Enamorándola en una semana ©

LAST CHAPTER 8: Sábado, día 7.

-Debo admitir que hoy te ves hermosa, mi vida. -Mencionó Allen al ver salir a Romina de su casa; llevaba puesto una blusa de tirantes en color vino, un short de mezclilla y tenis a juego con su blusa. –

-Gracias, amor. -Respondió con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas. –

Él le tendió su mano. - ¿Nos vamos?

Aceptó la mano que le tendía su pareja. - ¡Seguro! -Caminaron tomados de la mano hasta llegar al automóvil. –

- ¿Estás bien? -Preguntó preocupado Allen. –

-Eh… sí, ¿por qué lo preguntas? -Respondió algo nerviosa. –

-No tenemos que decirles hoy a nuestros amigos si no quieres…

Negó con la cabeza. –No… no quiero seguir ocultándoselos, ambos somos felices estando juntos, ¿no?

-Soy inmensamente feliz a tu lado, amor. -Besó su mano con ternura. –

-Sus mejillas se tornaron carmesí. -Yo también soy muy feliz a tu lado…

-Hablo en serio, podemos esperar un poco más para poder decirles si aún no estás lista…

-Agradezco que seas tan considerado y amable conmigo, amor…pero, ya lo he decidido.

- ¿Estás segura?

- ¡Cien por ciento! Además… ellos nos apoyarán.

-Claro que lo harán, son nuestros amigos después de todo.

-Y así ya podremos salir con ellos en citas triples. -Sonrió amplio. –

- ¿Citas triples?

-Ya es demasiado cliché lo de “citas dobles” con amigos, nosotros somos seis, y eso da tres parejas… -usó sus dedos para enfatizar el número tres. –

-Que ocurrente eres… -Le sonrió con ternura. -Te quiero.

-También te quiero. -Le devolvió la sonrisa. –

 

-Lamento haber llegado un poco tarde… -se rascó nervioso la nuca. -el tráfico está pesado a esta hora.

-No tienes que disculparte, amor. -Respondió la joven pelinegra con una sonrisa. –

- ¿No te molesta que haya llegado tarde? -Ladeó la cabeza. –

-Claro que no. -Dijo con esa linda sonrisa característica de ella. -Sólo han sido cinco minutos.

-No quiero quedar mal con tus papás desde ahorita, y menos con Lyssandro…

-Mientras no lo vuelvas costumbre, no tendremos problemas.

-Descuida, no lo haré. Saldré más temprano de mi casa la próxima vez.

-Eso estaría bien.

-Vámonos, no hagamos esperar a nuestros amigos.

-Tienes razón, van a preocuparse.

 

-Ya tardaron mucho en llegar los demás. -Dijo la joven rubia a su pareja. Estaban sentados en una mesa para dos personas y habían encargado un capuccino grande para ambos. –

-Quedamos de vernos a las cinco… sólo han pasado diez minutos.

- ¿A qué hora llegamos nosotros?

-Cuatro y media. -Sonrió amplio. –

-Amor… -se quejó la joven- eso explica por qué siento que ya han tardado tanto.

Él rio levemente. -Lo siento… quise ir por ti más temprano y pasar tiempo juntos… a solas.

-Ternurita -dijo con voz empalagosa- es por eso y más que me gustas tanto.

-Ah, ¿sí?

-Sí. -Respondió con total seguridad. –

-Uhm, ¿qué tanto? -Quiso saber. –

-Demasiado…

- ¿Cuánto es eso para ti?

-No hay alguna distancia que lo pueda definir…

Él rio. -Siempre me das la misma respuesta.

- ¿Eso es malo? -Preguntó con un poco de tristeza en su voz. –

-No -le sonrió- no lo es. Te amo tal y como eres.

-Eso no responde mi pregunta…

La tomó por el mentón y la besó. -No hagas caso a mis tonterías.

-Hemos llegado -anunció Allen-, lamento la tardanza.

-Mira, llegamos al mismo tiempo. -Dijo Jade. –

-Qué tardados son. -Les reclamó Cloe. –

Sus amigas rieron levemente. -Lo lamento…

-Culpa del tráfico. -Se excusó Asher. –

-Por eso debieron haber salido más temprano de sus casas. -Sugirió la joven rubia. -

-El tráfico… o ¿se tardaron por alguna otra razón? -Miró Lyssandro a Asher con ojos entrecerrados y amenazantes. –

-De qué… ¿Qué estás insinuando? -Respondió un Asher intimidado. –

-No insinúo nada… -Mantuvo firme su mirada. –

-Lyssandro… no te hagas ideas equivocadas, no es momento de jugar con eso. -Jade golpeó en el brazo a su hermano. –

-Pero si no estoy haciendo nada… -mencionó mientras se sobaba el brazo. –, puedes decirme si han pasado a algún otro sitio antes de venir. -Miró a su hermana con expresión divertida. –

-Jade se sonrojó. - ¡Deja de bromear!

 

Ya habían transcurrido dos horas desde que llegaron a la pista de patinaje y Cloe seguía sin separarse del barandal alrededor de la pista.

- ¿Qué sucede, Cloe? -Preguntó la joven pelirroja. –

- ¿Eh? Nada… -sonrió un tanto torpe- no me pasa nada.



#41559 en Novela romántica
#10899 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, amor, escuela

Editado: 13.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.