PARTE "2"
(Cinco años después)
— ¿Mamá? –su pequeña y delicada vocecilla se escuchó en mi habitación – ¿Puedo dormir con ustedes? –pregunto y yo asentí.
— Si mi niña, ven –la acurruque junto a mí. -¿Otra vez sueños raros? –pregunte y ella asintió.
— Si mamí, siempre es el mismo sueño –dijo y me abrazo.
— No te preocupes aquí estoy –la abrace y ella me abrazo a mí.
Nicholas me pidió un gran favor, un favor del que nunca me arrepentiré de haber aceptado adoptar a mi bella Victoria.
Él no quería que su hija naciera y viviera sin una madre y después de rogarme demasiado firme los papeles y aunque suene duro decidimos guardar en secreto el hecho de que no era mi hija biológica. Desde que nació, hasta este momento, ella y toda la gente que nos conoce piensa que yo soy su madre y no me afecta en lo más mínimo.
Al despertar Victoria ya no estaba a mi lado, voltee para ver si William estaba, pero tampoco. Me levante de golpe, tome mis pantuflas y salí corriendo hacia la cocina.
El número veintisiete y cinco estaban flotando por la sala, la mesa estaba con un enorme pastel de chocolate, todas las paredes estaban llenas de decoraciones, la mayoría hechas por Victoria.
— ¿William?, ¿Victoria? –se escuchó la pequeña risa de Victoria y negué con la cabeza.
— ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! –saltaron y me abrazaron.
— Te quiero mamá –dijo Victoria y le di un beso en la frente.
— Feliz cumpleaños a ti también mi princesa –en eso William me tomo de la cintura y me apego a él.
— Te amo mi pequeña –me dio un beso en la mejilla y Victoria se empezó a reír.
— A mamá le robo un beso papá William –William la cargo y después todos nos fuimos en un abrazo familiar.
— Los quiero muchísimo –dije.
Los ladridos de la pequeña Camille se hicieron presentes, así que Victoria la abrazó, esa perrita seguía siendo tan pequeña que Victoria podía cargarla sin problemas.
Comimos un pedazo de pastel que William nos había comprado. Obviamente había sido de chocolate ya que tanto a Victoria como a mí nos encantaba el chocolate.
— Les voy a dar sus regalos –dijo William quien se levantó de inmediato.
— ¿Quieres que te ayude? –pregunte y él negó.
— No vengo ahora –mire a Victoria y esta encogió los hombros.
— ¿Te está gustando tu cumpleaños? –pregunte y ella asintió.
— Si mamá, nada más que quiero ver a papá hoy –dijo y yo asentí.
— Obvio que lo harás, después de la comida te voy a dejar con el –dije y ella sonrió.
— ¿Cuántos días no te veré mamá? –pregunto.
— Son dos semanas pequeña, iré a visitar a la familia de William –dije y en eso llegó William con una enorme bolsa, sabía que la mitad de todos esos regalos eran para Victoria.
— ¡Wow!, ¿eso es para mí? –pregunto emocionada y asintió.
— Sí, todo para mi niña consentida –William adoraba a Victoria como si fuera su propia hija.
La mayoría de sus regalos fueron juguetes y varios hermosos vestidos. Después de que ella abriera sus regalos y que agradeciera, William me dejó tres cajas frente de mí.
— Esto es para mi amor –le sonríe y no dude en abrazarlo.
— No debiste de hacerlo –él negó y sonrió.
— Claro que sí, es muy necesario.
Tome la primera caja que era la más grande y dentro de ella había una hermosa bolsa que quería, emocionada la abrace y Victoria la empezó a inspeccionar. La segunda caja contenía varios títulos de libros que me habían empezado a interesar y la última caja contenía un teléfono nuevo.
— ¿Es enserio? –pregunte y él asintió.
— Nunca contestas el teléfono –dijo y me empecé a reír.
— Gracias mi amor.
Después de yo saque los regalos de Victoria y su sonrisa se hizo más grande, pues eran cosas que ella me había estado rogando durante estos meses.