Enamorate de mi

¿Y a ti?

***Gabriela***

¿Qué pasó, por qué te detienes?

Estando tan cerca de mis labios que casi pude sentir el roce de los suyos, cerré mis ojos esperando con un poco de miedo y emoción aquel beso que sabía perfectamente que iba a ser delicioso. Pero lo espere, lo espere, y nada, no llegó.

Abrí mis ojos con las mejillas enrojecidas, y mirándolo con sorpresa mientras caminaba dándome la espalda.

¿Quién rayos se cree? ¿Qué pretende?

Efectivamente no entendía que pretendía, cada vez era más extraño que antes, y quería averiguar un poco más sobre su vida, sobre quien era él realmente, puesto que toda su vida era un completo misterio, excepto por la parte de su trabajo anterior en Art Life.

No sabía si tenía familia, ni donde vivía, no sabía que le gustaba, mucho menos que quería. Su comportamiento me confundía cada vez más, y aunque al principio pensaba rotundamente que me quería llevar a la cama, después de ver lo que acababa de ocurrir, ya no estaba tan segura.

***Luke***

Estaba a punto de besarla, iba a hacerlo, quería hacerlo, con todas mis ganas, deseaba engullirle los labios en un beso cargado de pasión, uno que sabía que la volvería loca y la derretiría. Pero…

¿Qué es esto?

Apareció, ahí estaba, ese golpeteo constante y rápido en mi corazón que alguna vez y solo esa vez había sentido. Me saco de mi centro, me desestabilizo sentir como mi corazón latía a mil, y no sabía la razón.

O quizás la sabía y solo no quería verlo, pero lo cierto es que allí estaba, incesante, agobiante, preocupante, no podía pensar en una manera de aliviar esa agitación que tenía mi corazón, y simplemente lo deje seguir palpitando estrepitosa y alocadamente.

Me aleje de ella mientras aún tenía los ojos cerrados. Sentí por alguna razón, que besarla sería una pésima idea, muy pésima si me estaba sintiendo de esa manera, que mi corazón latía con tanta fiereza.

Salí huyendo de su oficina, por primera vez siendo un cobarde, y buscando refugiarme detrás de mi escritorio en mi cómoda y acolchada silla.

Me escondí en la ruma de papeles que me esperaban encima del escritorio, y permanecí en silencio tratando de olvidar lo que había ocurrido, para ver si así se detenían las palpitaciones estrepitosas que se suscitaban dentro de mi pecho.

Comencé a sentir mucho calor, eso era un síntoma de que estaba nervioso. Cada vez que me sentía nervioso, comenzaba a sentir un calor demasiado horrendo, tanto que transpiraba como si estuviera en un gimnasio haciendo ejercicios con mucho esfuerzo.

El aire acondicionado no era suficiente para disipar el calor, simplemente era un calor que desprendía mi cuerpo y no el ambiente, y eso era lo peor.

***Gabriela***

Inmediatamente quise investigar más de él, y nada más verlo salir de mi oficina, ordene como pude a mi cuerpo moverse, y me dirigí a un paso apresurado para confrontarlo y conocer más acerca de él, de su extraña personalidad cargada de egocentrismo y tanta dulzura a su vez.

Lo encontré sentado frente a su escritorio, revisando una ruma de papeles, como si tratara de esconderse entre ellos, eso significaba que él también sentía nervios.

¡Sorprendente!

Ya sabía una cosa más de él, también podía ponerse nervioso, y esto era por mi presencia, y no por otra cosa.

- Señor Rodríguez – llamé y el hombre pego un brinco de miedo casi volando de su silla.

Aclaro su garganta y se limpió las gotas de sudor de la frente antes de encararme – dígame señorita Gavotti – respondió con mucha calma, como si realmente no estuviera nervioso.

¡Eres buen actor, te lo reconozco Luke!

- ¿Qué fue todo eso? – solté lo primero que se me vino a la mente, aunque no era eso lo que quería preguntarle, y sentí que había metido la pata hasta el fondo.

¡La fregué!

- ¿Qué cosa? – inquirió con una ceja alzada, como si no supiera de lo que le hablaba, como si nada hubiera ocurrido. Actuaba muy bien, hasta parecía verdad que no lo sabía.

- Usted sabe qué, no se haga el… - me acerque a él quien estaba de pie y era mucho más alto que yo, y le pinche el grueso y rocoso pectoral derecho con el dedo de forma intimidante – no se haga el tonto, hace unos momentos usted…




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