Capítulo 15:
Alianzas
Mafer
Cada vez que doy un vistazo al pasado traigo al presente momentos importantes junto a mi madre. No puedo entender sus razones, ni mucho menos justificar sus actos. Ya no queda nada por reclamar, no quedan cuentas por saldar, solo mirar atrás y recordar los mejores momentos.
Ya no me quedan lágrimas para derramar, y la opresión en mi pecho no se ha ido, quizás nunca desaparezca, pero es más llevadera. Ahora, ¿cómo se lo voy a decir a Cristian? No tengo el valor de mirarlo a la cara y decir que mamá ha muerto. No después de haber presenciado parte de su sepulcro, solo fueron unos pocos minutos en que Zulay consiguió observar a sus dos hijos, ahora que Gerald y Susej están con los humanos, la puerta de la corte oscura solo funciona como una ventana.
La reina oscura ha estado al tanto de todo lo que sucede en el exterior, desde que las puertas fueron cerradas. Si no fuera por la muerte de mi madre, ella nunca me hubiera invitado a mirar, me es un poco desconcertante su actitud porque no soy su hada favorita, es muy considerada.
Me reconforto ver a mi abuela y a Kevin, aunque la tristeza de ambos fue palpable a pesar de la distancia, desearía estar allá, pero ni mis habilidades son capaces de trasladarme fuera de Encantus. Ver a Gerald me saco una sonrisa entre las lágrimas, ha pasado tanto tiempo que no veía su rostro. Mi pecho se infló como un globo por un instante hasta que mis ojos reposaron sobre el féretro de mi madre y la poca felicidad se me escapo en un suspiro.
—No creo poder decírselo sin quebrarme de nuevo —murmuro desganada.
—No tienes que hacerlo —cada vez que miro su rostro, la culpa me carcome los pensamientos. De verdad quiero devolverle un poco de la belleza que le arrebate con mis manos, Yira no se merece esas marcas de quemadura. Eso lo entendí con el tiempo, en ese momento yo solo quería protegerme, defenderme de ella como la amenaza que represento papa mi vida por mucho tiempo. Ni idea de lo que realmente le ocurría a una niña con un intruso en su cuerpo que no le permitía pensar y decidir por sí misma. Nuestras madres al final nos hicieron mucho daño, pero nos hemos levantado ante la adversidad. Cada una por su cuenta hasta que juntas hemos convertido un odio impuesto por el pasado en una oportunidad para cuidar una de la otra.
—Es mi responsabilidad. Soy la hermana mayor, debo decirle.
—No tienes que hacerlo —insiste Yira—. Yo puedo hablar con él, o con tu padre.
Me olvidé de él. No sé cómo se lo tome papá, su relación con mi madre no fue tan larga, y tuvo muchos tropiezos, pero aun así él la quería. Hasta hace no mucho hablamos sobre ella, y yo nunca estuve lista para perdonarla.
—¿No han vuelto de la corte de invierno? —demasiados problemas arriban mis costas.
No quiero preocuparme demasiado por los designios de invierno ante la falta de mi hermano Kevin, y sigo sin entender en que momento Bianca se volvió en mi contra, esa corte ha estado estable durante estos tres años. Su visita dejo claro su nueva posición, lo que omitió es que es darían problemas con la salida de Cristian de la corte de invierno. Aunque, tengo mis dudas al respecto, quizás fue mi hermano quien causó inconveniente. Sí, Cristian no es exactamente un rey, y no es que le importe mucho la política de las cortes, tampoco se sentía a gusto siendo el sustituto del rey, mas, no ha abandonado su puesto al tomar el lugar de su gemelo. El movimiento que dio Bianca es abrupto, se puede ver como una traición y eso no es algo que él vaya a dejar pasar.
—Lyon salió hace algunas horas para allá —Yira se pasea por la habitación con las manos detrás de la espalda, regia y pensativa, sus pasos son largos y precisos. Ella tiene esa aura de grandeza que yo debería poseer como reina, así como Zulay. Yo, por el contrario, sigo siendo Mafer, la chica que se crio entre humanos, y por lo menos en verano ya se acostumbraron a mis costumbres tan mundanas—. La reina oscura dispuso de algunos de sus hombres por si las cosas se complican, a ella no le convence los nuevos cambios para invierno. No ha dicho mucho al respecto, lo que, si insinuó, es que se vienen tiempos difíciles para Encantus y no precisamente por la hermandad.
Me tiendo sobre la cama. Zulay ha sido amable conmigo, dispuso de una habitación para que descansara unas horas antes de reunirnos. Mi madre ha muerto, pero no puedo detenerme en el duelo, no hay tiempo para llorar. Algo amenaza nuestra existencia y estamos en una carrera contra el reloj.
—Supongo que de momento nadie opinara en contra de invierno. Es momento de priorizar los problemas.
—Así es, ahora levántate que tenemos que reunirnos con tu suegra. Buscar a Idris se ha convertido en el objetivo de todas las cortes de Encantus —ella abre la puerta y espera por mí.
Me levanto, y la sigo por los pasillos del castillo hasta llegar a las grandes puertas que hace unos años presidieron mi juicio, lugar al que he venido ya en varias oportunidades.
—Recuerdas que aquí me condenaron por tu culpa —digo cruzada de brazos. ¿Quién más estará dentro?
—Yo dije la verdad —replica Yira fingiendo estar ofendida.
—Parte de la verdad.
Ambas soltamos la risa, de los recuerdos ya solo nos queda reír. No hay forma de cambiarlos, y sufrir por ellos no es una opción.
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Editado: 28.09.2024