Tome mi maleta y baje con la velocidad que dios me dio, rápidamente, abrí la puerta principal, la cerré y corrí hasta el auto de Nicholas.
— Perdón, te estaba esperando, pero llegó Nathan y bueno conversamos un buen rato, se me pasó el tiempo y olvide que vendrías por mí –sonreí tímidamente.
— Me imaginé –dijo tranquilamente.
— Bueno y ¿Qué tal tu último día? –pregunte, mientras me ponía el cinturón de seguridad.
— Casi nada, como siempre, ¿tienes todo?... porque no planeo regresar –preguntó y yo asentí.
— Si tengo todo.
— Bueno entonces vámonos.
La carretera estaba algo tranquila, debo admitir que Nicholas manejaba mucho mejor de noche, pero aun así me daba miedo de que algo nos pasara, estaba algo emocionada por ver a mi madre y a la familia de Nicholas, todos eran muy amables conmigo, más la madre de Nicholas que siempre me ha querido como una hija, pero por ahora tomaría este fin de semana para estar con mi madre, ya no la había visto, ni siquiera en vacaciones, pero era porque necesitaba guardar el dinero para otro año de renta.
Cada vez mis ojos se iban cerrando, miré a Nicholas y tenía el ceño fruncido, como si algo le molestara, apreté los labios con cierta fuerza.
— ¿Estás enojado? –pregunté, pero mi voz se oyó algo temblorosa, como si me costara hablar.
— No, no lo estoy, solo me duele la cabeza –me removí en mi lugar un poco incómoda.
— ¿Quieres una pastilla? –tome mi bolsa y la puse en mis piernas.
— Si, ¿tienes agua? –mire dentro de mi bolsa y solo se encontraba mi refresco que no había podido terminar.
— Si –saque la caja de la aspirina y rápidamente se las acerque a Nicholas, el refresco lo deje en el portavasos para que el pudiera tomarlo cuando quisiese.
Tomé mi teléfono y al tomarlo tenía el pos-it de Nathan pegado en la parte trasera, sonreí, me había equivocado algo acerca de él, no era ni engreído, ni molesto, era muy humilde y simpático.
Agregue su número en mi contactos, coloque su nombre y alguno que otro dato de él, abrí mis mensajes le diría que llegaríamos a un hotel para descansar y seguir el viaje en la mañana.
<<Raven_8:30 pm.
Hola, perdón por no haberte escrito antes, pero casi me quedo dormida, solo quería decirte que haremos una escala para continuar en la mañana, ya que a Nicholas le duele la cabeza, nos vemos el martes.
Nicholas me miro y casi de inmediato apartó la mirada, mire por la ventana y empecé a reconocer el lugar, ya casi llegábamos al hotel en el que nos quedaríamos.
— Casi llegamos –avise.
— Si, lo sé –dijo sin muchos ánimos.
— Oye Nicholas –le llamé y él subió las cejas. – ¿Estas celoso?, porque déjame te digo que él es una persona muy amable, pero no cambiaría a mi mejor amigo.
— No, no lo estoy solo que me duele la cabeza.
— Como digas –gire los ojos.
En el momento que me volteé a ver por la ventana, Nicholas dio una vuelta repentina, juro que me agarre de la agarradera y gracias al cinturón me encontraba sin ningún golpe.
Nicholas apago el motor del carro, abrió la puerta y salió de la misma, mire al frente y ya nos encontrábamos en el hotel, se oyó la cajuela abrirse y mire por el retrovisor derecho como bajaba las maletas, sin esperar un segundo más yo también salí del auto y azote la puerta el me miro con angustia y me acerque a él.
— No sé lo que te pasa, pero prefiero quedarme en el carro que contigo – le dije en un tono alto de voz, me miró incrédulo.
— Raven, lo siento pero no me siento bien.
— ¿Qué te ocurre?, y quiero la verdad –fruncí el ceño.
— Vamos al cuarto y te explico.
Le miré con furia y le señale la entrada para que el pasara primero, cerró la cajuela y con las llaves del carro activó la alarma.
Entramos al hotel y Nicholas dejó las maletas cerca del mostrador. En la recepción se encontraba un hombre algo joven y con una gran sonrisa en los labios, parecía de esas personas que dan pláticas de positivismo.