Enamorate de mi

El asistente y la jefa.

 ***LUKE***

Llegue bastante temprano a mi nueva oficina, estaba ansioso por disfrutar un poco de la diversión que me traería estar cerca de mi nueva jefa.

¡La señorita Gabriela Gavotti, no sabes cuánto disfrutare mi tiempo contigo!

Todas las mujeres y también los hombres que se encontraban a tempranas horas en la oficina de open your eyes me observaban con un asombro poco normal. Ya era normal para mí que me miraran siempre, sobre todo las mujeres, siempre que me veían se derretían, pero mirarme de la manera en que lo hacían esta mañana.

¡Jamás!

Mi nueva oficina era… acogedora. Tenía la iluminación suficiente, un escritorio amplio, vista hacia el cubículo de la sexy chica de ventas, y una cómoda y confortable silla acolchada.

¡Esto es mejor de lo que esperaba!

Como siempre, era el centro de atención de todas las miradas en aquellas oficinas, pero hoy era diferente, parecía como si hubieran visto algo muy inusual, aunque… supongo que no es común ver a un hombre como yo en un puesto como este, pero… yo no soy alguien común.

¡Soy lo máximo!

Me senté sobre mi nueva silla, frente a mi nuevo escritorio, en mi nueva oficina, esa que se encontraba justo antes de la oficina de mi jefecita, esa ternura de niña que no tenía ni un ápice de sentido de la moda e inmediatamente note que en mi escritorio había un jarrón hermético que emanaba un olor muy peculiar, uno que amaba oler por las mañanas.

¡Café, dulce néctar de los dioses!

Verifique uno de los cajones de mi escritorio y encontré algunas tazas para tomar café. Tome una y me serví un poco para comenzar la mañana de la mejor manera.

¡Aunque… ya lo había hecho, ya tenía las miradas de todas encima, pobrecitas!

Había también sobre ese escritorio color caoba frente al cual estaba sentado, una carpeta que ponía en el encabezado “Ventas de la semana” supe que debía ordenar las ventas de la semana por fecha, así que fui al estante que se encontraba a unos metros de mí para buscar los demás expedientes de ventas.

Comencé realizando mi labor con soltura, después de todo tenía la experiencia que necesitaba… bueno… que ella necesitaba, para ser un buen asistente. Tantos años con Art life no han sido en vano después de todo.

¡Por supuesto que no!

Me limite a organizar cada expediente para dárselos a mi linda jefecita en cuanto llegara a la oficina, y mientras, degustaba ese delicioso café que inundaba mi paladar con ese sabor dulce y a su vez amargo, ese sabor que daba tanta emoción a mi vida.

¡Creo que hasta me gusta más que el sexo… no… estoy exagerando!

Después de organizar los expedientes de ventas, los coloque a un lado de mi escritorio de forma ordenada para separarlos del resto de documentos que tenía que organizar durante el día.

Mientras tomaba otro trago de mi delicioso café y ordenaba otro grupo de expedientes, entro una llamada en el teléfono que estaba junto mi computadora. Por un momento me asuste, pero sabía perfectamente que hacer, ya lo había hecho antes.

- Asistente de la señorita Gavotti ¿En qué puedo ayudarle? – respondí después de levantar la bocina, desenvolviéndome de la mejor manera posible.

- Ah… ah… - titubeo la voz al otro lado, era una mujer, y parecía sorprendida por mi masculina y seductora voz.

¡Qué tierna, en serio soy bueno!

- Ah… habla Regina Santos, soy amiga de la señorita Gavotti ¿Podría comunicármela por favor? – respondió por fin la mujer tras la bocina, con una voz nerviosa, como solía suceder cuando me escuchaban hablar por teléfono.

- Lo siento, pero la señorita Gavotti no se encuentra en este momento ¿Quiere dejar algún mensaje? – respondí con una sonrisa de satisfacción en mis labios mientras jugaba con mi bolígrafo y miraba mi café, en serio me estaba divirtiendo.

¡Y me divertiré aún más!

- Ah… bueno yo… - titubeo la mujer que por cierto, tenía una voz muy sexy, pero… tengo que verla en persona.

¡Y hablando de ver en persona! ¿Dónde estará mi jefa la ternurita?

- Bueno, si pudiera decirle que la llamé y que por favor me devuelva la llamada, le estaré sumamente agradecida, adiós – soltó con prisa, parecía que ya había llegado al borde de su colapso nervioso.




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