Encantus. Alas de fuego (libro 3)

Capítulo 4: Extrañas criaturas

Capítulo 4:
Extrañas criaturas

 

—Buenos días, profesora. ¿Podemos pasar? —dice Shema con la puerta de nuestra aula abierta.

Tuvimos que correr por el pasillo junto a otros estudiantes que también llegaron retrasados, para no tener que encontrarnos con la directora. Nuestra primera clase es de inglés, y la profesora es bastante… Difícil, por decirlo de alguna manera.

—Ya está dentro Sr. Contreras —responde la profesora con voz firme.

El salón estalla en risas, que desaparecen en el instante en que la señora Carmen da un fuerte golpe en su escritorio. Solo faltan tres semanas, pero aun así los profesores siguen con las asignaturas como si apenas estuviéramos comenzando el año escolar.

—Termine de entrar Sta. Uzcategui, ya han alterado suficiente mi clase.

Alguien se levantó con el pie izquierdo, hoy.

Camino detrás de Shema hasta el final del aula, me deslizo en mi pupitre, dejo caer mi bolso en el suelo después de sacar mi libreta y un lápiz. Parte de la clase ya está escrita en el pizarrón, así que agilizo la mano, mas no alcanzo a copiar todo. La profesora Carmen, borrar la pizarra y comienza a copiar unas preguntas.

Dejo escapar el aire, no es fácil volver a la cotidianidad cuando sabes que hay un mundo oculto allá afuera, y tu vida esta de cabeza. Copio todo lo que puedo del pizarrón, la profesora sale del salón revisando su teléfono. Shema está detrás de mí, se inclina sobre el pupitre y susurra a mi oído.

—¿Qué dice antes de Spanish? —señala al final del pizarrón.

Me quedo mirando la oración “the boys are speaking spanish”, mordiendo la goma del lápiz.

—Spe-pe-aking —mi pronunciación es patética así que termino deletreándole la palabra, se me da mejor—. S.p-e-a-k-i-n-g.

Giro la vista y me encuentro con la exuberante Eleonor, sus ojos marrones muy claro de arpía recorren mi rostro. Su cabello es oscuro y de piel canela. Es una de las tantas, en la lista de espera, por salir con Shema. Antes andaba detrás de Tony, pero en vista que a desaparecido de la faz de la tierra, ahora quiere con Shema.

Ella y yo, nunca nos hemos llevado bien. Digamos que lo normal, lo necesario para convivir en un aula de clases. No me gusta la forma en que me mira.

—¿Algún problema? —pregunto mirándola a los ojos.

—Tú eres uno de ellos —responde con aborrecimiento.

Su comentario me deja fría, nadie se ha atrevido a señalarme de esa manera. Quizás por miedo, sí, es miedo lo que sienten por las hadas, y aunque el tiempo que estuve ausente parece que no hubiera existido, la duda está ahí en la mente de todos.

—¿De qué estás hablando? —intervine Shema, sin darle importancia a su comentario.

Pero estoy segura de que se refiere a lo que soy.

—Ella es una de esas cosas que secuestran niños —se levanta y alza la voz. El salón entero se gira a verme—. Ella es uno d…

—Eso no tiene sentido, Eleonor —dice Shema sin siquiera prestarle atención, su lápiz se mueve sobre la hoja mientras sus ojos van del papel a la pizarra.

A mí me está dando un tic nervioso en el ojo izquierdo, ¿qué gana con alebrestar al salón en mi contra Eleonor?, solo lo pienso. Si lo digo en voz alta, voy a complicar todo. Sostengo el lápiz con mucha fuerza, si no para, la golpearé.

—¿Qué ocurre? —la voz de la profesora hace que las miradas se alejen de mí. Todas, menos la de Eleonor.

El resto de la clase de inglés fue inquietante bajo la intensa mirada de esa chica. Shema masajeo mis hombros por un momento, percibiendo la tensión, eso me relajo un poco. Por suerte, la clase término. Nunca he sido buena con el idioma a diferencia de mi amigo que lo maneja de maravilla. Tenemos cinco minutos de receso para ir a nuestra próxima clase, biología, otra materia en la que no soy muy buena.

Los laboratorios están en el segundo piso.

Me hago camino entre los estudiantes que suben y bajan, sin querer golpeo a una chica alta y esbelta, cabello rubio y corto hasta los hombros, le ofrezco una disculpa, pero ella voltea sus lindos ojos verdosos al darse cuenta de quien la ha golpeado.

—No comprendo por qué me odia si no le he hecho nada— digo, mientras avanzo entre tropezones y algunos golpes. Shema se mantiene detrás de mí.

—Creo que es mi culpa —me detengo bruscamente, y un chico me grita que me mueva, pero no lo hago, en cambio giro para enfrentar a mi amigo, necesito una explicación de esto— el tiempo que estuviste fuera, ella intentó acercarse, pero no me gusta. Creo que piensa que tú y yo tenemos algo más allá de ser amigos.

—Eso es estúpido.

—Lo sé. Pero, ¿quién le dice lo contrario? —Shema se encoge de hombros.

Doy vuelta y termino de llegar al pasillo. Esa chica es una de las tantas que está enamorada de mi amigo, y por permanecer tanto tiempo a su lado la mayoría me ve como una rival, ¿qué culpa tengo yo de que a él ninguna le guste?

Entramos antes que el profesor, los mesones principales están ocupados, así que nos situamos en una de los mesones al final del salón. La voz gruesa del profesor nos toma desprevenidos a todos, un silencio sepulcral cubre el aula.




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