Enamorate de mi

Retrato.

***Gabby***

- Y dígame señorita Gavotti ¿Qué se le ofrece? – abrí grandes ojos, me sentí avergonzada y acorralada ¿Cómo iba a explicarle que venía a interrogar a su madre?

- ¿Puedo subir con usted a su departamento señor Rodríguez? – Me miro con diversión lo cual no me agradaba, sentía como si me juzgara o algo, cada vez que hacia eso - ¿Entonces? – Inquirí impaciente y el asintió con una sonrisa divertida.

¡No sé qué es tan gracioso!

- ¿Entonces? ¿Me dirá a que vino? – Cuestionó con una mirada acusadora.

- ¿Acaso un jefe no puede visitar a su asistente sin motivo alguno?

- ¡No! Eso es extraño – rio divertido y salió del ascensor – Ya en serio ¿Qué quiere? – ahora parecía serio.

- Quiero hablar con usted y su madre, quiero saber de qué estaban hablando cuando estuvo en la oficina.

- Usted es una metiche - ¿Perdón? ¿Qué se cree este…?

- No creo que querer saber de qué estaban hablando, cuando esa conversación me involucraba a mí, sea ser metiche – resople hastiada. Él es… un idiota.

- Perdone señorita Gavotti, no pretendía ofenderla.

- ¡Ah no… pero lo hiciste muy bien!

- Venga, pase ¿Quiere comer con nosotros? - ¿Qué? ¿De dónde salió eso?

- Ah… yo… - titubee.

- Tomare eso como un sí, siéntase como en casa. Mi madre estará por algún lugar. La cena estará lista en un par de horas.

***Luke***

No me daba miedo dejarla sola con mi madre, sabía que aunque ella fuera imprudente, no lo era lo suficiente como para revelar algo que yo no quería contar. Algo que era tan privado que solo ella lo sabía.

- ¿No crees que sea mala idea que se quede sola con mama? – Cuestionó Vanessa a mi lado, mientras la ayudaba a cortar con el cuchillo, los aliños para la comida.

- No te preocupes hermanita, mama es imprudente, pero no lo suficiente como para hacer algo que me haga enojar con ella – Vanessa se rio.

- Si… recuerdo la última vez que te molestaste. Le dio una crisis porque dejaste de hablarle por un mes. Tienes razón, no creo que quiera verte molesto otra vez – no pude evitar reírme. Mi madre era una dramática empedernida, y yo era su niño.

Supongo que el hecho de no hablarle porque estaba molesto, era una tortura para ella. Pobrecita.

- ¿Y bien, como vas con la señorita Gavotti? – Investigó mi hermana.

- No voy.

- ¿Qué? ¿Cómo que no vas? Hace tan solo unos días querías tirártela Luke…

- No voy… punto final, no hablaremos de ello.

- Está bien hermano, como quieras. Te dejare esto a ti, seguro quieres sorprender a mama, ella ama tu comida.

- Claro, no te preocupes, pero quédate aquí, y por favor, evita que mama diga que fui yo quien cocino.

- ¿Quieres que mienta por ti? ¿Por qué? – Me miro confusa y luego con mucha complicidad al entender – Ooooh, claaaro, entiendo, no te preocupes hermanito. Tu secreto está a salvo conmigo.

- Gracias.

***Gabby***

- Hola señora…

- Dime Maryl querida, estamos en confianza – habló la mujer con tanta confianza y seguridad que me daba envidia.

- Claro… Maryl… ah…

- Deja de balbucear pequeña, pregunta lo que quieres preguntar desde que llegaste - ¿Cómo sabía que…? Aaaf.

¡Esta familia es exasperante!

- ¿A qué se referían hace rato con eso de que me parezco mucho a alguien? ¿De qué hablaban, a quien me parezco? ¿Y eso que tiene que ver con que Luke trabaje para mí?

- Okey querida, esas son muchas preguntas – rio divertida – y lamentablemente para ti, no puedo contestarlas. Son cosas de la vida privada de Luke y él detesta que yo hable de ellas, se molestaría conmigo si lo hago, y no quiero que eso suceda, no después de la última vez. Si quieres saber algo, tendrás que preguntárselo tu misma, aunque dudo mucho que sirva de algo, pues Luke… él… es muy cerrado, no te responderá, no me responde a mi ¿Qué quedara para ti?




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