Al día siguiente en la tarde estaba de nuevo admirando el paisaje, no pude disfrutarlo porque algo sucedió pero me gustó que pasara, eso se debe a que necesitaba salir de la nueva rutina que empezaba a volverme loco poco a poco.
Estando de pie mientras miraba hacia el bosque pude divisar como un lobo de pelaje marrón se dirigía hacia la cabaña, fruncí el ceño con confusión. Me alejé del sitio y comencé a adentrarme más a la casa buscando al alfa.
—¡Kai!— le llamé y al cabo de unos segundos salió de la habitación acercándose a pasos lentos hacia mi.
—¿Qué pasa?— preguntó soltando un suspiro de cansancio.
—Viene alguien, acabo de ver a un lobo acercarse a la casa— expliqué nervioso ante la idea de que pueda ser alguien de su manada. Por lo que sé en el Norte aún no saben sobre mi. Nuestras manadas no se llevan muy bien que digamos, hay un acuerdo pero para nadie es un secreto de que existe una rivalidad entre ambos. Que se sepa que yo soy del Oeste y estoy aquí podrían pensar que vengo de espía, eso me pone en una mala posición.
Kai puede ser un alfa dominante y de rango alto pero no sé que posición ocupa en su pueblo.
Unos segundos después se escucharon unos toques en la puerta, el contrario me tomó de la mano y comenzó a caminar conmigo a su lado para abrirla.
—No te preocupes, yo me encargo— musitó al darse cuenta de mi nerviosismo.
Se acercó y giró de la manecilla, ante nosotros se encontraba un hombre de cabello castaño y ojos café oscuro, su mirada se poso en mi de inmediato viéndome de arriba abajo con el ceño fruncido.
—Señor— fue todo lo que salió de su boca. Me quedé sorprendido, ¿Había oído bien? ¿Por qué este hombre le habla con tanto respeto? Desconfiado giré mi rostro para ver a Kai pero este mantenía un semblante serio, encarné una ceja sin entender lo que sucedía. De pronto sentí un apretón en la mano proveniente del pelinegro.
—¿Qué quieres? Recuerdo haber dicho que no me molestaran— dijo con irritación.
—Discúlpeme por molestarlo pero tengo un mensaje que darle de parte del líder— mencionó el castaño. Pude notar como el rostro de Kai se tenso y se transformó —Pero…¿Qué hace aquí alguien del Oeste?— cuestionó el tipo viéndome con desdén.
Me sorprendió la facilidad con la que supo de que manada venía, este tipo era de temer. Tragué grueso y mi mirada viajó a esos ojos grises que a veces me perturbaban.
—No es de tu incumbencia— rebatió el pelinegro —Aun así te lo diré para ponerte sobre aviso, este chico de aquí— soltó mi mano y poso su brazo alrededor de mis hombros —Es mi omega— finalizó sonriendo, una sonrisa muy engañosa a mi parecer.
El semblante del castaño cambió y entreabrió la boca quedándose pasmado, enseguida encaré al estúpido alfa pidiéndole una explicación por lo que había hecho. No pensé que me presentaría como su omega de esta manera.
—¿Qué dijo?— balbuceo el hombre sin salir de su asombro —¿Su omega? ¿Usted tiene un omega?— cualquier rastro de seriedad desapareció de su rostro y fue reemplazada por una expresión llena de confusión, ahora se veía un poco menos intimidante.
—Así es, él es Liam, es mi pareja— respondió con firmeza refiriéndose a mi, me puso en una situación incómoda en la que no sabía que hacer por lo repentino que había sido eso. No pensé que él fuera a presentarme de esta manera, me parecía increíble la forma en la que actuaba, tan tranquilo y tan indiferente a pesar de que sonreía de vez en cuando.
El castaño parpadeo un par de veces —No lo puedo creer— susurró para volver a verme de arriba abajo.
d y por eso me eh estado quedando aquí para cuidarlo, una vez que mejore lo llevaré a casa conmigo y nos casaremos— informó, no pude evitar no apartar mi vista de él, tan jodidamente mentiroso.
¿Puedo estamparle un golpe en la cara? Seguro que sí, pero este no es el momento adecuado.
—Señor….¿Cómo pudo mantener algo tan importante en secreto?— inquirió el contrario —Esto debe saberse a como de lugar.
—Aún no— dijo el alfa con seriedad.
—¡Pero todo el mundo debe saber que por fin tiene pareja, el líder estará contento de que haya escogido a alguien!— vociferó con emoción en su voz la cual duró muy poco, después guardó silencio, frunció el ceño y miró al alfa con seriedad —Señor. No creo que al jefe le guste saber que su compañero es del Oeste.
Y fue entonces que sentí mis piernas temblar un poco, quien quiera que sea este hombre tiene toda la razón, puede que no me acepten.
Me sumergí en mis propios pensamientos y dejé de escuchar lo que comentaban. Mientras estos dos hablaban yo me encontraba ahí de pie sin saber que decir o hacer, estaba tan consternado pero ese tipo tenía razón en algo en específico, dudo que les agrade la idea de que la pareja de Kai sea yo.
—Lo aceptará— afirmó con seguridad el pelinegro —Deben hacerlo— comenzó a endurecer el rostro —Ahora, vamos a mi despacho— se separó de mi para luego dirigirse a otro lugar de la casa junto con el contrario el cual aún no dejaba de verme atónito. Los miré a ambos de forma recelosa, es muy obvio que mi “alfa” no quiere que escuche lo que van hablar, solo me hace tener más intriga.
Ambos desaparecieron de mi vista y yo me acerque al sofá para luego recostarme en este mismo.
Tal parece que Kai es cercano al líder de su manada, no sé si eso es bueno o malo, ¿Qué iba a pasar si no estaban de acuerdo con lo nuestro? Eso me pondría en peligro.
En las manadas se pueden aceptar personas que provienen de otras pero mi situación no es la mejor debido a la rivalidad que existe entre ambos pueblos. Siento que las cosas se van a complicar todavía más. El lobo que escogí como mi alfa es fuerte pero no sé si podrá cuidarme y protegerme como dice, en toda mi vida yo mismo me eh hecho cargo de mi. No me es fácil estar bajo el cuidado de alguien más.
Entre nuestras manadas hay un acuerdo pero me preocupa que las cosas se salgan de control por mi culpa. Que puto dolor de cabeza, y pensar que todo esto empezó por un matrimonio arreglado entre el Este y Oeste.