Después de un extenso viaje nos detuvimos cerca de un río y Kai decidió montar un mini campamento. La tienda en la que íbamos a dormir los dos me parecía demasiado pequeña, aún así no debo quejarme. Es mejor que no tener nada.
Algo que no me gustaba de todo esto era que debíamos dormir juntos, somos pareja y destinados pero aún no me hago la idea del todo en mi cabeza, eh tratado de hacer lo posible pero no puedo. ¿Tal vez debería dejar de pensar tanto y apartar mis miedos? Puede que sí. ¿Puedo dejar las complicaciones y aceptarlo como lo que es? Si puedo, claro que sí pero no quiero.
Jamás pensé que esto me fuera tan difícil.
En estos momentos me eh dado cuenta lo traumado que estoy con los alfas, jamás pensé tener este tipo de complicaciones.
Eso me hace pensar que una vez que lleguemos a su manada debemos dormir juntos también para no levantar sospechas. Debo acostumbrarme a tenerlo a mi lado.
—¿Ya terminaste?— apareció el alfa entre los árboles y se apoyó en uno de estos. Hace media hora que se había ido y apenas estaba regresando, dijo que debía asegurar el terreno para que yo pueda estar a salvo.
Preocupándose por mi.
Los únicos que se han preocupado por mi son mi hermano y Lucinda, los únicos, no había nadie más.
—Sí— dije mientras me ponía de pie, mientras que él no estaba yo me encargue de acomodar algunas de nuestras cosas.
—Ya revisé toda la zona y no hay peligro para ti— aseguró sonriendo.
—Que precavido eres— comenté sin mucho interés.
—Antes no lo era pero ahora las cosas son diferentes— dio unos pasos hasta estar cerca de mi y dar unas palmadas en mi cabeza como a un niño.
—¿Por qué?— pregunté apartando su mano.
—Porque ahora tengo que cuidar de mi omega— respondió con simpleza. Tragué grueso y evité su mirada, en estos momentos no podía mantener la vista en ese iris gris.
—Te tomas demasiadas molestias— dije para luego ingresar en la tienda y comenzar a acostarme.
—Por supuesto, estás herido y eres presa fácil pasa cualquier animal— comentó entrando en el lugar el cual era demasiado estrecho —Incluso para mi— cuando dijo eso abrí mis ojos con algo de sorpresa.
¿Por qué estaba sorprendido? En este tiempo que eh pasado a su lado ya debería de saber que a Kai le gusta hacer este tipo de comentarios que me ponen nervioso por alguna razón que no quiero admitir.
—Tengo sueño, buenas noches— me arropé con una cobija de lana y le di la espalda esquivando cualquier conversación, mirada o sonrisa suya.
Cerré mis orbes con fuerza y a los segundos una risilla se escuchó, después de eso creí que él también se dormiría y la cosa terminaría ahí. Que equivocado estaba, con Kai siempre me equivocaba.
Estaba dispuesto a dormir cuando sentí como el contrario se arrimó contra mi cuerpo y me abrazó por detrás, quedé en shock e inmediatamente giré mi cabeza para verlo.
—¿Qué estás haciendo? Suéltame— exigí con seriedad.
—No quiero— contestó ocultando su rostro en mi cuello y restregándose en este —Me encanta tu olor Liam. Me encanta la menta— siguió olfateando mientras que mi lobo revoloteaba emocionado.
No me gustaba nada esta situación o más bien posición en la que estábamos, primera vez que dormía con un alfa que no sea mi hermano. Sé que debo acostumbrarme a esto porque ahora tengo pareja pero si hace las cosas de forma tan repentina me asusta, me incomoda para ser exactos.
Comencé a removerme buscando apartarlo pero no podía hacerlo. Se negaba a soltarme.
—Por favor, enserio quiero que te alejes— pedí antes de ponerme agresivo o a la defensiva. En todo este tiempo ya deberían saber que soy muy susceptible.
—¿Por qué haría eso? Liam somos pareja, sé que tienes una especie de trauma con los alfas pero yo no soy como los demás, no soy cualquier alfa, soy tú alfa— expuso para después soltar de sus feromonas, un olor a Laurel comenzó a inundar el espacio tan pequeño en el que estábamos y apretó su cuerpo contra el mío.
Comenzaba a faltarme el aire.
Mi lobo siempre había repudiado a los alfas, se ocultaba y no hacía presencia por lo tanto las feromonas no me hacían nada, solo me provocaban mareo y asco.
Kai es mi pareja y desde que lo conocí mi lobo a estado más presente y las feromonas del contrario sí me afectan. De buena manera pero me siento nervioso.
—Enserio no puedo, no pue…
—Mi intención no es molestarte ni lastimarte, si no confías en mí al menos confía en mí lobo, sabes que lo que nuestras partes animales sienten es genuino, a tu omega le gusta tenerme cerca y sé que a ti también, solo que eres demasiado orgulloso para aceptarlo— repuso. Mordí mi labio inferior con nervios porque no estaba equivocado.
Tenía razón, en todo lo que dijo él tenía razón y yo lo sabía, siempre lo supe pero aún así había algo dentro de mi que se negaba a aceptar todas esas cosas.
No sé si sea resentimiento, orgullo o simplemente se deba a que me niego a bajar la guardia ante un alfa. No puedo borrar de mi mente todos esos insufribles años que viví en mi manada. No puedo cambiar de la noche a la mañana pero debo hacer un esfuerzo, por lo menos hacerlo con él.
—No me alejes, intenta aceptarme y verás como todo será mejor para nosotros. No tienes que temer de mi, preferiría que me corten la cabeza antes que te lastimen, eres mi omega, mi pequeño omega el cual pienso proteger de la forma que sea— dejó un suave beso en mi nuca que para mí sorpresa no me molestó ni me hizo sentir mal —No creas en los otros alfas pero sí en el tuyo porque no puedo ponerte un solo dedo encima y lo sabes— poco a poco comenzó a girarme para que pueda verlo.
Cedí ante eso y quedamos frente a frente, por mi parte tenía la vista en otro sitio porque sentía que no podía mantenerle la mirada como otras veces. En esta posición no.
Estaba avergonzado por lo que estaba sintiendo cada vez que él estaba cerca. Enserio me sorprende la forma en la que me afecta, esto no me puede estar pasando a mi…