Enamorándome del dolor.

Capítulo 4.

Libreria. 

Después de haber acabado el primer día de clases me dedico ir a mi departamento, queda cerca de la escuela y de mi trabajo. Saco todo de mi mochila y solo meto las cosas para hacer las tareas mientras trabajo.

Siempre de pequeña pensaba el porque la gente tenía que ir a trabajar y a estudiar, ahora que soy grande me doy cuenta de los motivos del porque lo hacen, personalmente lo hago para mantenerme, sé que al principio era muy complicado administrar el tiempo de la escuela, más el trabajo y las tareas, hasta que te vas acostumbrando.

—Hey, ya me voy a trabajar—le aviso a Nathe.

—¿Quieres que pase por ti para que no te vengas sola?—

—No, ya no soy una niña. Adiós, cuídate—y sin más, cierro la puerta.

Me encanta caminar por las calles de Sydney siempre y cuando no sean los lugares peligrosos. Llevo viviendo en este lugar toda mi vida y en verdad me encanta todo.

Trabajar en una librería es cansado y bonito, te puedes encontrar todo tipo de libros y lo más genial es que a los trabajadores les hacen descuento cuando compran uno. Te puedes encontrar con muchas situaciones por ejemplo cuando un adolescente compra un libro de adultos, algunos se ponen nerviosos como si fuera algo malo.

Llevo trabajando como un año, fue el único lugar en el que aceptaron mi horario de la escuela. El pago es lo necesario para las horas que trabajo, ya que no duro todo el día trabajando.

Al entrar me invade un olor a nuevo y a café, esta librería tiene un lugar por si quieres ir un rato y descansar leyendo. Dejo todas mis cosas en el lugar de los empleados y me dispongo a ir a trabajar.

—Cora, que bueno que llegaste, ve a la sección infantil y acomoda todos los libros, por favor—ella era la supervisora de la librería y vaya que si sabe mantener todo en control.

—De acuerdo—                         

La sección para niños es la más desordenada, ya que los niños agarran los libros y los dejan en otros estantes.

—Disculpa, ¿Me podrías decir dónde puedo encontrar este libro? Es que lo he estado buscando y no lo encuentro— era un niño menos de 10 años, se ve que es agradable y tierno.

—Claro que sí, este libro se encuentra al fondo de esta hilera—

—Cora, ocupo que vayas a la bodega para que revises lo que nos llegó y que este completo—

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—Ya termine de revisar los libros que llegaron y si, nos entregaron todo lo que pedimos—

—Gracias, Cora. Ah y ya casi no hay mucha gente, así que puedes hacer tus deberes de la escuela—

Agarro mi mochila y me voy a la caja para poder hablar con Daniel. Daniel es un chico serio pero cuando te agarra confianza ya no se calla nunca, es divertido y si, si es guapo, no hace mucho ejercicio como para que este todo marcado pero tiene una personalidad de misterio que fácilmente puede atraer a quien quiera.

—Hola—

—Hola, pecas. ¿Cómo va la escuela?—

—Es el primer día de escuela tampoco es que ya hayan hecho cosas importantes, ¿Y tú, que tal?—

—Aburrido, lo único que lo salvo es que vi a la persona que me gusta—

—Ternurita. Por fin te gusta alguien, ya tenías que ¿un año?—

—Ja ja ja—se rio de forma sarcástica—mira quien lo dice, la que no ha salido con alguien desde hace años

—Cliente—le comento solo para que atienda y deje el tema. Seguí con mis tareas que tenía pendiente.

—No te lo puedes llevar—

—¿Por qué?—

Era el mismo niño el que me pregunto dónde quedaba un libro y seguía solo como la primera vez que lo vi. Así que estaba al pendiente de la situación.

—Es que te faltan 5 dólares—

—De acuerdo, lo voy a ir a dejar a su lugar—

—Niño deja el dinero que traes y puedes llevarte el libro—no sé porque había dicho eso.

—¿De verdad?—ver su sonrisa por lo que dije era algo que me hacía sentir bien.

—Claro—le sonreí de vuelta, por lo que veo se puso feliz y se marchó.

—¿Por qué?—pregunto Daniel.

—¿Por qué, que?—me hice la que no le entendía

—A ti no te gusta convivir con niños, siempre a los que has visto o hablado haces como que te agradan pero no. Te conozco, es más puedo decir que ni soportas a los de tu edad, menos vas a soportar a un niño de que ¿7 u 8 años?

—¿Viste el libro que llevaba? Era para una escuela, tampoco es como si fuera a convivir con ese niño. Así que toma—saque los 5 dólares y se los entregue—Ya se acabó mi hora. Adiós, feo—me despedí de el en el cachete

—Adiós, horrenda—

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Al llegar a mi departamento me siento en el sofá y solo quiero dormir.

—Hey, ¿Quieres cenar o te quieres ir a dormir?—me pregunta Nathe



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En el texto hay: adolescentes, amor, suspenso

Editado: 16.11.2019

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