Al salir al pasillo, el pequeño gato me esperaba sentado junto a la escalerilla. Maulló cuando lo alcance, y una vez que obtuvo mi atención, él se dirigió hacia la otra escalerilla y giro hacia la derecha, no se detuvo hasta que alcanzó una puerta de madera grande y oscura. Algo en ella me resultó familiar, pero no entendía el porque. Al ver hacia abajo, a dónde él gato estaba, encontré mi pantufla faltante.
—Que raro.
La tomé y me fui de allí, aunque algo me decía que estaba olvidando un detallé importante. A medida que bajaba los escalones, me llegaba el murmullo de los gemelos hablando con alguien.
—De seguro ya discutieron de nuevo.
—Si, Rory tiene razón. Últimamente se la pasan peleando, antes eran más divertidos…
—Si, es verdad. Antes ellos se hacían bromas y jugaban con nosotros, incluso, Seb la extrañaba mientras Eva estaba en la universidad. Theo ¿Recuerdas lo celoso que se puso cuando llegó a casa con Boris?
—¡Si! Es verdad, casi lo olvido. Eva llevo a ese tal Boris a casa para presentarnos y Sebastián se puso como loco. Él solo quería proteger a su hermana mayor y… la admiraba mucho.
—Ahora se la pasa regañándola y discuten por todo. Él no es malo, solo… cambio.
Rory se oía triste y Theo, él ya no dijo más nada, pero ambos tenían razón. Habíamos cambiado mucho. Alguien se aclaró la garganta y el ruido a platos le hizo de coro.
—A si que… ¿Quién es ese tal Boris?
Alexander. Reconocí su voz y de inmediato salte de dos en dos los últimos escalones que me faltaban por bajar. Esa pregunta solo tenía una respuesta obvia, pero mi familia siempre creyó que entre él y yo, había una historia amorosa; lo cuál, no podía ser menos cierto. ¿Pero como se los hacía entrar en la cabeza? No podía. Así que cada vez que alguien preguntaba sobre nosotros y alguno de mis hermanos respondía, declaraba que Boris era mi novio secreto. Y eso era algo que no quería que Alex pensara.
—Ah, Boris, él solo es…
—¡Mi mejor amigo! — Grité interrumpiendo a Rory, y tropezando con mi pie a medio calzar cuando ingresaba a la cocina — ¡Y nada más!
Está bien; quizá lo último no era necesario ser aclarado, pero sentí la necesidad de hacerlo y mis hermanos comenzaron a reír por lo bajo mientras se embutían unas cucharadas muy colmadas de cereal con leche.
—Hola Eva ¿Dormiste bien?
—Hola, Alex. La verdad es que no estoy segura…
—¿Cómo es eso? ¿Por qué?
—Bueno…. Tengo la sensación de que anoche deambule por la casa, pero seguramente lo hice dormida ya que no recuerdo nada.
—Quizá por eso no despertabas esta mañana…. Mmmm, eras como un tronco… durmiendo.
—Theo ya te he dicho más de una vez que no hables con la boca llena y ¿De donde a salido eso?
Pregunté observando como Bella metía sus pequeños dedos dentro del tazón para sacar la cuchara demasiado pequeña para el recipiente, como consecuencia se le hundió entre la leche y la granola.
—Es mi culpa — dijo de repente Alexander mientras acudía en ayuda de la pequeña Isabella, rescatando su cuchara. Fue al lavabo y la enjuago antes de devolvérsela a la pequeña — Entré y los vi buscando algo para comer, pero yo había traído un poco de leche y cereal. Supuse que no tendrían mucho de dónde escoger. ¿Hice mal?
—Por supuesto que no; solo me sorprendió. ¿Y Seb?
La pregunta salió antes de darme cuenta y todos se miraron seriamente, escogiendo quién sería el valiente que me diría que él, no estaba en casa y en cambio, se había ido a deambular por ahí. Finalmente Alex fue quien habló.
—Él bajó antes que tú, se veía un tanto….
Estaba tratando de buscar la palabra correcta para describirlo, pero sin sonar tan entrometido. Que ternurita.
—Si, lo sé. Estaba enfadado, y mucho menos temo.
—Han discutido otra vez, verdad.
Las palabras de Rory fueron más una declaración, que una pregunta y lamentablemente estaba en lo cierto. No hizo falta decirlo; era evidente.
—¿Porqué fue esta vez?
Theo era más curioso y es que le fascinaba saber cada detalle de los líos. Era como esa vecina chismosa del barrio, solo que él era mi hermanito.
—Por lo mismo de siempre, solo que está vez, él tiene la razón.
—Conociéndolo, lo dudo.
Rory era demasiado madura para una niña de su edad y eso la hacía única y realmente especial.
—¿Quieres desayunar algo? — Alex hizo un rápido cambio de tema y le agradecí con la mirada por ese gesto. — Por lo que sé, hoy tienen un día bastante movido y, mis hombres ya han comenzado a trabajar ahí fuera.
—¿Ya?
—Si, les dije que había prisa. Queremos tener esto en condiciones para noche buena. En cuanto salgamos, ellos comenzarán con el trabajo interno aunque, los pequeños ya me han dicho que ayer han limpiado varias habitaciones.
—Solo queríamos ayudar.
Alex sonrió mientras me servía una taza de café con un poco de crema. Al parecer, lo de la limpieza no era lo único que mis hermanitos le habían comentado.
Mientras bebía mi café, no pude evitar echar un vistazo hacia la puerta de entrada esperando a que Seb entrara de un momento a otro. Por lo menos a desayunar. Además, no conocía el lugar ¿Ah dónde podría ir siquiera? En Chicago, cuando se enfadaba conmigo, solía irse a lo de su amigo Spencer y se quedaba por horas allí en su casa. La madre de Spencer me llamaba para mantenerme al tanto de su ubicación. Cómo madre soltera ella entendía las dificultades de criar sola a un adolescente, así que cada vez que podía, me daba una mano y yo a ella.
—Si quieres puedo ir a buscarlo, para ver cómo está. — Al parecer Alex notó mi preocupación por la ausencia de mi hermano — Aunque dudo que haya ido muy lejos; cómo mucho, fue al pueblo y es tan pequeño que ni Bella se perdería allí.
—No, está bien. Cuando se enfada es mejor dejarlo que vaya a su ritmo y que se le pase. Luego volverá, hará como si nada hubiera ocurrido, pero seguirá molesto y no me hablara hasta el día siguiente. Pero, al menos estará en casa.
#1585 en Novela romántica
#325 en Fantasía
familia aventura secretos, amor romance dudas odio misterio, fantasia aventura accion romance rechazo
Editado: 22.01.2025