Encantus. Alas de fuego (libro 3)

Capítulo 3: Paso del tiempo

Capítulo 3:
Paso del tiempo

 

Han transcurrido seis meses desde que volví. Las cosas no han estado nada fáciles.

Mis hermanos ya han comprendido que nuestra madre es un ser oscuro y malvado, y que solo nos ha utilizado para su propio beneficio, por su fervor de obtener poder. Es un tema delicado que no se ha tocado mucho, ninguno ha querido hablar al respecto y yo menos.

Por suerte ella aún no aparece, aunque tarde o temprano me tendré que enfrentar a ella, y su “hermandad”. No quiero ni imaginar cómo va a terminar todo.

El silencio sepulcral es insoportable, en total abandono. Nadie se ha acercado a preguntar… No sé, ¿dónde estuve todo este tiempo? ¿Por qué tu madre incendio su propia casa con su madre dentro?

No me gustan cuando las personas se inmiscuyen en la vida de los demás, pero justo ahora desearía tener a todo el pueblo revoloteando a mí alrededor queriendo saber cada detalle de los últimos meses.

Es un deseo estúpido, pero por lo menos así, no sentiría que nos ven como monstruos, como esas criaturas que se ocultan en el bosque y que raptan a sus hijos. No todas las hadas hacen eso, siempre ha sido la hermandad la responsable de aterrorizar a la humanidad.

Sé que todos se mantienen ocultos en sus casas porque creen que puedo hacerles daño. Y no es para menos, no después del espectáculo que les dio mi madre a plena luz del día, lo que era mi hogar se consumía en fuego, con una mujer dentro y otra mirando desde el exterior como las llamas danzaban, como adorando a un dios. No solo eso, ese día mi madre no estaba sola. Tony, le servía de ayudante en todo su esplendor de criatura del bosque. Con sus alas extendidas, y una belleza innata, que solo aterrorizo a la población. Este es el resultado, ahora se ocultan de mí.

Llevo más de veinte minutos observando lo que queda de mi casa, apenas y puede mantenerse en pie.

El fuego lo cubrió todo, y la destruyo… destruyo mi hogar. Más bien lo que creí que era un hogar, todo termino siendo una mentira, un teatro, pero ya no duele como antes.

Dicen que el fuego es un elemento que destruye y da vida, y para mí es verdad. Destruyo la farsa que era mi vida, y ahora inicia una nueva etapa, una donde solo estamos mis hermanos, la abuela y yo. Aunque la sombra del pasado me persigue.

Había pensado en reparar la casa, pero ya no será así, este lugar ya no da para más, además, aquí está encerrado un pasado que prefiero no recordar, y no solo eso, Tony y su abuela están bastante cerca, aunque no se ha sabido nada de ellos desde ese día en que fui por mi abuela.

El señor George, inspecciono la casa después del incidente, pero estaba completamente vacía. Algo que, en vez de tranquilizarme, me atormenta.

Sé que algo está por venir. Algo están tramando. Las defensas de Encantus fueron alzadas, puedo sentirlas, una fuerza pura y descomunal que corre por la tierra, pero desde algún tiempo algo en el bosque ha cambiado; siento que la naturaleza está en guerra, dos fuerzas invisibles luchando por mantenerse en la cima.

Volví para ver si la entrada al reino de las hadas seguía en el mismo lugar, pero no está, todo acceso a ese extraño mundo se ha cerrado. No estoy completamente segura, pero lo que siento en el palpitar de la tierra, y los árboles, algo fuerte y oscuro lucha contra las defensas, y va ganando terreno.

El sonido de la bocina del auto me saca de mis pensamientos. Ya se me hace tarde para ir al instituto. Nos Quedan unas pocas semanas para por fin graduarnos.

Camino hacia el coche, y antes de cerrar la puerta le doy una última mirada a mi pasado. Me reclino en el asiento del copiloto mientras salimos del pueblo, dejando una nube de polvo detrás. Pasamos frente al colegio al que asistían mis hermanos, algunos niños esperan fuera, mientras llegan los maestros.

No es fácil para los educadores trasladarse hasta acá, lo más céntrico y cerca es el Pilar, es allí donde vive Shema y su padre, y por consiguiente mi familia también.

Mis hermanos fueron cambiados de colegio, a uno más cerca en el Pilar. El padre de Shema los lleva cada mañana y mi abuela permanece en casa.

Desde que me reintegre al instituto las cosas han sido muy diferentes, al principio estaba en boca de todos, los chismes iban y venían en cuanto a mi extraño regreso, además de que Tony no volvió a clases. Luego, ese tiempo en que estuve ausente desapareció, no creo que todos lo hayan olvidado, las personas saben que las hadas existen y que están más cerca de lo que imaginan.

Mi vida estudiantil ha seguido su curso, a expensas de mi ausencia. La abuela explicó que ese tiempo discordante no hace mucho ruido en la sociedad porque soy un hada.

—¿Qué te preocupa? —pregunta mi amigo, sin apartar la vista de la carretera.

Somos de último curso, dentro de muy poco nuestras vidas tomarán otros rumbos, aunque, no hemos pensado mucho en el futuro, ni la universidad. Lo que sí hemos hecho es casi, abandonar el uniforme escolar.

La directora nos ha dado castigos por el mal uso del uniforme, pero ya se ha rendido. Shema y yo, también algunos otros estudiantes, hemos reemplazado el clásico pantalón azul marino por un jean.

—Siento que algo grande y muy malo va a ocurrir —cada mañana me despierto con la sensación de haber olvidado algo, como un sueño importante que no alcanzo a recordar. —Hay dos fuerzas en el bosque que luchan, y una va ganando más terreno que la otra. Tengo miedo de que esa fuerza oscura domine las defensas del bosque. Nada bueno puede resultar de eso.




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