ti— bramó —Necesito saber en qué me metí y en qué está metido mi omega para saber lidiar con las consecuencias— acercó su mano a mi cara y la levantó haciendo que lo mirase —¿Qué fue lo que hiciste?— volvió a preguntar. 

No sabía si decirle la verdad o mentirle, en todo caso este tipo tampoco me dijo mucho y su forma de actuar es muy brusca…aunque yo también lo ataqué. 

Que dilema. Bueno, será decirle una verdad a medias. 

—Me escapé de mi manada porque quisieron obligarme a casarme— contesté, el pelinegro no muy convencido alejó su mano de mi cara.

—¿Enserio? ¿Todo el alboroto es por eso?— preguntó alzando una ceja como si el motivo fuera el más estúpido de todos.

—Sí. 

Asintió repetidas veces y luego me dio la espalda —¿Debo creerte así nomás?— se giró encarándome. 

—Ese es tu problema— dije. 

—No me creas estúpido, sé que hay más y me lo dirás todo— declaró acercándose a mi. 

—No tengo por qué hacer eso— gruñí molesto. El alfa bajó un poco su rostro a la altura del mío y lo acercó haciendo que nuestras respiraciones choquen. 

—Quítate— le empuje por los hombros pero se mantuvo firme y me agarró la mano. 

—Me dirás todo, no quiero una verdad a medias— advirtió con un semblante muy serio mientras apretaba mi muñeca. 

Arrugue la cara por la presión que estaba ejerciendo, este tipo tan arrogante no me agradaba para nada, ¿En qué estaba pensando cuando propuse ese trato? Maldita la hora en la que acepté todo esto. Si estuviera en mi estado normal podría enfrentarlo pero en estos momentos tengo todas las de perder y me guste o no un trato es un trato, debo cumplirlo. 

Aunque…pensándolo bien, no estaría mal, mi lobo a pedido por un alfa todo este tiempo y parece que este estúpido alfa le agrada, además, en este estado necesito a alguien de mi lado. Shión ya me ayudó a escapar al igual que Lucinda la cual está muerta. 

Puede que Levi y el heredero del Este aún me estén buscando, mis heridas no son tan graves pero no puedo pelear y no tengo forma de escapar. Lo único que tengo a mi favor ahora es a este alfa. Aún así no quiero ser su pareja, no puedo confiar así nomás. 

—Comienza hablar ya— demandó apretando con más fuerza mi muñeca. Fruncí el ceño y solté un suspiro aguantando las ganas de estamparle un golpe en la cara. 

Tal parece que en este momento voy a tener que arriesgarme, total ya eh llegado demasiado lejos como para perderlo todo, no importa quién sea este tipo lo voy a usar a mi favor.

—Primero suéltame— ordené y el pelinegro accedió. Una vez mi mano libre comencé a agitarla un poco para liberar la tensión —Me vuelves a tratar con brusquedad y esa herida en la palma de tu mano no será la única cicatriz que te voy a dejar— le amenacé. 

La comisura de su labio se elevó formando una sonrisa que a mi parecer se ve arrogante. 

—Es la primera vez que un omega me hiere— alzó su mano herida mostrándomela —Y me amenaza, debo decir que tienes agallas, aún así no me tientes porque no soy muy paciente— me advirtió. 

—Como si con eso fueras a asustarme, no le tengo miedo a los alfas, ¿Por qué crees que estoy así?— me señale las heridas y el recorrió con su mirada todo mi cuerpo lo cual me hizo sentir incómodo, dejando el tema de lado decidí seguir —Y tienes razón, solo te conté una verdad a medias, lo cierto es que ofendí a alguien importante.

Al decir aquello él pelinegro asintió esperando que continuara.

—¿Qué hiciste?— preguntó. 

—Ofendí al heredero del Este, lo humille y pisotee su orgullo— expliqué tratando de no revelar mi verdadera identidad. 

—El heredero del Este….¿Te refieres a Orión verdad?— preguntó divagando. 

—Ese mismo— contesté. Una sonrisa ancha se dibujó en su rostro eliminando todo indicio de seriedad en él. Una carcajada resonó en toda la habitación —Conque era eso— se tapo la boca con su mano mientras sonreía. 

Me quedé mudo al escucharlo reír y ver otro semblante por parte de él, no sabía que podía sonreír de esa manera. Fijé mi vista en cada una de sus expresiones guardándolo en lo más profundo de mi memoria. Este lado es más agradable de ver. El pelinegro dejo de reírse y encarnó una ceja.

—¿Qué?— preguntó.




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