Enamorándola en una semana ©

CHAPTER 1

-Le advierto joven Mathews, su instancia en esta prestigiosa institución está en peligro. Deberá subir la calificación de sus próximos exámenes en todas las materias. -Una mujer de edad adulta con aspecto estricto se encontraba sentada en una silla de respaldo alto, tras un escritorio amplio. No aparentaba más de 40 años, su piel era blanco cenizo, cabellos rojizos, ojos color avellana. -

-Pero señorita Hawkins… -Se quejó un chico de mediana edad, esbelto, de cabello castaño oscuro, ojos azules y piel blanca. -

-Nada de peros Asher Mathews. Tu promedio es pésimo comparado con el resto de los alumnos. -Lo reprimió. -

-El joven se mordió el labio inferior. – No puede ser tan malo… -Mencionó un tanto incómodo. -

-Has suspendido casi todos los exámenes de este semestre. -Se cruzó de brazos. – Y como directora de esta preparatoria, es mi deber tomar cartas en el asunto. Es la última vez que te lo advierto; si no mejoras tus calificaciones, tendrás que abandonar la institución.

-Su expresión mostraba angustia y preocupación. – Yo…

-Lanzó un suspiro exasperado. – Busca algún tutor. Alguno de tus amigos que sea bueno en los estudios podría ayudarte a mejorar. -Le habló con más gentileza. – No quiero tener que expulsarte, sé que eres buen estudiante ¿Qué es lo que te ha pasado?

-Enarcó una ceja. - ¿A qué se refiere?

-El año pasado eras de los mejores de tu clase, y ahora… has pasado a ser de los peores ¿Es que estás enamorado acaso?

-Se sonrojó. - ¿Cómo puede pensar eso? Je.… je…

-Es todo por ahora. -Juntó unos papeles que tenía regados por el escritorio. – Puedes retirarte.

-El chico, un poco desanimado salió sigilosamente del despacho de la directora. Cerró la puerta y suspiró. – Esto es malo… -Se dijo para sí mismo. –

- ¡Es tu oportunidad! -Una chica de estatura baja, delgada, cabellos y ojos café claro, de piel aperlada, lo sorprendió apenas salió del despacho. –

- ¡Cuál es tu problema! -Dijo sobresaltado. – Me has asustado, Romina.

-No puedes desperdiciar esta oportunidad. -Dijo un tanto animada. –

- ¿De qué hablas? -Preguntó confundido. –

-De tus notas…

- ¿Has estado espiando todo este tiempo?

-Fue sin querer -Guiñó un ojo y mostró su lengua, era un gesto infantil que hacía cada vez que la descubrían. -… yo pasaba por aquí y los gritos de la directora me han causado curiosidad. Al saber que se trataba de uno de mis amigos, decidí quedarme. -Se encogió de hombros. –

- ¿Qué rayos te ocurre? ¿Sabías que es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas?

-Hizo un gesto de inocencia. – Quizá mis padres mencionaron algo al respecto hace unos años… eso no importa. Tengo el plan perfecto para que obtengas dos logros. -Mencionó alegremente. –

- ¿Plan? -Preguntó confundido. -

-Miró a ambos lados del corredor como si estuviera buscando a alguna persona. – Caminemos hacia el jardín, no es seguro hablar aquí. -Empezó a caminar por el largo corredor. Al notar que caminaba sola, se volteó. – Ven, ¿qué esperas?

-Suspiró. – Ya voy. -Caminó hasta alcanzarla. –

- ¡Bien! Esto es lo que harás: necesitas mejorar tu promedio, ¿no es cierto?

- Lo has escuchado por ti misma, no debo repetirlo. -Respondió desanimado. –

- ¡No pongas esa cara! Tengo la solución perfecta.

-Te escucho…

- Jade. -Sonrió amplio. -

-Su corazón dio un vuelco y su rostro se tornó rojizo. - ¿Qué… qué con ella?

-Pídele ayuda con tus estudios, los exámenes comienzan a partir del lunes. Hoy es sábado, convéncela de ayudarte.

-No… no creo que pueda, ella tiene suficiente con sus deberes como para ocuparse también de mí… -Se rascó la nuca nerviosamente. -

-Se paró frente a él, impidiéndole que siguiera avanzando. – A ti te gusta Jade. -Frunció el ceño. –

- ¿Por qué dices eso tan de repente? -Desvió su rostro sonrojado. –

-Debes hacerle frente a tus sentimientos por ella. Necesitas estar con ella para concentrarte en los estudios. Hasta la señorita Hawkins se ha percatado de ello.

-No tiene nada que ver con eso.

-Somos amigos y te conozco bien. He notado como la miras… ¿Por qué no le confiesas tus sentimientos?

-Abrió la boca y volvió a cerrarla. Quería responder, pero no sabía cómo. - ¿Y qué ocurre si ella no siente lo mismo por mí? No quiero echar a perder nuestra amistad.

- ¿Y sí ella también te quiere?

- No insistas, Romina. No lo haré. -La rodeó y siguió caminando. –

-Corrió para alcanzarlo. - ¿Por qué eres tan necio?

-Soy realista.

-De todas maneras, necesitas un tutor.

-Puedo pedirle a Lyssandro que me ayude.



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En el texto hay: adolescentes, amor, escuela

Editado: 13.07.2019

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