Después de terminar su helado, regresaron a la institución justo a la hora de la comida. Ocuparon sus asientos en la mesa con sus amigos. Para las 2:30 pm ya se hallaban en la habitación de la pelinegra tratando de estudiar.
-No, Romina, entiende. La guerra fue en 1503… -Dijo Jade en tono amable. -
- ¿1503? ¿Qué no fue en 1305? -Intervino Asher. –
- ¿Qué? Creo que en ese año ni siquiera hay alguna guerra registrada. -Respondió un tanto exasperada la pelinegra. –
- ¡Giiaaaaa! ¡Me confunden! -Romina se llevó ambas manos a la cabeza en acto de desesperación. - Reprobaremos. -Dijo resignada. –
-Oye… no me sentencies todavía. Necesito recuperarme. –
-Fue en 1035…
- ¿Qué fue en 1035? -Preguntó Asher a Romina. –
- ¿La guerra? -Más que una afirmación, parecía que preguntaba. –
-Amiga… no… ¿Cuántas combinaciones diferentes puedes hacer con cuatro simples números? Te digo que fue en 1503…
- ¿De qué guerra estamos hablando a todo esto? -Preguntó Romina. –
- ¿La guerra fría? -Intentó responder Asher…
- ¿Hablan en serio? -Preguntó perpleja- Estamos viendo la historia de Francia no de Estados Unidos.
-He vivido engañado todo el semestre…
- ¿Pues cuántas guerras han sucedido hasta ahora? -Quiso saber la joven de cabellos café. -
-Jade suspiró. -Ay… no me la creo. -Estrelló el rostro contra la mesa. – No puedo sola.
-Lo siento, Jade… sé que soy un verdadero caso perdido… no tienes que hacer esto… si es mucho para ti, sólo dilo. No quiero ser una carga para ti.
- ¿Eh? No es eso… no sé cómo explicarles… se confunden entre ustedes dos… la respuesta es sencilla y quieren ir más allá. La materia no es difícil.
-Tomemos un descanso de diez minutos, amiga. Quizá así mi cerebro vuelva a funcionar bien…
-De acuerdo… ¿pueden quedarse aquí en lo que regreso?
- ¿A dónde irás? -Quiso saber Asher. –
-A… ya regreso, no pregunten. -Rio nerviosa. – No tardo. -Salió de su habitación y recorrió el largo camino desde su edificio hasta el de los varones en busca de su hermano mayor. Llamó la puerta de su respectiva habitación. –
-Hola, pequeñita. -Respondió Lyssandro tras abrir la puerta y ver a su hermana. – ¿Qué te trae por acá? ¿No estabas estudiando con tus amigos? -De su cabello caían pequeñas gotitas de agua, lo que delataba que acaba de tomar una ducha. –
- Justo por esa razón he venido… ¡Necesito tu ayuda! -Gritó desesperada. -
- ¿Qué sucede? -La miró preocupado. –
-Ya no sé cómo hacer para que me entiendan… confunden fechas… nombres… se saben la historia, pero con otro nombre. -Se llevó las manos al rostro. –
-Abrazó a su hermana. -Ánimo, peque ¿En qué te puedo ayudar?
-Abrazó a su hermano lo más fuerte que pudo. - ¡Ayúdame! Ven conmigo para estudiar, tú sabes más de Historia que yo, después de todo, es tu materia favorita.
-Oh, seguro. Vamos. -Le acarició el cabello. – No te pongas así. -Le regaló una sonrisa reconfortante. –
Regresaron a paso lento a la habitación de la joven. Cuando abrieron la puerta, el ambiente era totalmente diferente, se podía oler la desesperación y resignación por parte de sus amigos… claramente no era un ambiente agradable.
- ¿Qué pasa aquí? -Preguntó Lyssandro con los ojos muy abiertos. –
- ¿Tú que haces aquí? -Le preguntó Romina. –
-Vine a enseñarles algo de Historia…
-Así que fuiste por tu hermano… -Dijo Asher. - ¿Tan torpes somos? -Rio levemente. –
-Perdón… -Se sonrojó. – No sabía qué más hacer…
-No tienes que disculparte, Jade. -La tranquilizó Asher. -
-Bueno, no se queden parados en la entrada, no queda mucho tiempo disponible para estudiar.
-Ya lo solucionamos, hemos pedido permiso a la señorita Hawkins de quedarnos hasta las diez a estudiar. -Aclaró Lyssandro. –
-Eso fue sólo hasta que supo que mi hermano estaría presente hasta que termináramos.
-Por mí está bien, mientras hagan un milagro para que entienda a todo lo que en el parcial no he prestado atención…
-Yo sí presté atención, pero soy malísima en esta materia, he llegado a considerar que me odia… y está bien, yo la odio también. Es un sentimiento mutuo. -Sonrió ampliamente. -
-Lyssandro rio. -Ustedes dos sí que son negativos ¡Bien! Comencemos con esto. -Avanzó hasta el pizarrón de su hermana, el cual estaba atornillado en la pared. Con un plumón color negro comenzó a escribir unas fechas, nombres y ciudades. –
- ¿Qué haces? -Preguntó Romina. –