Encantus. Alas de fuego (libro 3)

Capítulo 22: Secuestro

Capítulo 22:

Secuestro

 

Una más de mis escapadas nocturnas, si tan solo supiera dónde demonios me encuentro. Todo está muy oscuro…

—Mafer —un susurro llega a mis oídos, de una voz suave. Una voz que reconocería en cualquier circunstancia.

—Suri, ¿dónde estás? —susurro a la oscuridad. Mientras mis brazos me cubren en busca de calor, hace un segundo no estaba haciendo tanto frío. Es como si estuviera en la corte de invierno, el frío se extiende por mi piel haciéndome tiritar. Me concentro en el fuego que vive en mi interior y dejo que su calidez me abrace, disminuyendo el frío.

Una luz pálida se alza ante mis ojos, débil, pero suficiente para ver el lugar donde me encuentro. El espacio no es muy grande, es circular, paredes altas y de piedra, ninguna entrada a la vista, y nieve cubriendo el suelo y las paredes. Alzo la vista, el cielo oscuro se filtra por la rejilla, mientras pequeños copos de nieve caen…

—Pensé que no funcionaría —dice el pequeño elfo interrumpiendo mis pensamientos.

Busco con la mirada. Ella está en el centro, rodeada de varios rostros conocidos.

No puedo creer lo que mis ojos observan, mis hermanos… ellos están tan diferentes. Muy diferentes, uno del otro.

Kevin: su cabello es mucho más claro, su rostro está más perfilado, como si hubiera sido esculpido, y sus ojos son completamente azules hielo. En cambio, Cris aún mantiene el cabello natural de la abuela y nuestra madre, sus ojos se han aclarado un poco, pero manteniendo el tono ámbar, y su rostro y brazos se ven más fornidos; dos herederos de un mismo reino, pero solo uno será rey, Kevin es la viva imagen de un hada de invierno, en cambio Cris se ha inclinado por las hadas guerreras.

Cris se levantan corre hacia mí, su cuerpo se impacta con el mío y tambaleo por mantenerme en pie mientras mis brazos lo rodean. Lo abrazo tan fuerte como puedo, sin querer soltarlo jamás.

—Tienes que decirle que pare ya con todo este frío —susurra Cris contra mi oído.

Kevin tiene el ceño fruncido y los brazos en jarra. Él que no se sentía a gusto siendo un hada, no va a recibir muy bien la noticia de ser un príncipe, el heredero a la corte de invierno.

Libero a Cris y le doy un beso en la frente.

—Bien, esto sí que no me lo esperaba —los miro a ambos y luego los diminutos copos de nieve a mi alrededor.

—Aún no lo controlo y lo odio—dice Kevin con una mirada fiereza.

—Yo estoy feliz de no ser quien congele todo —dice Cris despreocupado.

—Me alegra que no exista problemas de conformidad —expreso.

Kevin da un chasquido con la lengua con disgusto.

Suri ya está en pie y le abro los brazos para que se acerque, jamás imagine que podría extrañar tanto al elfo. Hemos vivido tantas cosas en tan poco tiempo, adoro a la pequeña. Nos entrelazamos en un apretón fraternal, y luego nos separamos.

—Te he extrañado mucho —dice.

Sus ojos verdes brillan, su cabello rubio cayendo a su espalda. Nunca la había visto con el cabello suelto, siempre lo llevaba en una coleta. Ahora es un manto sedoso y ondulado sobre su espalda. Tan preciosa.

—También te he extrañado. Estás hermosa —separo algunos gajos de su cabellera. Son igual de suaves como imagine.

—Tú también —dice sonriente.

Me acomodo en el suelo entre Kevin y Cris. Me estremezco al sentir la fluidez del poder de mi hermano, es muy fuerte no hay duda del lugar al que pertenece, y las responsabilidades que pueda adquirir dentro de poco. No le va a gustar para nada.

Suri se acomoda al lado de Cris. Cerramos un círculo con Gerald, Eulis y Dar frente a mí… un momento ¿Dar?

—¿Qué haces aquí? —pregunto en forma de reproche.

—No soy tan bueno escapando como tú —dice bajo un encogimiento de hombros.

—Lo trajeron minutos después que desaparecieras —comenta Eulis.

—Eres un idiota por dejarte atrapar —me cruzo de brazos— ahora solo faltamos Susej y yo.

—Así es —confirma Suri—. Ahora, ¿cuál es el plan?

Todas sus miradas recaen en mí.

—¡¿Por qué yo?! —exclamo.

—¿Por qué será? —interviene Gerald con sarcasmo. Lo miro despectivamente, él ni se inmuta.

—Tú y yo tenemos una discusión pendiente —le señalo con el dedo en alto.

—¡Ups! —Suri se cubre a boca dramáticamente—. Se ha enterado.

El príncipe oscuro la mira con desaire.

—¿Una discusión? —no parece desconcertado.

—Sí, una discusión, pero será para después —nuestras miradas se cruzan por largos segundos. Tienes tanto que explicar, príncipe. —Lyon me ha puesto al tanto.

—¿Qué vamos a hacer al respecto? —pregunta Dar.

—Aún no lo sé. Estoy en la corte oscura y la reina ha convocado a las demás cortes —el rostro de Gerald es indescifrable.




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