Un mes después del ataque a la manada donde afortunadamente fueron muy pocos los hombres lobos que habían perdido la vida, y todos estaban haciendo su mayor esfuerzo para continuar con su vida de forma normal. Sirhan había pasado solo después del funeral de su luna, por lo general pasaba días y noches enteras en el bosque.
–Mami ¿Puedo ir a jugar? –Preguntó Nakia-
–Sí, pero no te vayas lejos.
–Siiiiii –Gritó saliendo de la casa con un globo en mano-
El día en que los atacaron, Nakia y sus padres habían ido a la ciudad para comprar lo necesario para la cena navideña por lo que la pequeña no presencio nada de lo ocurrido y aunque le explicaron que varios integrantes habían fallecido, la pequeña no se vio afectada seguía igual de alegre que siempre.
Como buena niña no hizo caso a su mamá, salió corriendo al bosque mirando como su globo se movía con el viento, cuando se cansó, se detuvo dándose cuenta de que estaba lejos de casa, miro para todos lados empezando a asustarse, el sentimiento no duró mucho al ver al Alfa recargado en un gran árbol así que corrió sonriendo pues tenía muchos días que no lo miraba.
– ¡Hola lobo feroz! –Saludó gritando llamando la atención del Alfa que no se movió- ¿Te gusta mi globo? –Preguntó alegremente ya enfrente de Sirhan quien no la miro- Es rojo, es mi color favorito. –Habló acercándose más al Lobo con intensión de sentarse a su lado- ¿Cuál es tu color favorito? –El lobo Gruñó como respuesta, haciendo que la pequeña diera un brinco atrás y soltara el globo el cual se elevó, la pequeña dibujo un puchero en el rostro- Se fue –Dijo con ganas de Llorar-
–Nada es para siempre, regresa a tu casa –Habló gruñendo Sirhan poniéndose de pie mostrándole sus ojos rojos de Alfa-
–Me estas asustando –Dijo a punto de soltar el Llanto, Sirhan se convirtió en hombre lobo y le gruño más fuerte asustándola haciéndola llorar antes de adentrarse al bosque dejándola sola-
Nakia se quedó en el mismo lugar llorando y asustada, hasta que unos minutos después la encontró Sebastián.
–Mi amor ¿qué pasas? ¿Porque lloras? –Le preguntó el lobo preocupado tomándola en brazos- ¿Estás lástima? –Preguntó caminando de regreso a casa mientras revisaba que no estuviera herida y la pequeña seguía llorando desconsolada-
– ¿Estás bien? Mi amor –Preguntó preocupada Idara que había salido en cuanto escucho el llanto de su hija-
–Está bien, seguramente se asustó porque estaba sólita en el bosque. –Respondió Sebastián pasándole la niña a su esposa-
– ¿Que paso mi amor cuéntale a mami?
–El lobo... Feroz...... Me... –Habló entre el llanto-
– ¿Te hizo daño? –Inquirió Sebastián preocupado-
–Me asusto... Me gruño –Respondió volviendo a llorar muy fuerte-
–Ya te hemos dicho que no molestes a los adultos, mi amor. –La consoló su mami mientras entraban a la casa- Además el Alfa no se encuentra bien en estos momentos, así que será mejor que ya no te acerques a él ¿Qué tal si después de comer vemos una película de princesas con palomitas y helado? –La pequeña sorbió mientras asentía-
Los días pasaron y Sirhan había vuelto a su casa solo para darse cuenta que todo le recordaba a Juliana y no podía seguir viviendo en ese lugar, así que había tomado una decisión por lo cual salió rumbo a casa de su segundo al mando, Nakia se encontraba jugando con su amiga Alejandra y otras niñas cuando se percató que el lobo feroz caminaba en dirección a la casa de su amiga por lo que de inmediato se alejó del lugar diciendo que tenía que irse y salió corriendo a su casa que estaba a dos de la del beta que iba a visitar el lobo.
Sirhan, percibió el miedo que emanaba de la pequeña, pero sabía que después se le pasaría, paso por un lado de las niñas que aún estaban jugando para entrar a casa de su segundo al mando.
– ¿Te has vuelto loco? ¿Cómo vas a dejar a la manada sin Alfa? –Preguntó sin creerlo Santiago-
–No los voy a dejar sin Alfa, solo voy a irme por un tiempo tú puedes perfectamente con todo, seguiré con los negocios y cualquier problema que haya me avisas. –Respondió serio Sirhan-
–Si no hay otra solución yo me haré cargo de todo. –Acepto su Beta- ¿Cuándo te marchas?
–Ya mismo, ya tengo todo listo.
El Alfa lo puso al tanto de todo lo que tenía que realizar en la manada, el seguiría al frente de las empresas algo por lo que Santiago no tenía que preocuparse su obligación era proteger a la manada. Esa misma noche Sirhan abandono la reserva para iniciar un viaje que esperaba le ayudará a mitigar su pérdida.
Con el paso de los días, meses y años, Nakia se olvidó del Alfa no recordaba su rostro, ni su olor sabía que él le había regalado a bola de nieve que al igual que ella había crecido y era un gato feliz. Nakia tenía en ese momento quince años y Sirhan no había vuelto en todos esos años a pisar la reserva.