Enamorándola (mia para siempre #1)

I feel it coming

Hola gente! Este es un cap un poquito largo, pero espero que les guste. Calculo que le quedan unos 3 0 4 caps a este libro, pero no a esta historia. Este no es el final; esta solo es la parte melosa de esta pareja. 

En fin...agradecería sus comentarios, sus estrellitas si les esta gustando y si desean pueden suscribirse. Muchos besos y bendiciones :)

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Llegamos a Mancora el viernes en la madrugada. Un taxi nos llevó hasta la cabaña que alquile para la ocasión. La dueña nos estaba esperando para darnos las llaves del lugar. Era de madera, piso de cemento, con una amplia terraza, ventilada y una sala al aire libre. Tenía dos habitaciones, la cocina estaba equipada y el baño de la master suite tenía un pequeño jacuzzi. Lo mejor de todo era la privacidad. Como era muy temprano decidimos tomar una ducha y descansar. De pronto, totalmente solos, nos sentíamos algo torpes.

—Ve tú primero manzanita. Yo espero aquí—dije desde el sofá de la habitación principal. Ella estaba un poco dudosa, pero aceptó.

—Esta bien. Eh…bien, cogeré mis cosas y…no me demoro.

Tenía actividades planeadas para ese fin de semana. Ese día iríamos a recorrer el lugar y visitaríamos algunas playas. Por la noche tenía preparada una velada romántica en la habitación. Días anteriores contacté a una organizadora que me ayudó a planear todo; así que por la noche la llevaría a dar una vuelta y cuando regresáramos todo estaría listo.

La puerta del baño se abrió y mi preciosa manzanita salió tan solo con una toalla que llegaba por encima de sus rodillas. El deseo me golpeó. Nina empezó a sonrojarse bajo mi intensa mirada y sus pupilas empezaron a dilatarse. Sin previo aviso me acerqué y dejé que mis labios atraparan los suyos en un beso que subió de tono y que terminó con nosotros sobre la cama, mientras una de mis manos se colaba bajo la toalla.

—Christian—gimió cuando empecé a besar el inicio de sus senos y mi mano subía y bajaba por el interior de su muslo sin llegar a tocar su lugar más íntimo.

—Te amo—susurré. Deshice el nudo de la toalla y la abrí. El cuerpo de Nina era mi perdición. Sus suaves pechos, sus amplias caderas, sus muslos torneados. Me lamí los labios y la besé. Ella empezó a mecerse contra mi cuerpo buscando fricción, incluso enredó sus piernas alrededor de mi cintura para atraerme más. Mordisqueo mi cuello y mentón y me ayudó a sacarme el polo. El contacto de sus pezones duros contra mi pecho nos estremeció—. Eres jodidamente perfecta. Te amo Nina, te amo.

—Y yo a ti…solo a ti. Quiero esto contigo— y cuando pensé que todo estaba perdido y nos abandonaríamos a la pasión, su celular sonó sacándonos del estado de deseo. Era su madre. Me armé de valor para dejarla ir a contestar y me dirigí al baño. Necesitaba una ducha. Helada.

Apoyé mi frente en la pared de la ducha intentando calmarme. Tan concentrado estaba que me sobresalté cuando sentí las suaves caricias de Nina en mi espalda. Cerré los ojos y me mordí el labio; esto significaba que Nina estaba desnuda. Dios me ampare. Me di la vuelta lentamente cuando ella empezó a besar mis hombros y lamer mi cuello.

—¿Qué haces preciosa? –pregunté intentando no mirar más allá de sus ojos.

—Me sentía sola y acalorada—susurró en mi oído encajando su cuerpo con el mío. Era pequeña, pero muy sensual. Sin poder evitarlo mis manos recorrieron sus costados, su cintura, descendieron por su espalda hasta apresar sus glúteos redondos. Nina tenía un trasero respingón que consiguió con ejercicio. No me quejaba. La levanté un poco para que nuestras caderas se alinearan. Ella jadeó y tiró su cabeza para atrás.

—Mmm…se siente muy bien…

—No sabes lo doloroso que es para mí—ahora era yo quien lamia su cuello y el inicio de sus senos.

—¿Por qué? Para mí es algo nuevo e intenso. Además, tú no eres nuevo en esto—sonrió con picardía mientras rotaba sus caderas y rozaba sus pezones en mi pecho.

—Me duele porque tengo tantas ganas de perderme en ti. Y sí, no soy nuevo en esto, pero tú eres distinta.

—¿Es porque soy virgen? He leído mucho…–empezó a besar mi cuerpo. Fue tan osada de agarrar mis caderas como apoyo para agacharse y besar mi abdomen. Su aliento rozó la punta de mi miembro. Decidí que esto no se quedaría así. La levanté en peso y la apoyé contra la pared. De inmediato enredó sus piernas en mi cintura. Nuestros cuerpos conectándose lo que hizo que se arqueara. Que fuera pequeña tenía ventajas.

Sus montes quedaron a mi merced así que me di un festín con ellos. Acaricié, amasé, provoqué, succioné y adoré hasta que estuvieron tan sensibles que no pudo más.

—Para, cariño por favor. Para. No resisto más…—suplicaba con sus dedos enredados en mi cabello para juntar nuestros labios. La alcé un poco más y la dejé caer para que su sexo rozara el mío. Necesité de mi autocontrol para no hundirme. Tenía un plan y necesitaba controlarme—. Llévame a la cama. Me derrito, no puedo soportar el placer. Tómame…por favor, te necesito, cariño…necesito…

—Lo sé amor, lo sé. Aun no Nina, aun no. Tenemos planes cielo, por favor…—ahora era yo quien suplicaba con ella moliéndose contra mí. Si Nina seguía de ese modo terminaría muy en el fondo de su pequeño cuerpo. Contrólate, contrólate, me repetía una y otra vez hasta que la puse en sus pies. Ella se quejó e hizo un puchero. La besé.




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