Enamorate de mi

Ella es arte.

Hola linduras.

Antes que nada, quiero pedirles una disculpa nuevamente.

Lo sé, siempre me ando disculpando con ustedes, pero es que la verdad… bueno ustedes me entienden jajaja. También soy humano y tengo responsabilidades.

Últimamente he estado mega ocupadísimo con la universidad, mi trabajo y demás ocupaciones, y no habia tenido tiempo para escribir absolutamente nada, y aunque no puedo prometer nada, hare lo posible por traerles contenido lo que resta de esta semana como compensación por el retraso enorme jajaja. Los amo, lo lamento y espero que lo disfruten machismo.

***Luke***

Toda una semana habia pasado, y las cosas estaban como si nada hubiera ocurrido entre mi jefa y yo, aunque sabía que pronto eso cambiaria. Era lo que esperaba, ese era mi plan. Yo necesitaba disfrutarme a esa belleza de jefa que tengo.

Sino, simplemente no sería yo.

Esta mañana me levante temprano igual que siempre, fui al gimnasio y después de ducharme y vestirme, me fui al trabajo. Al llegar me encontré con la mayor sorpresa con la que me pude haber encontrado desde que trabajaba para ella.

Gabriela ya estaba en la oficina, parecía que habia dormido allí, de hecho fue lo que la mujer de la limpieza dijo que habia hecho. Podía verla sentada frente a su escritorio, pero parecía estar dormida, como si hubiera pasado toda la noche despierta.

Supongo que era por la preocupación, y es que no era para menos. La jornada final de nuestro contrato con Gucci para su campaña publicitaria estaba por comenzar. Y para cualquier empresa publicitaria, esta etapa de un contrato era la más ajetreada de todas.

Ninguno en las oficinas se atrevía a entrar allí, pero yo, tenía que hacerlo, era mi obligación, después de todo era su asistente.

Al entrar a la oficina de mi linda jefecita…

¡WOW!

El lugar estaba lleno de lienzos, habia encontrado una pequeña radio en un rincón con una USB que decía Zzz Drugs. Me pareció bastante interesante aquel enunciado. Por otro lado, era aún más interesante el montón de pinturas preciosas que se hallaban en aquellos lienzos.

En todas pintaba algo diferente. Una pareja de bailarines, un hombre tocando un chelo, una bailarina de ballet en puntas y una mujer cuyo aspecto se parecía mucho al de Gabby. Quizá era ella, aunque la mujer tenía el cabello rubio.

Me quede observando todo con asombro, como el propio inepto, y ella despertó mientras yo seguía embelesado por las hermosas pinturas. De la nada un grito me hizo brincar, y es que se sintió tan alterada cuando se dio cuenta de que habia dormido en su oficina, y la habia llenado de sus pinturas, que tuvo que gritar horrorizada.

- Jefa… jefa… - la llamaba pero se encontraba en medio de una crisis de pánico – señorita Gavotti – llame de nuevo y seguía sin responder.

¡Hare algo de lo que quizás me arrepienta pero es necesario!

Tome una de sus manos, y con mucha suavidad la bese, paralizando su frenético movimiento nervioso, y dejándola helada mientras su cara se le ponía roja como un tomate.

- Calma señorita Gavotti, todo está bien – dije y ella me arrebato la mano.

- ¡NO! – Grito furiosa – nada está bien señor Rodríguez, absolutamente nada está bien.

Comenzó a buscar sus cosas como loca por toda la oficina. Estaba demasiado histérica, creo que incluso me daban ganas de reír verla así.

- Pida a alguien por favor que doble bien esos lienzos y los tire a la basura, no quiero que nadie los vea – dijo mientras caminaba hacia la puerta, y la mire un poco consternado.

- Pero… señorita Gavotti, son… preciosas.

- ¡No quiero que nadie las vea, punto! – dijo con ese carácter recio que pocas veces mostraba.

- Esta bien señorita, pero… ¿A dónde va?

- Eso a usted que le importa señor Rodríguez, solo haga su trabajo.

¡Está bien, eso fue grosero!

No estaba acostumbrado a que me trataran de esa manera, nunca lo estuve, pero Gabriela Gavotti era una mujer sumamente fuerte. Sabía que apenas y la conocía. Tenía un carácter bastante recio, aunque era también muy tímida cuando se trataba de un hombre.

Batió la puerta tras de sí con fuerza y se marchó en carrera mientras yo la miraba con grandes ojos. Hice lo que me ordeno hacer y pedí que se llevaran las pinturas, pero no que las botaran. Solo hice que las llevaran a mi departamento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.