Enamorándome del lobo

36

   Anoche fue difícil dormirme, mi mente siempre estaba pensativa, ayer fue un día tan pesado, tan lleno de emociones, mi cara es testigo de eso, parezco zombie. Al parecer todo volverá a ser como antes, a como cuando no era novia de Kayler pero a diferencia de esos días, él no estará detrás de mí, hoy mamá me trajo a la preparatoria, obviamente me preguntó sobre Kayler pero pues le dije la verdad, que ya no andábamos. Le dio tristeza al principio pero al final aceptó mi decisión.

  —¿Porqué no me quieres contar qué pasó? —cuestiona Anne. Estábamos en el campo de fútbol, acostadas en el césped, mirando las nubes, no había nadie a los al rededores y eso era lo mejor.

  Anne me seguía insistiendo que le contara porqué mi ruptura con ya saben quién, le pareció muy extraño que hoy no haya venido con él.

  —Anne, ya te lo dije, me enteré de algo que... No quiero recordar ahorita. Te prometo que pronto te lo contaré—respondí.

  Estábamos en la tercera hora de clases pero no quería recibir así que nos venimos para acá, a pensar un poco. Además en cuanto mire a Apolo le diré sus cuantas cosas.

  —Está bien, Apolo me citó hoy, dice que me tiene que decir algo muy importante. —eso hizo que la volteara a ver—. Además se le notaba muy serio, no sé, todo raro.

  Creo que por fin le dirá, qué bueno, así no le tendré que ocultar nada a ella. Escuchamos unos pasos acercarse a nosotras, miré en esa dirección. Era Connor, venía hacia nosotras. Ayer ni le dije nada.

  —Hola, chicas, —saludó al llegar, sentándose a la par mía—. ¿Qué hacen aquí a esta hora?

  —No queríamos estar en clase. —respondí sin mirarlo, esa nube tenía forma de conejo.

  —Carolina, ¿tienes algo para decirme? —preguntó.

  Lo miré.

  Estaba esperando a que lo perdonara. Connor ha sido un buen amigo, hasta lo concidero como un hermano mayor.

  —Está bien, Connor, te perdono —dije.

  Rió un poco y me cargó entre sus brazos para darme vueltas.

  —Sabía que me ibas a perdonar —murmuró.

  —Bájame, me vas a marear. —ordené. Fue deteniéndose un poco hasta dejar de darme vueltas, pero aún me tenía en sus brazos, mis manos pasaban por su nuca para sostenerme.

  —Caro, creo que nos tenemos que ir. —dijo Anne, levantándose.

  —¿Porqué? —cuestioné.

  La mirada de Anne estaba en la entrada al campo de fútbol, Connor y yo la seguimos, sentí como mi corazón dio un vuelco al ver a todos los del aula 5A venir hacia nosotros con el profesor de educación física, rápidamente pude divisar a Kayler con su grupo. Tenía la mirada oscura, y en ese momento me doy cuenta de que sigo en los brazos de Connor.

  Me remuevo y logro que mis pies toquen el suelo. Cogí mi mochila y le di una mirada rápida a Anne.

  —Vámonos, Anne.

  Empezamos a caminar hacia la salida, lamentablemente tuve que pasar a la par de él pero no lo volví a ver, solo sentí un choque de electricidad cuando mi hombro pasó rozando el suyo. Apresuré más el paso y hasta cuando ya estábamos en el pasillo del colegio pude respirar con tranquilidad.

  —Volvió a ser la persona seria, —comentó Anne, mientras íbamos caminando a paso lento.

  Fruncí el ceño y la miré de reojo. Mordí mi labio inferior y no dije nada. Él piensa que no miré la foto que me etiquetó. No puedo evitar pensar que sale tan sexy, él en el bosque, donde es su hogar. Me vale, nadie lo manda a mentirme, es cierto que le he mentido también pero no algo tan grave, solo han sido mentiras piadosas, de humanos, pero eso, ocultarme que es un hombre lobo, me sobrepasa.

  Llegamos a la puerta de nuestra aula y la pensamos un poco. Miré a Anne como pidiendo una respuesta de qué hacemos.

  —Para serte sincera no tengo ganas de recibir clases. —le dije.

  Asintió repetidas veces.

  —Ni yo —rió un poco—. Jamás pensé que iba a decir eso.

  Sonreí también.

  En eso, observo como Apolo y Connor se acercan a nosotras, pero no vienen solos, Kayler viene detrás de ellos, con las manos metidas en sus bolsillos delanteros. Anne me siguió la mirada y se puso a la par mía. Me concentré en Connor.

  —Anne, ¿podemos hablar? —le dijo Apolo al llegar. Connor se puso a la par mía.

  Anne me volvió a ver.

  —Nos vemos después, ¿si? —me dijo, asentí en forma de respuesta.

  —Caro, te quiero invitar a mi casa —se pone frente a mí Connor.

  Elevé las cejas en forma de asombro, jamás pensé que Connor me fuera a invitar a su casa. Kayler, Anne y Apolo nos miraban.

  —Claro, porqué no. —acepté.

  Él sonrió y miró a Apolo.

  —Después los alcanzo. —Apolo asintió, miró a Kayler, quién tenía su vista fija en mí.

  Apolo y Anne empezaron a caminar hacia la salida, seguido por Kayler. Nosotros dos también. Al llegar al parqueadero, me subí al auto de Connor, pude observar que el auto de Kayler estaba a la par de el de Connor.

  —Espero que te guste el lugar. —comentó Connor.

  Le sonreí.

  —Me imagino que sí. —respondí, mientras me ponía el cinturón de seguridad.

  Connor fue el primero en arrancar, seguido por Kayler, algo me dice que él quiso arrancar de último para ver a dónde nos dirigíamos. Llegamos a la carretera y Connor aceleró un poco.

  —Cuando estábamos en el campo de fútbol Kayler me preguntó que si me habías perdonado. —murmuró.

  Lo miré.

  —¿Qué le dijiste? —cuestioné.

  Me dio un mirada rápida.

  —Que sí, por supuesto. —dijo— Al parecer se sacó mucho de onda saber que me perdonaste tan rápido, sabiendo que los dos te mentimos con lo mismo.

  Apreté los ojos y bajé la cabeza. Connor tiene toda la razón, pero digamos que el hecho de que Connor me haya mentido no me duele tanto a que me haya mentido Kayler, es algo muy diferente, Kayler se ha convertido en una de las personas mas importantes en mi vida y que te mienta, duele más. Que te mienta cualquier persona pasa, no es que Connor sea cualquier persona sino que a él no lo amo.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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