Enamorándome del lobo

21

   En cuanto miré que Kayler subió a su auto y arrancó, seguido por los otros chicos, Anne y yo nos dirigimos al suyo. Me senté en el asiento co-piloto, mientras ella arrancaba. Teníamos que ir despacio y a una distancia bastante larga para que no sospecharan. Ellos iban mucho mas adelante, ahora sí creo que podré averiguar muchas cosas y eso me pone de buen humor. Solo espero que lo que sea que vaya a saber no arruine mi relación con Kayler.

  —Ahora sí me vas a contar —comentó Anne. —¿Porqué los seguimos? Si se dan cuenta, Carolina, no vamos a averiguar nada y nos vamos a meter a problemas —sentenció.

  —No se darán cuenta —respondí—Y lo que tenemos que averiguar es porqué siempre se salen de clases todos en grupo y nunca dicen a dónde ni a qué, o si dicen algo siempre dicen que es un trabajo, yo no les creo nada, algo me dice que hay algo más. —suspiré—Además, creo que esos lobos tienen algo que ver en todo esto.

  Pude notar que me miró.

  —Creo que tienes razón, —dijo— Además la amenaza que recibiste ayer mencionó a Scott y que te podía pasar algo igual. Pensé que había sido asesinado por esos lobos pero ahora eso... Quizá sean... ¿sus mascotas? —quiso saber.

  También lo pensé. Pero es ridículo.

  —No lo sé. Odio esta confusión.

  Entramos al camino que me lleva a casa y a la de Kayler, al bosque. Aquí la temperatura es más helada, y es más oscuro. Los chicos iban más adelante que apenas y los mirábamos, solo espero que no nos miren.

  —Sé que la que te manda esos mensajes es Paige o alguna de sus amigas mandadas por ella, claro. Ella es la única que no te quiere cerca de Kayler. —comentó.

  Muy dentro de mí sé que es cierto.

  —Lo sé. —susurré.

  Minutos después miramos que los coches entraron por el camino que va a la casa de Kayler, al rato que ellos entraron nosotras también lo hicimos. Solo una vez he estado por aquí y no fue nada agradable. Había venido con Connor. Hablando de él, ¿dónde estará?.

  Nos quedamos casi a mitad de camino cuando vimos a lo lejos su casa. Nos bajamos. Empezamos a entrar al bosque sin hacer ruido para ver quiénes estaban en la entrada. Hubiera traído unos larga vistas.

  —Auch. —susurró Anne, al rozar su brazo con un arbusto de espinas.

  —¿Estás bien? —le pregunté, deteniéndome un poco.

  —Sí, solo es un rayón. —le restó importancia.

  Seguimos caminando sin hacer ruido hasta llegar a un arbusto enorme, había un tronco perfecto para sentarnos a espiar. Nos sentamos y empecé a apartar un poco el arbusto para poder ver.

  —Se supone que debíamos traer cosas de espías, como larga vistas y todas esas cosas. Incluso la ropa negra. —dijo, Anne, susurrando.

  —No te preocupes, Anne, para la próxima traeremos todo eso. —susurré. Me miró interrogante —Sí, vamos a seguir espiándolos.

  Miré que Kayler y su grupo se bajaban de sus coches, un tipo salió de la casa, todo vestido de negro a como siempre viste Kayler, ¿siempre caminan de luto o qué?. Kayler le dijo algo a ese tipo y él le respondió negando con la cabeza, al parecer eso lo cabreó mucho y golpeó la parte delantera del auto, haciendo un gran hueco, y ni siquiera le dolió. Oh, Dios. Le dijo algo último al tipo para después hacerle seña a sus amigos que entraran. ¿Qué habrá pasado para que Kayler se enojara así?. El hombre al ver que los demás chicos entraban a la casa miró la parte en donde Kayler había golpeado para luego entrar también.

  —Se fueron. —murmuré, mirando a Anne. —Tenemos que entrar.

  Abrió los ojos del asombro y negó con la cabeza.

  —No, es mala idea, Carolina, no. —negó.

  —Vamos, Anne, tenemos que averiguar qué pasó. —la tomé del brazo y empezamos a caminar sigilosamente a la parte trasera de la casa.

  Había una puerta trasera como en mi casa, por suerte estaba abierta. Entramos calladamente y empezamos a subir las escaleras que daban a la sala. Al llegar al final de las escaleras había una puerta, la entre abrí un poco para poder observar y escuchar.

  Ahí estaban todas y todos reunidos en la sala. Pude observar a Paige, su grupito, a Kayler y a los chicos. Ahí estaba el que creo que era su papá.

  —Siento un olor raro, —dijo Paige, sorviendo la nariz—Un olor a humana.

  Mi cuerpo se paralizó.

  —¿Y ella qué es la estúpida? —me susurró Anne al oído, en forma de burla.

  —Ah, —pareció entender Paige—De seguro es Kayler que acaba de estar con la idiota de Carolina.

  —Cierra la boca —espetó Kayler.

  Anne me codeó. Gracias, Kayler, por lo menos me defendió el muy... Tarado.

  —Bueno, a lo que venimos —dijo el papá —Kayler, ¿sabes porqué estamos aquí? —se dirigió a su hijo.

  —Ya me ha puesto al tanto Steve. —respondió él. —No se cómo ha pasado. Anoche estuve... —hizo una pausa.

  —No estuviste en tus horas de trabajo, han entrado a nuestro territorio en la madrugada y se han llevado parte de nuestra comida. —al parecer el papá está enojado con su hijo.

  Y anoche estuvo en mi casa por eso no estuvo en sus horas de trabajo, pero ¿comida? ¿territorio? ¿quiénes entraron?.

  —Sé que ahora que por fín encontraste a Carolina quieres estar con ella, pero tampoco tienes que descuidar a tu familia, a tu manada. —siguió él.

  ¿Mananda?

  —¿Se creen perros? —susurró Anne a mi oído.

  —Lo siento, Padre, anoche no pensé que fueran a venir, estaba lloviendo muy fuerte así que pensé en estar en otro lado. —comentó Kayler, cruzandose de brazos. —Además, yo no era el único que estaba a cargo de vigilar —le dió una mirada a sus amigos, quiénes estaban con la cabeza gacha. —Prometo que no volverá a pasar.

  —No podemos estar tan seguros —intervinó Paige, como siempre ella— No sabemos si en otra de estas noches también te dan ganas de revolcarte con la estúpida de Carolina y dejas el trabajo a... —no terminó la frase porque Kayler rápidamente se abalanzó a ella y la tomó del cuello. Oh, Dios. La está asfixiando. Pero la estúpida de Paige solo tiene una sonrisa en la cara.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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