♡ P R Ó L O G O ♡
Si hablamos de chicas populares y sobre todo si preguntáramos el significado de perfección a todo el Instituto la respuesta sería Dorothy Annelise Ackerman,17 años, tez blanca, con un color de cabello y ojos: negro ¿O era marrón oscuro? Que importaba, yo los veía así, pero de un negro que te haría dudar si en verdad la oscuridad era menos oscura que aquel color de ojos y cabello, y también con unos hoyuelos característicos en sus mejillas.
Hija de los empresarios más ricos de la pequeña ciudad y capitana del equipo de porristas (a pesar de utilizar lentes de contacto), quizá ha de sonar que aquella chica no tiene nada de cerebro, pero no, aquella pelinegra es de la más inteligentes y hasta demasiado tranquila sin comparamos a las otros populares que tienen una reputación muy escandalosa pero tampoco olvidemos que muchos la consideran una perra sin corazón.
Eso último ¿Será verdad? Sinceramente no me interesa en lo absoluto, de todos modos, nunca he tenido la oportunidad de hablar con ella a manera más profunda, ya que sus hermanos siempre están cerca de ellos, además de que los detesto, aunque ella igual lo notaba púes ya me había algunos saludos sin entusiasmo.
Dorothy… Era un sol a comparación de sus hermanos, una hija ejemplar, estudiante ejemplar y una persona ejemplar; por lo que era la hija consentida y eso todos lo sabían hasta ella por lo que amaba su vida, era linda y estable en lo que refiere.
Sabía que nunca podría fijarse en mí, y o sea, ella era alguien tan bondadosa que ni en sus sueños se fijaría en alguien con demasiados problemas, con tatuajes -algo que gracias a mi prima me había enterado que los odiaba-, con gusto del alcohol y tabaco, también de que no tenía tan buenas calificaciones, tenía varios amigos no tan ejemplares, mi lenguaje vulgar y sobre todo por tener una banda de rock que en muchas noches le había quitado el sueño (Y sí, también para acabar era mi vecina) donde en dos ocasiones había llamado a la policía solo por el ruido de la banda donde en una ocasión habíamos acabado toda la noche en la cárcel pero hay que verle el lado bueno… Había conseguido buenos amigos y hasta consejos…
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¡Holitas de mar! Y aquí por fin… ¡El prólogo! Dios, estoy emocionada, por si no lo notaron aquí nuestro protagonista masculino es el que lo ha de narrar. ¡Muchas gracias por interesarte en la historia! De verdad, gracias, me hace muy feliz. Saluditos y bendiciones, que Dios los bendiga, Amén.