Encanto de mar

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En la orilla de un viejo pueblo, varios guardias analizaban el cadáver que se encontraba entre los mangles. Horrorizados, esa era la única palabra que podía describir los fuertes temblores que recorrían a los residentes de aquel lugar.

Desde hace una semanas atrás han sido encontrados los cuerpos sin vida de más de 10 hombres; pero, lo peor no es eso. Lo más terrorífico de la situación es el estado de cómo fueron encontrados su cadáveres. Fueron encontrados rasgados, destrozados, casi irreconocibles; también, sus carnes estaban putrefactas por el tiempo y la sal del agua marina. Gracias a esa putrefacción las moscas reinaron en el lugar, depositando huevecillos entre los cuerpos. Una pista eran las mordeduras de afilados dientes que marcan cada centimetro piel, y hace acto de presencia la huella de la tortura y el canibalismo. Todo esto una indicación de que, para el creador de aquellos asesinatos, sus víctimas no eran más que presas bajo su merced.

Los guardias depositaron el cadáver putrefacto del hombre entre las filas por reconocer. Al ver los 10 cadáveres en tales condiciones sabían lo que tenían que hacer, pues no quedaba otra opción que llamar al Ojo de Mosca; él era la única salvación.

Euliseo, mejor conocido como Ojo de Mosca, es un hombre de 32 años que trabajaba en un tipo de casos "especiales". El investigador se involucraba en los casos que se sospechaba estaba involucrada una creatura no humana. Se dice que es una leyenda entre los guardias imperiales, también se murmura entre las calles que él es un leal amigo del joven rey.

Días después del hallazgo del décimo cadáver, llegó el salvador del pueblo. Muchos habitantes esperaban su llegada, para celebrar que por fin daría un pare a aquellos homicidios.

Mientras, el hombre de mediana edad estaba a la orillas del pueblo; escuchando los festejos de los pobladores. Esos sonidos eran música para su solitario y cansado corazón.

Las pisadas del caballo pararon cuando se enfrentó al tumulto de gente que lo recibía. Muchos ancianos se acercaron para darle sus bendiciones, y los jóvenes para pedir un autógrafo por su gran des azañas. Las mujeres, en cambio, le ofrecían al hombre noches en sus alcobas que, con gusto, Euliseo aceptaba.

La gente abrió el paso y el comandante de la policía local se dirigió hacia Euliseo. El comandante tenía un bigote poblado, aunque no más que sus cejas, era un hombre de edad avanzada y rasgos duros. Sus ojos eran un azul cielo, frío y opaco; sus cabellos estaban pintados de un gris por la edad al igual que sus arrugas.

—Ojo de Mosca, hace bastante tiempo que no te veía —, masculló el hombre mayor y le tendió la mano.

Euliseo aceptó su mano y abrazó al hombre.

La gente del pueblo siguió celebrando, mientras el investigador se alojaba en la posada más pequeña del pueblo. Sintió la adrenalina por su sangre al sentir una nueva aventura. En la morgue del pueblo lo esperaban varios oficiales.

Cuando llegó al recinto, allí lo esperaban el comandante y su equipo de hombres. El grupo entro a las grandes y frías instalaciones, se encaminaron a las neveras.

Uno de los forenses les atendió y les brindó su análisis sobre el estado de los cadáveres de cada víctima. Euliseo sintió el frío colarse en sus huesos de repente, entonces supo que habían llegado a los congeladores.

Uno de los forenses saco el cuerpo de la última víctima.

Euliseo arrugó sus labios y su cuello también lo hizo, una expresión de asco muy marcada surco sus ojos.

Quedó algo horrorizado, en años no había visto una cosa así.

La quijada del hombre estaba rota, los músculos de sus mejillas estaban podridos y las cuencas de sus ojos vacías. La expresión de sus rostro era macabra, se notaba el sufrimiento que tuvo el hombre en su muerte.

—¿Todos los cadáveres se encuentran en esta misma condición? —, preguntó con una ceja alzada y su mano derecha reposaba en su mentón. Sus ojos verdes analizaban cada detalle del cuerpo. Le pidió al forense unos guantes y una bata. Luego, se los puso por encima de su ropa de cuero.

Euliseo metió su mano en uno de los cortes del pecho masculino.

Lo que encontró heló la sangre de todos

 


 



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En el texto hay: misterio, traicion, amor

Editado: 31.07.2019

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