(Raven Wilson)
- Maldito Nicholas -susurre por debajo y Nathan volteo a verme.
- ¿Paso algo? -preguntó ingenuamente.
- No nada, solo que aún no terminaba de hablar con él -dije frotando la caja roja.
- Lamento interrumpir, no sabía... -apreté los labios y después le sonreí.
- Ya no importa... ¿así que querías bailar? -pregunte con una ceja arqueada.
- Sí, pero creo que tengo que decirte algo más importante.
Le miré dudosa, sabía lo que haría, pero yo no estaba muy segura de querer tomar una decisión, menos cuando casi le dijo a Nicholas todo lo que siento. Nathan es una gran persona y no lo dudo, lo que sucede es que no estoy muy segura de amarlo como yo amo a Nicholas, porque si... ¡Yo amo a Nicholas Parrish!, y sé que jamás podré tenerlo.
- Te pregunte por que enserio quiero bailar, vamos... -le tomé la mano y lo jale hacia mí.
Cuando casi llegábamos a la entrada del salón, me detuvo y miró mi mano donde se encontraba esa hermosa caja roja.
- ¿Qué es eso? -pregunto. Miro mi mano y la señalo.
- Es un regalo de Nicholas -le sonreí y subió las cejas sorprendido.
- ¿Y cuál es el motivo? -pregunto.
- Bueno... creo... es... -dije tartamudeando. -solo un regalo por ser su amiga.
- Bueno... a lo mejor seré curioso, pero... ¿Qué es? -pregunto.
Mire la caja con ternura, en mi vida había recibido un regalo tan hermoso, un guardapelo de plata se encontraba en aquella caja roja.
- Un guardapelo, es que me gustan esas cosas, ya sabes... pequeñas, pero con un gran significado.
No le vi la necesidad de seguirle contado sobre lo de Nicholas, así que lo jale a dentro del salón y empezamos a bailar. Miraba de reojo a las orillas si lograba verlo, pero al parecer había desaparecido y eso me hizo sentir mal... muy mal.
Nathan me dijo que volvía en unos minutos y aproveche ese tiempo para ir con Pamela.
- Pam... ¿Dónde está? -pregunte.
- ¿Dónde está quién? -pregunto.
- ¡Nicholas! -dije un poco furiosa.
- La última vez que lo vi salió furioso del jardín... ¿se enojaron? -pregunto.
- No... pero debo de verlo, debo de decirle, yo sé que es el.
Mi amiga negó con la cabeza, sabía que lo que estaba haciendo a ella no le gustaba, pero a mí eso no me importaba, si yo amaba a Nicholas debía de decírselo ahora.
Casi corriendo salí del salón y empecé a ver si lo encontraba en el estacionamiento. Dicho y hecho él estaba recargado sobre su carro, se veía tan tranquilo y tan... tan... hermoso.
Mi corazón empezó a latir más fuerte, ahora debía de decírselo, después de 12 años enamorada de la misma persona ya era tiempo.
- Nicholas ahí estás... -dije susurrando y el volteo a verme. Traía un cigarro en su mano, fruncí el ceño él nunca había fumado o que yo sepa.