Pasamos un buen rato en el río divirtiéndonos hasta que llegó la tarde y Kai volvió a desaparecer, volvió casi al anochecer con una nota en la mano y en la otra una flecha la cual estaba partida a la mitad.
—Es de mi manada— afirmó tomando asiento en el suelo a mi lado mientras éramos iluminados con una pequeña fogata.
—Hay algo que aún no entiendo— me giré para verlo mejor, tomé una respiración profunda —Dices que el líder no está y por lo tanto no podemos ir, quiero saber el por qué.
Él pareció pensar un poco y luego lanzó la flecha y la carta en la fogata —Te dije que el poder está dividido, la mayoría del poder militar que tenemos hace parte de los comandantes y de la nobleza, la realeza es fuerte pero casi todo el poder es suyo, si vamos ahora que no está el líder las cosas se pondrán difíciles, necesitamos que él esté para que pueda alegar a nuestro favor.
Bajé mi cabeza tratando de entender esa información, las cosas en su manada eran más difíciles que en la mía.
—Porque soy del Oeste— concluí en voz baja esperando que no me escuchara pero sí lo hizo.
—Ahora que eres mi pareja perteneces al Norte pero…creciste y viviste allá, por lo tanto eso hace las cosas difíciles— me miró de reojo, supongo que la expresión que tengo ahora mismo no es tan buena —No te preocupes omega, yo me encargaré de cuidarte, no dejaré que te hagan nada— me aseguró con total confianza buscando tranquilizarme, cosa que no funcionó.
No estoy del todo convencido pero sí hay algo de lo que puedo estar seguro y eso es que en estos momentos lo único que tengo es a él. Kai es lo único que tengo, lo necesito a mi lado si quiero sobrevivir.
Aún sigo pensando que todo sería mejor si tan solo él fuera un alfa normal, así podría llevar una vida más tranquila y simple, al pertenecer a la familia del líder las cosas son más complicadas, él no puede dejar a su manada para irse conmigo a otro sitio. Aunque podría tratar de convencerlo, después de todo es mi pareja y no puede estar lejos ni separado de mi.
De todos modos dudo que él pueda irse conmigo a menos que la situación lo obligue y no tengamos de otra.
—Estas pensando demasiado y me preocupa— volvió hablar ganándose toda mi atención nuevamente.
—¿Qué es lo que te preocupa?— pregunté abrazándome a mi mismo porque comenzaba a hacer mucho frío y la ropa que llevaba puesta era muy delgada.
—Cuando te quedas mirando hacia la nada y te pones pensativo me preocupa, sé lo que sientes pero no lo que piensas, aunque puedo hacerme una idea— respondió soltando un gran suspiro cargado de cansancio —Me preocupa lo que puede estar pasando por tu cabeza, me asusta que quieras irte y dejarme otra vez como pensabas hacer antes de descubrir que somos destinados.
Pensé que Kai era un tonto pero obviamente no lo es, él siempre supo lo que pretendía y aún así nunca me detuvo, solo fingió no saberlo y se mantuvo a mi lado. ¿Eso quiere decir que si intento dejarlo él me lo permitirá? En estos momentos lo dudo mucho. Cómo dijo en el pasado: No puedo dejarlo, no ahora que sé la conexión que existe entre ambos.
—No hay necesidad de que te preocupes, siendo sincero a veces tan solo quiero salir corriendo y dejarte pero ya no puedo hacer eso. Ya te acepté como mi alfa, aunque eso no quiere decir que seré sumiso y haré todo lo que digas— fruncí el ceño y en su boca se formó una sonrisa, se cubrió con sus manos para luego girar su cabeza y no dejarme ver su expresión de burla.
—Lo siento, no quería reírme es que….a veces eres tan….— no terminó de hablar porque tuvo otro ataque de risa.
—¿Tan que?— pregunté encarnando una ceja.
—No lo sé, es solo que me das risa cuando te pones de esa manera Liam.
—Estoy siendo honesto contigo, solo estoy haciendo una excepción contigo porque eres mi destinado pero eso no quiere decir que dejaré de odiar y de repudiar a los de tu clase.
—Estoy bien con eso— confirmó enseguida —Mientras me aceptes y me quieras yo no tengo ningún problema, ódialos a todos y ámame a mi— sonrió ladino con mucho orgullo.
—Te estás adelantando mucho— carraspee mi garganta porque lo último que dijo me hizo sentir incómodo.
El pelinegro se acercó a mi y me abrazó con fuerza, oculté mi cara en su cuello buscando sentir ese olor a Laurel que últimamente era como una droga para mí.
—Jamás pensé que iba a tener un omega tan mandón, grosero, impulsivo y caprichoso con muchos problemas encima— soltó una risita suave y al estar tan cerca de su cuerpo podía sentir los latidos de su corazón con mucha claridad.
—Olvidaste fuerte y muy guapo— completé bromeando a pesar de no creer eso.
Otra risa un poco más fuerte se escuchó en medio del bosque.
—Creí que eso ya era muy obvio y que no había necesidad de mencionarlo— se separó de mi para después apoyar su cabeza en mi hombro —Por cierto….dijiste que en tu manada eras menospreciado.
Se recompuso y me encaró —No entiendo como pueden odiarte teniendo un cuerpo y una cara así— me miró de arriba abajo —Realmente no comprendo, es decir, tienes una personalidad difícil y problemática pero en lo demás estás muy bien.
Solté un bufido de frustración por el rumbo que estaba llevando esta conversación. Realmente odiaba todo de ese lugar.
—Allá no pensaban que yo era lindo.
Frunció el ceño y me miró con confusión sin entender una sola palabra —¿Estaban todos ciegos o que?— ladeó la cabeza.
—Deberías saber que la manada del Oeste tiene a los omegas más agraciados, según su estándar de belleza yo no soy considerado atractivo— le expliqué con paciencia.
—Eres el Omega más hermoso que eh visto en mi vida Liam— repuso con seriedad. Tal vez había dicho eso para hacerme sentir mejor, lo peor es que lo estaba logrando el desgraciado.
—Si vieras a los del Oeste no pensarías de esa forma— contesté apartando mi mirada de la suya la cual estaba fija en mi cara.