— Todo estará bien –tomo mi mano y sonreí.
El padre de Nicholas llegó al poco rato y las crepas también, al mirarlas sentí como el olor penetraba en mis fosas nasales haciendo que me estremeciera de tan solo pensar en cómo se sentiría estar en mi boca.
— Me alegro tenerlos aquí conmigo, pero se preguntaran por qué los cite... bueno en realidad debemos de hablar de algunos asuntos como lo de New Hampshire –dijo serio y Nicholas y yo nos volteamos a ver. -ya saben ¿como se irán?
— No papá, no tenemos ni idea de cómo irnos –habló Nicholas quien parecía preocupado.
— Eso temía. Bien, la empresa tiene algunos camiones con esos podemos realizar la mudanza, pero los carros creo que rentaremos una grúa. ¿Les parece? –pregunto.
La verdad es que el señor Parrish siempre ha tenido las cosas con un control impresionante, eso me gustaba de hecho cuando era niña quería tener todo en orden como el, pero simplemente no creo tener un orden tan perfecto como el de él. Cuando éramos pequeños, Nicholas y yo siempre íbamos a la dulcería pero cuando desacomodábamos algo el señor Parrish literal nos ponía a organizar todo de nuevo.
— Sí señor, es una buena idea. ¿Entonces no iremos en carro? –pregunte.
— Claro que no Raven, sería un peligro para ustedes y las verdad no me atrevería a exponerlos... además son muchas horas de viaje.
En eso tenía razón, Nicholas y yo podríamos turnarnos, pero serían muchas horas perdidas.
— Y... ¿Están emocionados por el departamento? –pregunto.
— ¡Claro que sí! –respondí y Nicholas se empezó a reír. –Tengo la idea general de como decorarlo.
— Muy bien Raven, esa actitud me agrada. Yo creo que irán Phoenix primero ¿no? –era cierto teníamos que regresar a Phoenix antes de irnos. – si es así, ¿Cómo planeas irte Raven? –pregunto.
— Una amiga se ha ofrecido llevarme –dije y Nicholas me miro con una ceja arriba.
— ¿Estas segura? –pregunto Nicholas. – Porque puedo ir contigo.
— No, no cariño, es una amiga de mi mamá así que no creo que haya ningún problema –respondí de inmediato y puedo jurar que mis mejillas ya están coloradas, jamás en mi corta vida le había llamado así a Nicholas.
— Está bien, sé que Pamela te cuidara –paso su mano por mi hombros y me acerco a él.
Al poco tiempo después el señor Parrish dijo que ya era hora de irnos, así que le agradecimos la comida y nos retiramos.
La verdad había pasado un rato muy agradable con el papá de Nicholas, me había sentido nerviosa en algunos momentos, como ya lo había dicho las mentiras me había llevado a muchas cosas, así que esto se sentía raro, pero a la vez muy bien, si sé que no estoy diciendo mucho, pero así estaban mis sentimientos bastante confundidos. No sabía que pasaba en la mente de Nicholas, pero él se veía tranquilo y despreocupado, ¿habrá notado que lo llame "cariño?, ojala que no, sinceramente me dio mucha pena.
— Gracias por salvarme la vida –rompió el silencio y solo sonreí.
— De nada, gracias a ti por esto, no debiste...
— Yo te debo mucho, Raven, eres alguien muy especial para mí, así que nunca digas que no debí –lo mire, y él tenía la mirada en el parabrisas. –Por cierto te ves muy bien. –ahí fue cuando otra vez empezó el calor en mi mejillas.