Enamorándome del lobo

43

  La mañana pasó super rápida, habíamos desayunado todos juntos, Anne había llegado con Apolo y también habían venido el hermano de Anne, resulta que se llama Christian y un primo llamado Gregory, los dos están para morirse, bueno, eso fue lo que dijo Vanesa. Will se la pasaba con Alejandra, en este momento estábamos metidos en el lago, chapoteando agua y riéndonos, Kayler obviamente me tenía sujeta porque no sé nadar, pero eso ya lo sabían. Eran pasados de las cuatro y el día se estaba empezando a nublar pero ojala no llueva porque en la noche haríamos una fogata.

  —Te quiero, —había susurrado Kayler en mi oído, mientras me daba besos en mis hombros y en mi cuello.

  —¡Consigan un hotel! —había escuchado gritar al hermano de Anne. Sonreí y le di una beso en la boca. Esto sería como felicidad total. De pronto me vino a la cabeza Connor, debe de estar tan solito en su casa. Me hubiera gustado llamarlo pero sé que no se sentirá cómodo.

  —¿En qué tanto piensas? —preguntó Kayler mirándome.

  —En nada, —le sonreí y lo volví a besar.

  —Respira profundo —dijo. Lo miré interrogante—. Hazlo y besame.

  Eso hice, agarré bastante aire y uní mis labios con los suyos, en eso Kayler se undió conmigo y terminamos besándonos bajo el agua. Abrí los ojos un momentos y noté que él también me miraba, los dos sonreímos y luego nos volvimos a besar.

  ***

  La noche había caído, los varones estaban encendiendo la fogata mientras nosotras buscabamos mantas y esas cosas en mi habitación.

  —Esto es lindo. —susurró Anne.

  Le sonreí, mientras sacaba la última manta y cerraba el cajón.

  —Todo parece acomodarse, ¿no? —cuestionó.

  Sí supieras, Anne.

  —Eso creo, bajemos. —le dije.

  Bajamos y nos dirigimos a la cocina en donde estaban las demás chicas. Buscaban cosas de comer pero miré a Vane con una botella de vodka.

  —Vane, ¿qué haces con eso? —la señalé con mi dedo índice.

  —La encontré por ahí —respondió abrazandola aún más. —Kayler me dijo. —mintió.

  Negué riendo con la cabeza y la dejé en paz, no seré una aguafiestas. Me dirigí hacia Alejandra que estaba comiendo una barra de chocolate y con el celular.

  —¿Te estás divirtiendo? —pregunté, poniéndome a la par de ella.

  Elevó su vista y sonrió.

  —Sí, como no lo hacía en mucho tiempo —respondió.

  Asentí.

  —Will parece feliz contigo —comenté.

  Noté que se puso nerviosa.

  —Oh, yo, l-lo siento si no te gusta que esté con él, e-es tu ex novio y... —la interrumpí.

  —Ale, no pasa nada en cerio?—dije. Ella se relajó un poco—. Pero hay algo que no entiendo. Si todos los hombres y mujeres lobos tienen mates, ¿porqué estás con Will? —cuestioné.

  Ella miró el piso un segundo y luego a mí.

  —Porque creo que Will es el mío.

  Abrí la boca del asombro pero luego la cerré. ¿Quién lo diría? Esto cada vez me sorprende más.

  —Carolina, adivina qué, ¿recuerdas a mi prima Kenzie? —preguntó Vanesa.

  Asentí. Kenzie era un año mayor que yo y siempre fuimos buenas amigas, hasta que un día su papá se la llevó a estudiar a otro colegio y nunca más supimos de ella. Hasta hoy.

  —¿Qué pasa con ella? —pregunté.

  —Pues esta en la ciudad y viene para acá. ¿No tienes un amigo para ella? —cuestionó. Se quedó pensativa un momento y después como que se le encendió el bombillo, ya me lo imaginé encima de su cabeza. —Ese chico Connor que estuvo contigo en Jhonson será perfecto para ella.

  Alcé las cejas. Vanesa y su trabajo de cupido.

  —Deberías llamarlo —me dijo Alejandra al lado.

  Carla y Anne nos miraban y asintieron también. Mordí mi labio inferior y me debatí entre si llamarlo o no. Al final me decidí.

  —Está bien. —asentí a regañadientes, sacando mi teléfono y tecleando un mensaje para él.

  De: Carolina.

  ¿Vienes a casa? Hay comida, bebidas y una fogata. Ah, también prometo buena compañía. Te espero.

  Dejé el celular en la encimera de la cocina y salí junto a las demás al patio. La luna estaba en su mejor punto, tan brillante como siempre, nos acercamos a los chicos, que ya habían encendido la fogata y les entregué una manta a cada uno, nos sentamos y empezamos a platicar. Ya vendría Connor y Kenzie. Hasta su nombre combina bien.

  Sonreí para mí misma y me dispuse a disfrutar de la noche. Mientras podía.

  ***

  Me froté los ojos y me removí en la cama, fijé mi vista en el reloj y eran las 3 con 59. Un minuto para las cuatro. Bostecé y con mi mano tanteé el lugar de Kayler, sentí algo en mi estómago al encontrarlo vacío. Me senté de inmediato en la cama y encendí la luz. Mi susto fue encontrarlo sentado en la silla de enfrente, observándome.

  —¿Qué haces? —cuestioné con el ceño fruncido.

  —Te observo.

  Bien, eso era obvio.

  —Sí, pero ¿porqué lo haces...?—lo miré.

  —Porque me gusta verte dormir —respondió. Se puso de pié y se sentó en el borde de mi cama junto a mí—Carolina, tengo que irme en éstos momentos, mi papá y toda la manada me están esperando.

  Asentí, ya estaba acostumbrada a que se fuera en las madrugadas.

  —No hay problema, ¿vienes a casa después? —inquirí.

  Negó con la cabeza.

  —No estás entendiendo, me tengo que ir de la ciudad por unos días. A mi padre le han dicho que Paige se está quedando con una manada de la ciudad vecina y es la oportunidad de tomarla por sorpresa. —explicó. En ese momento mi corazón dio un vuelco. Se va. Me deja sola.

  —Pero ¿no podemos esperar a que esté aquí y la encarcelan.? —comenté sintiendo mi corazón salirse.

  Negó otra vez.

  —Es mejor hacerlo de una vez. En este momento Apolo debe de estar con Anne, también diciéndole ésto.

  Anne está en una de las habitaciones de huéspedes. Esta casa es enorme y tiene muchas habitaciones por lo que todos nos quedamos aquí, incluyendo a Connor y a kenzie.



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En el texto hay: hombres lobo, romance, amor

Editado: 27.11.2023

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