Capítulo 14:
Enfermedad
Mafer
La primera vez que llegue a Encantus quede maravillada con la belleza del bosque, ahora me encuentro horrorizada con el desierto de hojas, ramas y troncos putrefactos que cubren una extensa área. Donde se supone que se encuentra la puerta por la que cruce la primera vez, solo quedan rocas desprovistas de toda la cobertura vegetal que antes la embellecía, es de allí donde proviene la muerte que se traga a las plantas de manera apresurada.
Algo tiene que estar ocurriendo del otro lado, en tres años nunca se había visto algo así desde que la hermandad fue expulsada. Aunque, lo más cercano fue el ataque a la corte oscura y no se compara. Esto es aterrador, lo peor no es mirar el daño, sino que no se ha encontrado forma de detenerlo, y al ritmo que se va extendiendo quizás en unos días alcanzase la corte de verano. Los primeros que se están viendo afectados es primavera, esta puerta es parte de la frontera que está cerca de su corte.
El rey Alfred ha dispersado a sus elfos, al igual que Lyon a los suyos, por todo el lugar en busca del origen, lo que nos ha llevado a la entrada que se encuentra cerrada, también ha traído consigo a algunos sanadores que permanecen en su corte y ninguno ha podido detectar lo que ocurre. Que la tierra está enferma podría tratarse de un desequilibrio entre las cortes, somos como una cadena de magia que sostiene todo, y aunque tengo mis roces con la reina de la corte oscura, y ahora la corte de invierno hemos logrado mantener a Encantus unida para que la hermandad no pueda golpearnos de nuevo.
Así que, lo que ocurre no ha sido por desequilibrio nuestro.
—Ya he visto esto antes —Yira está de cuclillas, su mano se detiene a escasos centímetros del suelo ennegrecido por la podredumbre de la hierba. Ella aprieta los labios, es difícil saber que está pasando por su cabeza, lo que expresa su rostro es furia, algo le molesta y no estoy segura de que es. Lo que sucede nos afecta a todos, me atrevo a decir que, por igual, la naturaleza es nuestro centro, conectados como una red. Ella intenta disimular si frustración, igual la percibo.
—¿Dónde? —sigo con la mirada a Alfred que se reúne con los sanadores, las cosas no pintan nada bien.
—La corte oscura —se levanta, estamos distantes bajo la sombra de un frondoso árbol al que todavía la muerte no le ha alcanzado, más se encuentra a solo un paso como línea divisora entre la vida y la muerte. Por lo general todas las criaturas de Encantus evitan a Yira, y no por su pasado, es por las marcas en su rostro. La fealdad que representa ante una belleza enigmática del resto. Como desearía poder enmendar mi error, al final las dos fuimos víctimas de la hermandad. Borrar las marcas de su rostro parece que es imposible.
—Pues ahora que lo pienso, sí, se parece mucho al tétrico paisaje de mi tan querida suegra —nuestra relación va en picada, ella no acepta que Gerald me haya elegido y eso que tengo un anillo de compromiso muy bonito.
—Por si no te has enterado, la reina sigue con sus preparativos para unir a su hijo con Romina, porque tú no eres nadie con todo y corona —replica Yira intentando ser divertida, la realidad es que su rostro sigue atrapado en una mueca de rudeza y molestia que no puede disimular.
Puedo imaginármelo, la verdad que ni siquiera me sorprende. La reina de la corte oscura me odio desde el primer instante en que me conoció, y sí, tenía sus buenas razones para no convertirme en su persona favorita en el mundo, pero ni el tiempo, ni la circunstancia la han hecho apreciarme un poco, todo lo contrario. También, es un poco mi culpa, no he colaborado mucho que digamos para que nuestra relación, pues, avance. Cada vez que estamos una frente a la otra terminamos muy mal, nunca no ponemos de acuerdo en nada, la situación de Susej inclino la balanza exageradamente hacia el fondo de un precipicio y ahora que su princesa está del otro lado al igual que el príncipe, lo mejor es evitar verla por un tiempo. Algo que pensaba hacer hasta que recibí su cordial invitación.
—Eso no me preocupa, puede hacer lo que quiera. Ahora, toda esa enfermedad en la tierra si es de gravedad.
—Lo es, la corte oscura recibió el mal de la magia de la hermandad hace muchos años, y por esa razón quedo de esa manera. Todo el poder maligno de la magia roja quedo encerrado en esa corte para que no alcanzará a las demás, y ahora se ha expandido —explica con los brazos cruzados.
—No me digas que tendré que ir a ver a mi suegra, porque esta vez sí me va a matar —con todo y que me ha invitado, estoy segura de que encontrara el momento.
—En pro de salvar tu vida, te sugiero que convoques a todas las cortes a territorio neutral para exponer lo que sucede aquí y la posible relación que tenga con la hermandad, aun cuando están del lado humano —propone Yira—. Se debe encontrar una solución cuanto antes, y si se trata de lo mismo que en la corte oscura, la reina fue la única que pudo detenerlo en el pasado.
—Odio cuando tienes razón —replico preocupada—. Pero tengo una invitación a la corte oscura, como no quiero morir sola, te voy a llevar conmigo.
Si las cosas están así de este lado, no quiero imaginar cómo estará el pueblo donde crecí. Por nuestra parte, conocemos el origen del daño que está sufriendo la naturaleza y que a la larga le afecta a toda criatura. En cambio, la humanidad no conseguirá una explicación lógica ni mucho menos científica para detectar lo que ocurre, mucho menos para encontrar una forma de detener, lo que sea que consume hasta la putrefacción nuestros árboles.
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Editado: 28.09.2024