Introducción.

Siempre llega ese momento en tu vida en el que todo comienza a cambiar drásticamente. Algunas veces es para mejor, otras veces para peor, pero sea como sea, siempre llega.

Jamás imagine enamorarme de un hombre de esta manera. Nunca pensé en ello, tampoco me di la oportunidad de pensar en cuentos de hadas o príncipes azules, yo simplemente no le encontraba el sentido.

No me interesaban en lo más minino los hombres y yo no les interesaba a ellos, me lo habían demostrado demasiadas veces en la universidad, cuando siempre andaban coqueteando con todas las chicas menos conmigo. Pero la verdad tampoco me importaba.

El concepto de un príncipe azul, un hombre perfecto, me parecía completamente absurdo, hasta que lo conocí a él.

¿Por qué tienes que ser así?

Aun con el estilo de vida que llevaba, cualquier mujer podría decir “Es igual a todos los demás” pero la verdad era mucho más profunda. A pesar de su estilo de vida, él era diferente, muy diferente.

Un verdadero príncipe azul, uno de carne y hueso, no comprendía como un hombre así, podía comportarse de esa manera. Era completamente inconcebible, pero también era sumamente adorable.

Jamás habría imaginado que él sería así. Sus palabras retumbaron en mis oídos, y esas palabras solo me enamoraron más de él. Esa gentileza tan genuina, esa ternura tan adorable, y esa sensibilidad que pocos hombres tenían.

¡Ya parezco boba pensando tanto en él!

Sin embargo aún no logro comprender porque se comporta de esa manera. Un hombre como él, guarda demasiados secretos, yo solo quisiera conocerlos para poder entenderlo.

¡Yo solo quisiera que te enamoraras de mí!

Me enamore de un hombre al que no le intereso, eso es triste...

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Siempre me he dicho “No te involucres emocionalmente, eso siempre termina mal”

Por un momento lo olvide, y ahora recuerdo por qué siempre me lo decía a mí mismo. Con el amor todo es tan complicado, sobre todo cuando se trata de ella.

Diablos, es tan difícil resistirme a involucrarme emocionalmente, pero no puedo hacerlo, no debo, terminara muy mal.

¡Pero ella es tan…! ¡AAAAAA!

Quisiera dejar de pensar en ella, pero no puedo borrarme su hermoso rostro de la mente. Se quedó grabado allí cual imagen en cámara digital.

¿Cómo hago para sacarte de mi mente? ¡AAAAAA!

Parece que al final del cuento, me salió el tiro por la culata. Jamás imagine que volvería a sentir esto.

¡No! ¡No quiero sentir esto, no quiero! ¡Me niego!

Si no hago algo pronto, no podré evitar salir lastimado, no quiero que eso vuelva a suceder, no cuando me prometí a mí mismo no permitirlo nunca más.

Sin embargo quisiera poder ceder a estos sentimientos que de a poco me están arropando, y que aunque quisiera negarlo, se sienten muy bien.

¿Por qué demonios soy tan cobarde? ¿Qué le paso a mi seguridad? ¡Ja, soy tan patético!

Tengo que hacer algo pronto, no pienso quedarme de brazos cruzados. Debo tomar una decisión antes de que este sentimiento en mi pecho siga creciendo y ya no pueda controlarlo.

¡En serio soy un maldito cobarde!

Como quisiera poder decirle, como quisiera poder dar rienda suelta a mis sentimientos, pero… soy un cobarde, no quiero salir lastimado, tampoco quiero lastimarla, ella no merece eso. Merece la luna, las estrellas, el mar, merece toda la tierra.

¡Lo mereces todo!